REPERTORIO AMERICANO 267 Ami América india Sono tu hora, América. La voz de un gran designio Eras india, salvaje, secular, ignorada, rueda sobre tus Andes cargada de promesas.
cuando apuntó el asombro de las tres carabelas Es el momento pleno de las realizaciones.
que hombres blancos regian, de extraña catadura. La loba buyó lejándote desata la la lengua)
espada al cinto y ávida mirada aventurera.
Alza la frente joven, extiende el recio músculo La Conquista. Tras ellos vinieron los Pizarros tatuado por la sangre de tus razas diversas sanguinàrios, los negros caines de la guerra y a faz de las naciones caducas que se hunden que arrasaron tus templos constelados de oro levanta la voz ágil de tu epopeya nueva.
y violaron la flor de tus bravas doncellas)
Gemiste largamente con las manos atadas, América, mi América! Cuida que mano extraña el corazón sangrante, las rodillas en tierra no extravíe tu paso por intrincadas sendas: delante de una cruz que nada te decia, te lo gritan los viejos poetas de la raza añorando el recuerdo de tus deidades buenas.
desde el fondo de siglos de sus huacas de piedra.
Tu destino está todo bajo tu sol; fregónanlo.
Pero, una mano oculta velaba por tu suerte las voces misteriosas de tus viejas florestas, desde el fondo sin fondo de la tiniebla espesa, tus volcanes de sordas entrañas y tus pampus en extraño crisol mezclaba con la tuya que barren vicntos roncos de encendida melena.
sangre de toda raza que el vasto globo puebla. corrieron los siglos. Sobre llanos estériles. Rompe la baratija del merceder avaro y al pie de las montañas, feraces y estupendas que se llevó el tesoro de tus áureas arcuass se erigían ciudades febriles, laboriosas ja es bastante el recuerdo del ominoso engaño estancias, chozas rústicas, arcádicas aldeas.
y corta como un filo sutil la falsa gema.
Nuevos hombres de dieron la fuerza de su brazo, y el fuego de su espíritu con mil ríos de berencia Tus cóndores, en vano, sobre el pico más alto que tu ciencia aborigen paciente moldeaba plegada el ala rccia los confines otcan. para tu gozo puro de integración perfecta.
da la voz que esperece sus brios belicosos y marca trayectorias con tus mortales flechas, un dia sacudiste la mano que o primia Creyéndote dormida, pasan balcones rándos tu frente tributaria, segura de tu fuerza. y torvos gavilanes y águilas extranjeras, la espada del derecho ceñiste a tu cintura, y basta cueri os que busmean vísceras corrompidas calaste el gorro frigio y alzaste tu bandera, bajo tu cielo azul que el viejo sol dardea.
Nadie osó detenerte. Conocías tu signo.
El viejo sol del inca, retozón, empinado Huyeron los leones rampantes a otras selvas sobre tus vastos mares y tus profundas selvas, y cayeron deshechos al golpe de tu brazo jubiloso de fiebres, empollador de surcos!
los bierros torturantes de las viejas cadenas.
Restituye su culto secular; que no muera.
Como en el mito antiguo, renaces de ti misma.
su virtud en tu sangrei alza el ara en tu pecho Gloriosa eres ahora, franca, culta moderna; y verás animarse los signos en las piedras de tus templos en ruina, cuyo arrimo aun viren acaso un poco tibia para ensayos totales, pero, el alma çeñida de brios en potencia.
las almas de tus grandes y viejas tribus muertas.
Monta otra vez el potro piafante de la bazaia, Ojos escandalosos, ai aros de conquistas, da tu obra total; canta, seduce, enseña.
orientan hacia ti sus llamaradas bélicas. o garras de repiña volverion de nuevo el reparto de tus colmadas trojcs a imponerte el tributo de la ciega obediencia.
y en el oro que abulta tus gordas escarcelas.
Hay hambre y sed. Tú vives en sosiego apacible Pide para tus justas vibración de optimismo, frente al desbordamiento perenne de tus cras, ala de acción y grito de sol en el poema.
Sobre todas las cosas el alma de tus cosas mirando cómo corren tus ríos amazónicos, tumbada sobre el muelle colchón de tus riquezas.
y nombre sonando como divisa y lema. Levántate y reparte con generosa mano, Apaga en las gargantas el grito mentiroso rompe tus diques, deja que se escape tu pletora; que te niega vigor y laronía recia, ante el dolor del mundo sé bálsamo clemente, que parte tu horizonte en parcelas minúsculas venda de amor y dulce calor de providencia.
y erige un campanario como raya su prema, Pero, siempre en desvelo, siempre en guardia. No abras confiadamente a todos de par en par tus puertas Tú cres una, indivisa. Te canta así mi estrofa si quieres ser tú misma, dueña de tu albedrio. por encima del coro de parroquias pequeñas, sacerdote en tu culto, señora de tu hacienda.
sobre el Ande soberbio que mira al sol vetusto en una temblorosa concentración fraterna.
Valmore Rodriguez sueñan en El escritor Fabio Fiallo. Envio del autor. Es grato tener por delante un libro en que prime a los periodos el calor tropical de una lo Valle Inclán, o el perfectismo polícromo como se divinizan las bellezas del bien decir, y en técnica estrictamente americana.
en los versos de Dario, descuidan la cifra que marchan aparejados el exclusivo dominio No concibo como el artista puede despren exacta, el aspecto científico, y, todo se lo dan de los secretos técnicos que privan hoy en derse de las matemáticas psíquicas que miden a los adornos, al efectismo, creidos de que lo nuestros estetas, y la verdad cientifica que sabe el pensamiento, que le dan forma a la idea; si que precisa es pintar, decorar: hacer paisaje.
hacerse plástica al vaciarla el artista en los es que quiere ser matemático en sus aprecia. no la expresión que encarna simplemente ciones: matemático en el sentido de que debe moldes de la idea. Tal me sugiere la contemuna modalidad preciosista en que Pierrot ha crear belleza sin faltar a las exigencias de los de ser siempre el misino: demasiado máscara: plación de Cuentos Frágiles, en que no hallo medios corrientes en que la naturaleza opera demasiado embadurnado de los coloretes que qué admirar más, si la elegancia sobria con que con los procedimientos conocidos y aceptados desternillan de risa a las marquesas frívolas y, el escritor expone sus ideas en planos donde por el Conocimiento. Algunos de los que culti si la rigidez: Pierrot sin sus galas y sin sus el espíritu renuncia a la materia para dedicarse van el arte literario, ya se trate de la prosa coloretes pero, frio, inanimado, oculto en la a buscarle un sentido nuevo a la vida, o la o del verso, aunque tejan con gusto exquisito sombra porque sabe que si se asoma a la luz, seguridad con que taja los vocablos y les im los peregrinos encajes de un estilo primoroso a sus contornos inspirarán compasión y nadie to Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica