210 pedanteria, el piritualidad.
Mas have vida Benda Olejos pesimismo, que la ola quele autor de Nu marcha en el sentido de la Iglesia Po le arranca torre el corazón herido y estilo es decir, de un espíritu barroco quietud del campo, en una vieja edición de los obisne Astrólogos, en las pláticas Versitarios, que, ahora misino, en París REPERTORIO AMERICANO a medida que la organización adminis witud. qué era en lo que yo ine delei Reforma propiamente dicha y ese Galitrativa eclesiástica, partiendo de las ideas taba dice reprochándose los extravios canismo, que había de acabar aceptando de San Agustín, fué concentrando su ac juveniles sino en amar y ser amado. de la Reforma cuanto era localisino y tividad en las cosas de la tierra, acentuó Naturaleza sensible, la vida afectiva prescindiendo de cuanto en ella signifide lágrimas. Una caba libertad; intoxicado a su vez de un der separación le Iglesia Porter, Iglesia Estado. Estos lastimado y corriendo sangre. La muerte que enroscaba, en sus astos, la volu voluta. conceptos no son ya los que predominan de un amigo, compañero desde la infancia, en los espíritus de la Edad Moderna. Mis de la austeridad, lo mismo que en el le conmueve tanto que le decide a aban gusto jesuita contemporánco se enrosbien se vuelve hoy a la tesis platónica de un Estado meramente civil, basado en buscasen menos en el lugar donde no la patria «para que mis ojos le caba la voluta de la ostentación; afectado en la severidad como elocuente en la justicia y encaminado la realización solían ver ver. del ideal moral. Dentro de este criterio el jansenismo fracasó en ¡Con qué ímpetu sobrepasa su alma todo siglo XVII, y tenía que fracasar y la Iglesia tendría su esfera propia, no lo limitado, todo lo pequeño y efímero, bueno fué que fracasara; como es bueno como potestad, sino como pura, santa es abrasada por una noble sed de infinito. que fracasen hoy, en otro terreno, las Su es una apasionada persecución tentativas de reacción racionalista inhay páginas en San Agustín que do la verdad. La buscó inquietamente en condicionada, al modo de lo que se preno resultan medievalos, sino modernas y las letras clásicas, en las discusiones coniza en la eternas. Tales son algunas páginas de sus de los maniqueos, en las enseñanzas de propaganda de un Julien Confesiones. Las he releido ahora en la matemáticos o en las reuniones de los unicristianos, hasta caer rentopográficamente. ni inoralespañola del tiempo de Carlos III. tra dido, anegado en llanto, bajo aquella hi mente de la Sorbona, manifiestan producidas del latin en castelland reza la guera del huerto de Milán, en el maravillo pósito de comulgar otra vez en las ruedas portada por el Pedro de Ribadereyra, so episodio psicológico de la conversión. del viejo molino positivista. Pero de de la la extinguida Compañía, llamada de Todos los iu saciables anheladores de que el antipelagismo de Jansenio se exJesus.
la verdad, en cualquier campo en que se traviara en error no se deduce que. Qué admirable el San Agustín de las Confesiones, y cómo llega hasta el fondo de San Agustín.
muevan, admirarán emocionados la figura en su protesta, no hubiera una tendencia de fondo aprovechable. Era, justadel corazón! Quizá esos párrafos paCercó el de severos muros su mistica téticos, si los consideramos literariamente, Ciudad. Mas si, fuera de ella, algún ine aquel principio de mente, la tendencia agustiniana. Era algo todavía del antiguo maestro de oratoria. Mas, en general, el lector, suspira por descubrir él su verdad, y busca mergido en la civilización, antes de que ditador independiente, en la noche serena. naturalista de lo barroco habia ya sucualesquiera que sean sus creencias, se esperando encontrar, y encuentra ansiando lo sumergieran blandamente en las consiento arrastrado por el genio vigoroso buscar todavía, también junto a él se ha ciencias Rousseau y los románticos.
de este varón excelso, lleno de santidad, llará el espíritu inmortal del Cantemos, amigos, que todo es hermoso, pero pletorico también de cálida huma las Confesiones, y recordando acaso la escelo verde y lo rojo.
na Era todavía un soplo de Pelagio el Este hijo glorioso de la libica aldea de mente su lado, mientras el solitario que inspiraba ayer, en su abandonada Tagaste es un africano apasionado, vehe meditador contempla, por encima de to tolerancia, al tan querido, tan amigo, tan mente, devorado por la llama del amor. das las murallas, la misteriosa claridad rusoniano, tan franciscano, tan romántico.
Amor sensual en la mocedad; amor es de las estrellas que hoy como entonces, piritual después; amor divino en la ple hace quince siglos, brillan en el cielo. ragall. que cantó esos dos versos, entre tan panteista poeta nuestro (Juan MaLuis de Zulueta cien otros, de inspiración analoga.
Pero es el maestrazgo de San Agustín el que nos asiste a nosotros, sucesores Glosas suyos en el nuevo siglo, para proclamar que, entre el verde y el rojo, debe de haber por lo menos, una jerarquía.
San Agustin. Me libraré de la del siglo xix de esa etapa romántica El apoyo. Valorar, juzgar, tener sospecha de haber caído en una impro y panteistica de cultura, cuyas supervivisación efectista y de circunstancias si vencias se agitan en torno nuestro el valor de preferir, el de condenar. No estará nunca de más para alcanzar las digo aqui, si digo ahora, mi convenci aún. Porque el siglo xix, como Juan alturas ejemplares en esa actitud viril miento de que el nuevo ciclo de cultura Jacobo, confio en de la inteligencia el haber sido, como en que entra el mundo según centena creyó en la existencia objetiva dei pea res y centenares de síntomas que mis cado. Porque, al revés, el siglo xx, como el santo, un poco maniqueo. Después de Glosas han ido todo, de una actitud dual de la siempre recogiendo y obSan Agustín, creerá en la comentando va la actitud de quien conoce la existencia jetiva del pecado y desconfiará de la tando va a desarrollarse, en su definitoria, bajo el Naturaleza. Porque esta etapa, exactay la fuerza de sus enemigos, y con ellos del pensamiento de San Agustin. Me batalia nacieron doblemente el sentido mente al contrario que la precedente del trabajo heroico en el antiguo pueblo Sam semejante riesgo agravado viene disponerafice. Pecado con mayús propiedad con todavía por la imposibilidad de que en persa, el sentido de la justicia y do la derecho romano (herenla coyuntura emplee yo el máximo al cula y naturaleza con minúscula.
cance ni despliegue siquiera todo El secreto de todo verdadero Clasi cia, tal vez, de ciertas dualistas inclinaciones etruscas. trabajo, derecho, fuenjuego de mis baterías de demostración. cismo está ahí. el siglo xx se se prepara tes de la civilización.
Ello vendrá, así lo espero, en ocasión ser un siglo clásico. Y, entre todos De esas fuentes, el espíritu nuevo más grave, ligeramente más tardía. Hoy los pensadores cristianos que han sido, tiene hoy viva sed. Pero una viciosa aceptar el peligro de el pensador clásico es San Agustín.
parecer demasiado solícito a las sugesde blandos fangales, de cenagosos panmaraña de confusa vegetación pánica, Pelagismo. Todavía podríamos tanos, de suelos huidizos y de flores trarme demasiado sordo a las palpita añadir que el siglo xix ha sido un siglo corrompidas le hace dificil el camino.
ciones de los tiempos.
pelagiano. Un polemizador jansenista no ver, pronto, algo en que poder apoasi a sor, sin duda, algo hubiera dejado de hacerlo.
Victina en sí mismo de ese furor poyarse, una palanca, un bastón. de este siglo que llevamos treinta lémico que tan duramente descargaba glos, aparecido ante nosotros a la luz Grave, desde la lejanía de quince siaños construyendo entre fatigas, retro sobre los demás; contaminado eran los de una pública conmemoración, el santo cesos y zozobras y que apenas si hoy tiempos. de una suficiencia protestante, obispo de Hipona nos alarga su báculo empieza a poderse mirar por la mis que facilmente hace de él, a nuestros ma razón que Juan Jacobo lo ha sido ojos, una especie de puento entre la Eugenio Ors nidad.
De ABC Madrid, existencia mente Signo por hoy, prefiero San Agustin Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorum de la Universidad Nacional, Costa Rica