140 REPERTORIO AMERICANO. Envio del autor Mi nido Desde la rama donde está mi nido elegida por mí, por mi guardada, saludo cada día a la alborada con un canto de amor, agradecido.
Alli mi corazón ha conseguido la gloria largamente ambicionada; alli feliz se mece en la eurarnada entre flores, mi cielo prometido.
En él mi afán oculta cuidadoso las dichas que ha amasado, avaricioso del supremo placer de poseerlas La Musa hogareña Página lirica de Alfonso Zeledón Venegas Agua milagrosa. dice la leyenda, mana aquella fuente sencilla y parlera.
De noche la luna de nieve la llena y la hace más pura, y la hace más fresca; rubia miel del día el sol le derrama y la hace más buena.
como el mar, luchador que en el reposo de los golfus, se encierra silencioso entre corales a cuajar sus perlas. Agua milagrosa. Agua nazarena!
Los pájaros cuentan que el que hasta ella llega, si enferino del cuerpo, como por encanto la salud encuentra; si enfermo del alma, un dulce consuelo lo acoge a su vera, Arrullos del hogar Los dedico a mi hijo Rodrigo Alfonso, nacido el 15 de Febrero de 19.
Las flores repiten. Quien hasta ella llega, cansado o sediento ya nunca olvidarla pudiera Fuente milagrosa.
Diríase hecha con las puras lágrimas de la Magdalena.
Alfonso Zeledón Por eso la quieren, por eso en la aldea todos la conoceil, todos la veneran. Por eso los pájaros desgranan sobre ella rosarios de notas, collares de perlas.
Son agradecidos y cantar quisieran solo al agua pura de la Fuente Buena.
Padre: también soy ya padre; mi corazón ha sabido de ese dulce sentimiento que es como el mar, infinito.
de la dicha que derraman las manecitas de un hijo. Jardincito que he cuidado y que al fin ha florecido!
En su cuna, reclinado, contemplándolo dormido, nie sumo en divagaciones acerca de siu destino. Cómo si nos fuiera dado a los padres el regirlo!
Igual tus padres lo hii ieron, igual tú hiciste conmigo.
En la cuna de sus brazos, igual hará el con sus hijos.
El Destino. He pronunciado esa palabra, Destino. Será el que prodiga espinas o rosås a sui albedrío. Habrá de adornar la senda de Rodrigo, o bien llenará de abrojos su camino?
No me tiembla el corazón al preguntar por su sino.
El es hombre, y en su sangre hay un torrente de brios.
Trabajo, honradez, las glorias de sus abuelos han sido: Generales del Deber que nunca fueron vencidos.
Sintiéndote así escudado nada temo por ti, hijo, que has llenado hasta los bordes las fuentes de mi cariño.
Jardincito que he cuidado y que al fin ha florecido!
Santa Cecilia de mi amor, que has sido más que la Artista, has sido Madre Llena de valerosa decisión, heroica, desgarraste tu cuerpo por ser buena; por darme ese retoño que en mi vida anuncia una radiante primavera.
Nada me queda por decirte. tengo, si, una lágrima pura, blanca y bella, que ha destilado mi alma y que atesora un mundo de caricias y ternezas.
Yo la dejo en tu pecho, complacido, como líquida perla. La condecoración que mi cariño pone a ini valerosa compañera!
Ya sabe, Juanita, esta es la leyenda, muy sencilla acaso pero es verdadera. Conozco esa fuente sin ir a la aldea!
Nocturno Cuento y verdad Respetuosamente at Junnita de Fallas, cuyo corazon fuente indipoluble de bowdi.
Allá en una aldea. 110 recuerdo el nombremuy distante queda.
Tampoco precisa decir que se llama de tal cual manera. lo que viene al caso, lo que a mis anhelos de bien interesa es contar la historia que siempre he tenido como verdadera. Qué calma en la noche!
Solo hiere tenaz el oido lejana campana cun triste tanido. el mar, que otras veces brama enfurecido, ni siquiera susurros exhala.
quizás se ha dormido.
Fuera, en los almendros juega blanda brisa y arranca a las hojas ligera sonrisa, y riza las aguas que la luz vigilante del muelle serena arcoiriza.
Chilita, mi ilusión al fin lograda, Chilita, mi valiente compañera que has sabido alejar con tu cariño la duda y las tristezas; que has sabido poner con tu ternura un dique al desaliento. Grande, Excelsa, Cuentan los viajeros que en aquella aldea, en cierto paraje de gracia hechicera, rodeada de musgos y de yerbabuenas, entre unos rosales, bajo unas palmeras, el cristal purísimo de una fuente clara da su nota fresca.
Sobre mi escritorio unos libros; entre ellos, dispersos, papeles escritos: mis versos dc dias felices y dias adversos. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica