REPERTORIO AMERICANO 169 Resurrección de Arévalo Martínez De Revista de Estudios Hispánicos. Nueva YorkEn un periódico vi una vez una poesia de Arévalo Martinez que llamó mi atención tanto como su prosa. La copio porque es breve y porque en ella el autor habla de si mismo: Retrato de mujer Ella es una muchacha muy gorda y muy fea; pero con un gran contento interior.
Su vida es buena como la de las vacas de su aldea y de mi posee mi mejor amor.
Es llena de vida como la mañana; sus actividades no encuentran reposo; es gorda, es buena, es alegre y es sana, yo la amo por flaco, por malo, por triste y por ocioso.
En mi bohemia, cuando verde copa se derramaba, demasiado henchida, ella cosió botones a mi ropa y solidaridades a mi vida.
Ella es de esas mujeres madres de todos los que nacieron tristes o viven beodos; de todos los que arrastran perosamente, pisando sobre abrojos, su vida trunca.
Ella sustituyó a la hermana ausente.
y a la esposa que no he tenido nunca.
Cuando se pone en jarras, parece un asa de tinajo cada brazo suyo; es tan buena ama de casa que cuando mi existencia vió manchada y helada y (destruida, la lavó, la aplancho; y luego, paciente, la cosió por dos lados a la vida y la ha tendido al sol piadosamente. l caso de Arévalo Martínez es muy sig.
nificativo de la manera como marchan las cosas en la vida literaria de ciertos palses hispanoamericanos. Analicémoslo.
La primera noticia que llegó a mi de este autor guatemalteco fue a través de un tomito publicado en Costa Rica por García Monge. En este caso, como en tantos otros, ha sido Garcia Monge el descubridor y difundidor de nuevos valores hispanoamericanos. De la obra de este hombre benemérito habrá que hablar algún día despacio.
Baste decir ahora que su Repertorio Americano y las ediciones diversas que desde hace diez y seis años viene publicando, constituyen el órgano más elevado y eficaz de comunicación intelectual y literaria de.
Hispanoamerica. El librito del joven autor guatemalteco, titulado El hombre que parecia un caballo, que el recogió y publicó en 1918. se había publicado antes en Guatemala? Supongo que sí, porque la novela corta que le da titulo lleva al fin la fecha de composición de 1914 y porque sobre ella escribió un articulo en 1915 el poeta Ricardo Arenales, Alfonso Reyes, el finisimo critico y ensayista mexicano, también la habia leido y me habia hablado de ella. Pero una publicación hecha en Guatemala no tiene más medio de difusión fuera de las fronteras Rafael Arévalo Martinez nacionales que el esfuerzo personal que haga el autor mismo enviando, si asi le place, ejemplares a un número de personas que él supone interesadas en leer su obra. llez, nada en que se traten o insinúen toSin la edición o reedición de Garcia Monge picos trascendentales con tan ingenua y el librito hubiera quedado inédito de hecho fresca naturalidad. Creo que ha echado y su descubrimiento posterior hubiera sido Ud. el ancla en mar desconocido. Parétardío y dudoso. través de ella llegó la ceme que ha sorprendido Ud. un resorte obra a un círculo más amplio, formado por nuevo. todas las personas con quienes García He aquí un ejemplo altamente excepcional Monge mantiene desde su rincón de San por la calidad de las personal, de la reacJosé de Costa Rica un intimo contacto es ción primera que la obra produjo en cuan.
piritual. Este círculo, aunque en cierto modo tos la leyeron. En conversaciones y cartas privado y formado en torno a una sola privadas y en algún artículo efímero se persona, comprende a todos los trabajadores reconoce y establece por un número de intelectuales de Hispanoamérica y de Es escogidos un valor literario de primer orpana que, aunque separados, se sienten den, sin que éste trascienda al público geunidos por la común aspiración a conocerse neral. Todavia en 1927 continúa este proceso los unos a los otros.
lento, oscuro y azaroso. Gabriela Mistral escribe también en carta privada. Qué La lectura de los dos cuentos que formatalento tan fascinante tiene en Ud. su, ban el tomo, uno el que le daba título y Centroamérica! Debería un gobierno honotro El trovador colombiano, dejó en mi la rarse con editarlo. Ud. es un clásico vivo, impresión inequivoca de hallarme ante un una mente tan fina como la de Dario.
gran escritor. No se trataba de alardes Hemos leido sus libros en un pequeno vistosos y superficiales de innovación como circulo amigo, con una admiración efusiva, amenudo se encuentran en jóvenes escrito prolongada y fraternal. Su Hombre que res de Hispanoamérica, sino de una sencilla parecia un caballo es una de las lecturas y profunda originalidad. Tenia un modo de perfectas que me ha dado la vida; sus verdecir, un estilo, firme, seguro y sereno en sos eran ya vieja estimación mia» José la superficie, bajo la cual se sentia sin em Vasconcelos. Desde hace años lo admiro bargo como dominada y contenida la fuerza y lo quiero; desde que lei sus libros. En palpitante de un sentimiento profundo y recuerdo de las horas de delirio y belleza nuevo de la realidad y de la vida. Era el que me produjo El hombre que parecia un suyo un arte nuevo que se adelantó enton caballo. ces a mucho de lo que después hemos visto que queria y necesitaba ser la nueva na No se trata de cumplimientos dirigidos a rración novelesca.
un joven de Guatemala a quien nadie ha visto ni conoce. sino de una apreciación La convicción de que aquella obra anun sincera. Las figuras de más autoridad en ciaba la aparición de un gran escritor la Hispanoamérica saludaban. en Rafael Arévatuvieron sin duda muchos y recuerdo ha lo Martinez a un escritor nuevo, de valor berla oido en diferentes conversaciones. Por único, que se destacaba con una personalidad una carta de Santos Chocano al autor pu propia inconfudible entre los jóvenes de la blicada ahora, veo la impresión que en él y nueva generación. Yo que no tengo autorien Rubén Darío produjo el libro. Dice Cho dad alguna, hubiera dicho lo mismo. Especano. Rubén Darío me habia anticipado raba con vivo deseo ver publicadas otras favorabilisima opinión de El hombre que obras suyas y saber más de él. De manera parecia un caballo. Notable acierto. Te fragmentaria y confusa he ido poco a poco sorprenderá y te gustará como a mí. No es sabiendo algunas cosas que son las que Poe ni Lorrain. Es algo nuevo y maravilloso. ahora trasmito al lector en la misma forma Ya verás. Mi impresión al leerle fue ex confusa y fragmentaria en que las recibi, traordinaria. Le confieso que no he leido para que se forme idea de como vive a venada en que se hable del «misterio» con ces la literatura hispanoamericana, objeto mayor ni siquiera igual encantadora senci. de nuestro interés y nuestro estudio.
Esta y otras dos o tres poesias publicadas en el Repertorio Americano, y un cuento, muy bello y original titulado El hombre verde, es todo lo que en los diez años pasados habia logrado ver de un autor por el que sentia tanta curiosidad y estimación.
Las escasas muestras que logré conocer de su poesia me llevaron a mirarle como a uno de los primeros superadores del modernismo imperante en América y como uno de los iniciadores de la nueva poesía que ya se está también extendiendo y generalizando. Además, las confesiones líricas de siis versos, aunque breves, empezaban a familiarizarme con la intimidad humana del escritor tan admirado y sin embargo desconocido, y por el cual, gracias a lo poco que.
de él sabía, empezaba a sentir una viva simpatía. Adivinaba bajo el aparente cinismo de sus versos un alma atormentada, ultrasensitiva, enferma; un alma buena, profunda, religiosa, como la de Rubén Dario, la de Evaristo Carriego, la de Florencio Sánchez y otros grandes espiritus de América que vivieron torturados o murieron en flor. me inquieté por él.
Mis sospechas se vieroir confirmadas por una noticia publicada en el Repertorio Americano en 1921 en la que se hablaba de su enfermedad. Se daba cuenta de cómo sus amigos de Guatemala le habían enviado a los Estados Unidos con objeto de que atendiera a la curación de una enfermedad psíquica indefinida. hisperestesia. neuras.
tenia, cansancio. Su estado de ánimo, sin embargo, se agravo con la soledad de la patria y de la familia, y muy pronto tuvieron que devolverle a ellas. Un amigo suyo, testigo de su estancia en los Estados Unidos, lo describe asi. Se necesita tratar personalmente a este ultrasensitivo y ultramontano poeta para convencerse de su sincero fanatismo que lo lleva a los últimos extravios de la mente y lo transporta a ese terreno dudoso que radica entre la locura y el genio. Su misticismo no tiene nada de retórico. Es un caso auténtico de un gran enfermo de la incurable enfermedad de haber nacido. No se le puede uno acercar Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica