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REPERTORIO AMERICANO Galdós Al cabo de diez años. Ya tiene la primera pátina. Ya está untado diez veces de tiempo. está depurado y eterno, cabal y perfecto en su estructura de luz.
Está en medio de España, tan alto como cualquiera de las columnas de Hércules está inmenso, sentado entre los leones ibéricos, en la actitud humana y serena en 9110 lo esculpiera el cincel macho de Victorio.
Hace dos lustros ya que Galdós no es ya el don Benito que conocimos, alto y callado, presidiendo con otros en Madrid los mítines de las izquierdas. Ni es ya el ilustre anciano Director Literario del Teatro Español, que, sentado en la penumbra de un ángulo del saloncillo de autores, chupaba de un puro medio apagado, inientras un poquito más allá se devanaba toda la madeja de la antigua y de la moderna farsa. No veremos ya más al dramaturgo excelso, Maestro de su tiempo, que al caer el telón sobre sus creaciones, ante el reclamo frenético del público, salia medio ciego al palco escénico, buscando a tientas las manos de sus intérpretes, a recibir las ovaciones inolvidables en las noches de estreno. Galdós, don Benito Pérez Galdós es ya un símbolo.
Un símbolo de la España vital, de la España eterna, renovándose, avanzando, tratando de superarse en una ascención indefinida, Pasó ya para siempre, como un fantasma de sí mismo, el hombre caduco de los ojos enfermos tras de los vidrios negros, del recio bigote gris medio quemado, del largo y usado gabán, de la bufanda de lana al cuello y del apabullado sombrero curo. De la incineración de todo ello en las brasas de diez años, sólo se levanta una luz inmarcesible que es una aureola para la raza.
El Gran Abuelo levanta la cabeza. No la cabeza de huesos, urna de sesos, sino la cabeza inmaterial, de substancia de Dios, de los creadores. Levanta para ver a su amor, a su vida, a su madre y a su hija, a la vez: su España! allí está, más bella que nunca. Más joven que nunca. Más potente que nunca.
Es ella, sí, es su sueño. Es su Electra. Se ha casado con Máximo, con el Saber. Pero, fatalmente, aún se cierne sobre ella el influjo nefasto de Pantoja. Está fina y divina en Sevilla; está sobria y potente en Barcelona. El mundo entero desfila ante ella, deslumbrado. Voló sobre el Atlántico en las alas de Franco. Otros caballeros del aire la han vuelto luego a pasear, en triunfo, por sus antiguos dominios, en todos los Continentes. Ella, a pesar de los regimenes políticos que la oprimen, está viva y lozana en los dos mundos. Electra es la siempre resucitada. excelsa, como hoy aparecen atalayando todos los horizontes de la historia el padre Homero, Virgilio, el Dante, Cervantes, Shakespeare, Goethe, Victor Hugo, Balzac, Tolstoy, Dostoyewsky; aquelos que en su obra lograron encerrar la vida de la humanidad en una época determinada. Así como en los cantos de la Iliada y de la Eneida están contenidas las edades heroicas de Grecia y Roma; en la Dirina Comédia los siglos febriles, teológicos y torturados de la Edad Media; en el Quijote la antinomía eterna entre el espiritu y la materia; en la dramaturgia shakespeareana las grandes pasiones humanas, en el Fausto el drama del hombre ansioso de juventud eterna; en la Leyenda de los siglos, las etapas de la vida en el friso marmoreo de las Edades; en la Comedia Humana, todo el vivir prosaico de la Francia burgnesa, después de apagados los resplandlores de la gesta napoleónica; en Dostoyewsky y Tolstoy, todo el enorme dolor del mundo eslavo; en la totalidad de la obra galdosiana se encuentra la vida entera de una raza durante un siglo de su existencia; de tal manera que quien quiera documentarse en lo futuro sobre los mó La mirada siempre tenta de usted a todos los horisontes literarios, dulos hispánicos en el siglo xix habrá ya echado de ver que el de Enero de 1930 se cumple el décimo ani y a principios del xx, tendrá por versario de la muerte de don Benito Perez Galdós. Repertorio Americano, el Semanario de Cultura Hispánica por antonomasia, no dejará de registrar fuerza que acudir a las criaturas en sus páginas ese aniversario tan luctuoso en los anales de la literatura galdosianas que estarán viviendo de nuestra lengua. Como una contribución modeslu, infima, a ese inmenso eternamente. como la raza que recuerdo; me permito enviar a usted para Repertorio, un ensayo inédito que anima ese verdadero cosmos galacabo de escribir acerca de la personalidad y de la obra de Galdós, por dosiano está desparramada en la quien yo tengo un culto fervoro80.
extensión de dos mundos, integrando veinte pueblos y estos puePocos dolores como ese. sido seguirá irradiando una pura blos crecerán, crecerá también en ¡Qué frío tan extraño en Madrid luz inextinguible el anciano pro valor y en trascendencia esta peaquella mañana lívida del cuatro digioso que bió en español la regrina y singu epopeya, gráde Enero de 1920! Era un frío Epopeya novelesca de la Edad Mo vida de todos los heroismos y paralizador que con nada se qui derna y cuyo nombre glorioso nos henchida de una vasta vida destaba; que parecía que iba a ser era y sigue siéndonos tan devota bordante.
definitivo. Era un frio de muerte. mente familiar que millones de Era un hielo de tumba. esa nie los que leemos en castellano, lo lleLa novela española al tiempo bla húmeda que pesaba sobre los vamos en el pecho, como una santa de aparecer Galdós. Para darhombres, sobre las cosas, sobre las medalla: Benito Pérez Galdós. nos cuenta siquiera aproximada almas. En la entraña viva de la de la enorme significación de Galraza hispánica se había producido Evoquemos al gran muerto dos dentro de la literatura espainmortal. Vamos, a los diez años, un profundo desgarramiento irreñola y, por tanto de la literatura mediable. Tanto que, para encon.
a evocar la memoria augusta de europea, es necesario apuntar rátrar otro dolor como ese, había este gran muerto inmortal, ya que pidamente el estado de la novela que retroceder tres siglos en la sería necia pretensión tratar de española, al tiempo de aparecer el eternidad hasta llegar al día 23 analizar, a estas horas, la perso Maestro, su más glorioso cultivador.
de Abril de 1616 en que, en una nalidad y la obra de don Benito modesta alcoba de la casa número Pérez Galdós, una de las figuras El género novelesco había ter2 de la calle de Francos, cerraba más formidables de la literatura minado en España el ciclo de su dulcemente sus azules ojos a la de Occidente. Porque Galdós no evolución en el siglo xvii, después de haber alcanzado la cumbre de luz, un hidalgo español de ajetreavelista, Galdós dramaturgo, Galda vida y de divino ingenio, que dós apóstol y maestro, Galdós ge la perfección con Cervantes y de llamaba nada menos que don nio, ha sido el épico portentoso haber dejado monumentos impereMiguel de Cervantes Saavedra. En de la raza hispánica en la Edad cederos gracias a Quevedo, Huresta mañana de Enero de nuestro Contemporánea. Está todavía muy tado de Mendoza, Mateo Alemán, siglo, en un hotelito de estilo mo cerca de nosotros esta gran figu Jorge de Montemayor. Durante el risco del barrio de Arguelles, de ra para que podamos contemplarla siglo XVIII arrastra una vida menjaba sobre su modesta cama de en toda su grandeza. Pero, a meguada, como los demás géneros y hierro, las envolturas caducas de dida que pasen los años, los lus todas las Bellas Artes, en esa épola carne, para penetrar en lo eter tros, las décadas, los siglos, irá cre ca de falsedad, de artificio, de decadencia.
no, desde donde astro esplendo ciendo, agigantándose hasta romroso en la constelación de los po per con su frente las nubes y apa Adviene luego el Romanticismo cos genios que en el mundo han recer cual una cumbre espiritual con aquella literatura suya de pe Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica