Repertorio Americano 343 UNA EDICION LA rios predilectos. Los mismos amigos de Montalvo se sorprendieron a veces de que la justa empeñada en la tierra acabara en el cielo y se perdiera el polemista por los cerros de Ubeda que son paisaje manchego. De aquel di. casa Garnier de París ha enco vida, victoriosa en todas sus derrotas. vagar por almas y por libros, no podía mendado a Gonzalo Zaldumbide En la literatura española como en la volver al campanario con los sórdidos la edición crítica de las obras comple vida de su mejor ingenio, el Quijote rencores ajenos, que hasta en la cólera tas de Montalvo que verán la luz en parece el minuto de equilibrio entre se puede ser menesteroso, y era pró.
1920. Semejante edición, que reuniera un romanticismo sio médula y un rea digo Montalvo en su manera de acoobras dispersas y refrendara antiguos lismo que pudiera ser soez. En el meter riendo. Tal vez la historia del juicios, era esperada desde hace un Montalvo del juvenil Cosmopolita, en libelo no recuerda semejante desprencuarto de siglo. Oportuna parece hoy, el Montalvo que asiste con todo Mi. dimiento en el odio. Imaginamos a un cuando merced al estudio de Rodó y chelet en la cabeza a suntuosos cre Gargantúa travieso como el payaso a más frecuentes vínculos intelectua. púsculos de Roma, es decisiva la lec de Banville que arrojara su riqueza les de América, se extiende del Ecua. tura de aquel libro. Mientras los otros de tropos a la cabeza del contrincante dor al Continente la gloria del último románticos de América amplifican una pequeño o grande, Veintemilla o Garclásico.
visión vaga de la vida que tan escaso cía Moreno. Veneros de un vocabulaA nadie mejor que al autor de dos jugo de humanidad encierra, Montalvo rio cernido con amor servían para en.
ensayos magistrales sobre Annunzio trabaja en lo concreto, devora libros volver la miseria de algún personaje y Rodó le correspondía la delicada ges de memorias, traza cuadros exactos de polvoriento como esas momias egipcias tión de albacea mental. Por un lento su realidad local, busca en las vidas de quienes sólo nos interesa y perdura camino semejante a la encendida ruta históricas ejemplo y sobriedad para el arte incorruptible de la mortaja. La del Hijo Pródigo, regresa el admirable guiar la nuestra. Algo queda por su historia de los repúblicos de Roma o crítico a su América. En la juventud puesto en los Siete tratados de aquellos las Vidas de Plutarco eran su arsenal de su entusiasmo salió también a bus delirios tan en boga en América des para confundir a cualquier tiranuelo car emociones y aventuras. Por ese pués de la publicación de Las rui del Ecuador. La desproporción es evipaisaje musical donde las Vírgenes de nas de Volney, mas benchida está de dente y iquién no adivina la tristeza las Rocas esperan como novias de un miel humana esa divagación univer de esas catilinarias sin Catilina!
imposible sposalizio, se extravía Zal sal. Como Bolívar, como Sarmiento y Por eso divaga, traspone siglos, dumbide con todos sus contemporá. Palma, como todos los espíritus direc viene con la memoria llena de ejem.
neos de entonces; mas el joven de luto tores del Continente, va despojándose plos, de anécdotas, de ingeniosas paque ha leído a Pascal sabe medir como con los años del vacuo y peligroso labras. Con su excursión renueva en un médico triste la curva de su tem romanticismo.
la literatura española el género perdiperatura lírica y escribe la Evolución Sólo que después de haberse enri do del ensayo, cuyos dos progenitores de Gabriel Annunzio, libertándose de quecido con tal polen de siglos, se ha fueron un francés y un inglés, Monla influencia primera, en busca de más de vivir en la nativa serranía en con taigne y Adison. Pero a ninguno de lucido equilibrio. Su José Enrique tacto con el barbero de Cervantes, el los dos pudiera comparársele. Aunque Rodó, que es de ayer, parece el segun Barrabás de charreteras que cantara desgaje historias para regalo del «ami.
do episodio de esta historia intelec Darío y el sumiso chagra feudal. Esta gò lector, la curiosidad burguesa de tual: el crítico no sólo aspira a com fué la tragedia de Montalvo y la ex Montaigne no traspasa el horizonte de prender, sino refiere sus titubeos de plicación humana de su ira. Pero tam. su jardin. nada menos británico que creyente que al abandonar el culto bién por ser más rico que los otros, este otear en redondo con sobrio y motivara su penosa y reciente incre. porque de su romántico belvedere mi clarividente señorío. Se. pierde Trisdulidad. qué nuevo amor, a qué raba ocasos de Roma, banquetes de tán Shandy por los vericuetos de su dogma nuevo entregarse? Observad Platón, desfiles de Bolívar, los más alma irónica, divagando estratégicacomo este escritor que va tratando de ilustres espectáculos que puede ofrecer. mente con lentitud de hombre del conciliar en la vida su melancolía he a su propia fantasía un poeta en vena Norte, mas nunca vuelve de su «Viaje redada con sus deberes de mundano de hermosura, no era posible que sentimental» como este Don Juan de elegante, sólo estudia a los paraninfos Montalvo se ensañara. Su cólera se las ideas que ha anado en todos los del optimismo universal. Se diría que desahoga siempre en carcajadas, y de paisajes. Dilettante? Quizás, pero no con angustiada curiosidad averigua las puntas de sus frases nerviosas sale es femenina sido viril su aprehensión en los altos espíritus el misterio de su al cabo, como de la nube eléctrica y de cada cosa. Pensador? Pero el pen.
alegría. Cómo explicarla cuando no preñada, la chispa que prepara la samiento exige la lógica del camino es satisfacción vulgar de Cándido sino lluvia.
real y no este ascenso jadeante por constancia del árbol engañado por Su risa es la humanizada forma de sendero de cabras. Poeta? Sí, poeta todas las primaveras? Annunzio, la indignación que tiende a serenarse. sagaz que domina su arrebato cuando Rodó, Montalvo parecen las esfioges Al combatir, entusiasmándose, olyida quiere porque ha estrangulado a su sucesivas a quienes va preguntando el que lucha para sólo recordar que di romántico interior, y como los furiaterido viajero, el secreto de la son serta. Pertenece a la estirpe de esos bundos personajes de la tragedia clárisa. quizás porque lleva como admirables artistas de la palabra que sica, sólo sabe afrentar con hermosas Edipo una ansia infinita de serenidad se encrespan cantando como ciertas palabras.
en su alma predestinada a la aventura, aves en los novilunios. Movido ya por Este amor a las palabras le designa analiza tan soberbiamente a esos poe.
aquel calor que no sólo proviene del enseguida por uno de aquellos predestas de la vida feliz el poeta arrepen público invisible sino de la interna tinados que se inspiran y embriagan tido y sedentario que sólo quiere ser combustión, desdeña el objeto primero según los dogmas de Gautier, leyendo Gonzalo Zaldumbide.
de su epfado y la catilinaria o la fili el diccionario. Mieutras en España se De aquella trilogía del entusiasmo, pica sólo son para el alma vertiginosa tornaba en lenguaje solemne para reel más singular de todos ha sido tal una alta romería de historiador de cepción de Academia Española la len.
vez el ecuatoriano. Quijotesca fué su siglos o un paseo circular por los osa gua vivaz del pícaro y del místico, el Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica