REPERTORIO AMERICANO PUBLICADO QUINCENALMENTE POR GARCIA MONGE Cía. EDITORES 22 VOL. II SAN JOSÉ DE COSTA RICA, MIÉRCOLES 10 DE DICIEMBRE DE 1920 No 13:40 UN EDITORIAL QUE NOS CONVIENE En Colombia como en Costa Rica LA SITUACION ES ésta la palabra que diariamente pasa millares de veces por los labios trémulos de nuestros compatriotas, produciendo a la vez sugestiones y autosugestiones de los peores efectos.
La situación es mala; evidentemente mala; pero sumar a ella el pánico sería añadirle otro nuevo mal, mayor y de más graves consecuencias que el primero.
Nó; hay que enfrentarse a los acontecimientos con ánimo varonil y sereno, poniendo remedios activos, heroicos si se necesitan, a todos aquellos que lo tienen; y soportando con cristiano estoicismo los que son inde.
clinables. Conservemos el juicio, la verdad y la justicia, y recordemos con Silvio Pellico que alas imaginaciones agitadas no razonan. necesitamos raciocinar siempre para no hacer locuras que habrían de pesarnos más tarde y que envenenarían el cuerpo y el alma de la nación. Locuras como la del papel moneda, en cualquiera de las variadas formas falaces, que hoy serían un excitante engañoso y que intoxicarían la circulación monetaria para mañana y para muchos años después de mañana.
La patria es eterna, y la crisis sólo un accidente momentáneo; no comprometamos el porvenir de aquélla por la ofuscación de la hora.
El bien germina entre surcos dolorosos, canta el himno colombiano. Esta situación adversa está enseñándonos a desconfiar del egoísmo estéril y del lamentar solitario y femenino, y a tener fe en los poderes de la asociacióny de la solidaridad humanas. En estos días de amenaza y de peligro hemos visto que los gremios se estrechan para defenderse y que los hombres se agrupan para resguardar sus intereses y los de sus hermanos, que son mancomunados. Como cada uno necesita de la tole.
rancia ajena, esté dispuesto a ejercitar la propia.
Las dificultades porque cada colombiano está pasando, hijas casi todas ellas de la imprevisión y del afán de lucro, nos enseñarán a todos a ser cautos y a poner fe en el.
trabajo lento, metódico y perseverante, que no en el azar de un juego aventurado. No hay conciencia colombiana que no esté haciendo en estos momentos los más fervorosos propósitos de enmienda comercial; muchos de estos propósitos se quebrantarán, pero quedarán otros firmes y sólidos en favor de nuestra educación cívica.
Otra virtud que puede y debe asomar en estas horas de general angustia, pero que no ha asomado todavía, es el ahorro.
Pero lo que necesitamos no es un ahorro flojo y complaciente, sino otro rígido, austero y eficaz.
Las naciones que estuvieron en la guerra nos dieron de esa virtud un alto ejemplo. Nosotros no estuvimos en la lucha, pero es ahora cuando estamos sintiendo, por repercusión, las consecuencias directas de la guerra.
Esas paciones economizaron, sin contemplaciones, alimentos, luz, fuerza, calor, vestuario, llegando a veces.
hasta el ascetismo. Voluntaria o forzadamente se probibieron todas las manifestaciones de lujo y aun de líolgura; se tasaron los artículos de primera necesidad: el carbón, la carne, y hubo días sin esos y otros menesteres.
Como creemos, sin gastar gimoteos ni aspavientos, que estamos tocando a época de supremas dificultades, pensamos también que se acerca la ocasión de ensayar esas medidas supremas.
El Gobierno puede hacer mucho, comenzando él mismo.
por imponer vigentes economías en todos los servicios públicos, y que obtenga las leyes necesarias, siguiendo el ejemplo de los Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Alemania, etc. que se grave muy alto o. prohiba la importación de artículos de lujo o los superfluos, y que fomente la producción y el consumo nacionales.
Pero resultaría incompleta o del todo ineficaz la acción del Gobierno si no la coadyuvaran los particulares, ora dando ejemplo de obediencia a las leyes sobre economías, yà organizando en pro del ahorro cruzadas individuales y colectivas.
Si somos cuerdos, si tenemos valor, saldremos pronto y bien de esta prueba, y aleccionados y purificados. iGran maestro es el dolor! El, él sí nos dará las virtudes que ni la quietud ni la prosperidad han podido enseñarnos. RESTREPO (Colombia, Medellín, 20 1920. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica