A la estatua del Libertador (En la Plaza Mayor de Bogotá)
Con cco yemebundo Fiel muchedumbre derrantando llanto. Bolivar! ho fascina 11116 escultor la musa que le adora Sobre el collado que a Junín domina. Donde estragos fulmina n diesir d, de los Incas vingadora.
De dudas en tu pecho solitario Vio aquel tumulto vario. Vio el hondo abismo, las amaryas olas. en la reyión del hielo, del Chimboruso hollar la cumbre cana, contemplar alli del tiempo el vuelo, La inmensidad del ciclo, a pequcies de la grandesa humana.
Callando respondisic la intima cinsión con que él te hombra Cuando ci fijar tu seniejansa insiste, hermosa, pero triste, Apareció tu encranda sombra, No le turba la Fama, Alada progoncra, que in gloria Del mundo por los ámbitos derrama, doquier te proclama Genio de la venganza y la victoria.
El no supo el camino por do el carro lansasie de la yuerra, Que de Orinoco al Potosí argentino Infelüoso vino Tomblar haciendo en derredor la tierra. io cl dolor que se ceba Enli, a la hora en que el Elerno dijo. Quiérolc ja purificar con nueva terrifica prueba. Colombia entonces tc neyó por hijo; Con ese aspecto, y csa Niclancólica nube de mi celio Que desengaño y abandono expresa; Descendiste a la hucsa, am te acompania en el eterno sucie. envidia vil desflora, Con rabioso asolar, la inclita rama Con que piadosa gratitud decora Ti fronte crcadora Quc el honor de los Césares desama; Ni sordos atambores Oyo, ni en las abiertas capitales Entrar rio luis banderas tricolores Bajo lluvia de flores al estriendo de músicas marciales.
Two inando la espada Tu braco triunfador parece incrme: Terciado cl yrave manto; la mirada En el siclo clavada; Mustia on tus labios la clocuencia duermc.
Ya el obsccado hermano El arı retvolvió contra sil pecho, en el confin postrero colombiano Te brinda hidalgo hispano, Si patria te faltó, su lourado techo.
Máyico a par de Dante TENERANNI 11 vasto pensamiento Renoto, concentró, y a tu semblante Dio majestad cambiante, a 11 ansicro callar multiple aconto.
Ni a sus ojos le ofreces Cuando, nuevo Reinaldo, a li te olvidas, el hechisante filtro hasta las hcces Bebicndo, ic adormeces Del Rimac en las márgenes floridas.
No co raptos de heroísmo, No en vértigo de triunfos y cspicudores Admiró 111 grandesa. El a ti mismo Te buscó on el abismo De recónditas luchas y dolorcs.
id ese asilo postrero, Del piélayo mesclándose a bramido a! lejano clamor del marinero. Qué acento lastimcro Fincbre ucla a golpear tu oido?
Quć asolación augura La voz doliente que en los aires gira!
De negra ingratitud víctima pura, En hórrida espesura. Ciclos! el Héroe de Ayacucho cxpira.
No tremendo, 110 adusto Revives, de! fragor de la pelea Descansas ya. Mas tutelar, angusto, Doquier se alce tu busto, Con plácida clación se ensciorca; Te vió, si adolecente, Ya en el silencio de la gran rüina Que Roma cucierra, aracentar tu mente.
La soñadora frente Doblada al peso de misión divina. en tu scrona altura Mártir perdonas, y recibes culto Sublime en tu dolor, sin amargura, De lisonja perjura Libre por siempre, y de cobarde insulto.
En tan solemncs días, Por la orilla del mar, los pasos lentos, crusados los brazos cual solías, Hondas mclancolías Exhalabas a veces en lamentos. tu nombre en sit vnclo Alás que el de antiguos semidioses crece En tu edad misma y en tu propio snclo. tu historia sin velo Las grandecas que fueron oscurece!
Relando a las Españas De América inflamar cl sono incric Cois grito quic conmueve las montañas; Solo, en playas extrañas, cutre escombros hundido, engrandecerte; puesto el pensamiento allí donde visión mortal no a causa, Nuevo Colón en pérfido elemento, Con profético aliento Avirar en tinieblas la esperanca; Con mano compasiva (No bien a la Fortuna has hecho esclava)
Restituir su libertad naliva una rasa cautiva a la prole infelis quc amamantaba; Ora pasara ut arc, yaliowder viescs cl liquido elemento Sin dejar rastro en él, velcra have. Murmurabas: Quién sabc Siaré en el mar y edifiqué en el viento?
El dizinal aliento, Que anima a la matcria y transfigura; Nobilisimo humano sentimiento; Final recogimiento; Cuanto a el alma cuallece o la depura, En sordos aquilones Oías como lugubres señales: Si cacrán sobre mi ias maldiciones De cien generaciones. Ay, desgraciado autor de tantos males!
En mistica amalgama, Cual zayo nimbo de tu excelsa frente No imitación, vencración reclama: El que Padre te aclama, Mescla de orgullo y de vergüenza sicnic.
Ollezar de ien segundo Palante. corazón al templo santo, Mientras responde a lu dolor profundo Brolar la alevosia Viste, y a empuje de discordia brava Bambolcar la libertad, Gemia Colombia en agonía; 1 cspíritu radioso declinaba. LIBERTADOR! Delante De esa efigic de bronce, nadie pudo Pasar sin que a otra esfera se levante, te ore, y le cante, Cox pasmo religioso, en himno mudo. Verso de Olmedo puesto aqui como alusión a La victoria de Junin. Conto a Bolivur. Girardot.
El noble estatïario rarlando fulgentes aurcolas, Miguel Antonio Caro Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica