REPERTORIO AMERICANO 233 decasilabo, emulando en esa composicion et siderable de civilización. La resistenEcentenario de Moratin nos ha in La revisión de Moratin citado a una revisión de su obra.
cia tenaz contra los. napoleónicos no No podía esperarse ninguna alteración De La Nación. Buenos Aires fué una defensa del sentido de indeconsiderable en el juicio formado sobre ella.
pendencia, entonces totalmente anacrónico, Moratin es un reflejo, una personalidad liporque no hay independencia sin libertad; teraria subordinada. En la España de su tiemfue una defensa del Altar y el Trono, que po abundaron esas adaptaciones. Algunas continuaba la de vandeanos y chuanes conde ellas ni siquiera fueron refiejos, sino somtra la Revolución. La mejor prueba está en bras. Quién no pone un nombre conocido que los mismos que lucharon enconadamente bajo esas figuras que desfilan con la semecontra los franceses de 1808 abrieron las janzas de Corneille, Racine, La Fontaine, puertas de España a los franceses del DuBoileau, Montesquieu. Voltaire? Moratin se que de Angulema, en 1823, para que impupropuso la más dificil de esas imitaciones, sieran al pais, contra la voluntad nacional, porque quiso emular la única expresión geel despotismo del rey perjuro y depuesto.
nial del neoclasicismo, la única que habia Moratin no fue nunca un pensador, ni tutegado a la posteridad un cortejo de creayo temperamento de político. Pero tampoco ciones inmortales. la gran supervivencia fue un lacayo, como otros conteniporáneos, de Moliére agobió el humilde escenario de ni se avino a las feas ductilidades de un nuestro buen Leandro.
Meléndez, por ejemplo. Su cortesania tuvo Pero. confieso sentir, a pesar de todo, siempre una discreta contención. No sentiuna suave inclinación a la lectura de Moramos ninguna repugnancia al leer la poesia tin. Entre el cúmulo imponente de la colecque dedicó a Godoy, cuya personalidad de ción Rivadeneyra me parece gozar un dulce Mecenas está demasiado olvidada, como si reposo cuando tiendo la mano hacia el sepesaran todavia sobre ella los odios del gundo volumen y abro al azar sus páginas.
19 de marzo, atizados por gentes inferiores Ya se que no encontraré en ellas la sacua él. Moratin dida de la emoción ni la delicia inefable del candorosiniente a Juan don de lágrimas, ni el aturdimiento de la de Mena. Tampoco resurge en nosotros ninsublimidad. Entonces. qué busco en esa guna indignación atávica cuando leemos la lectura distraida y superficial, que a veces oda en que cantó, según las corrientes de opera sobre mi espiritu como un calmante su época, el saneamiento de la Alfubera, o un consuelo? Busco lo que hay en ellas emprendido por el mariscal Suchet.
de personal encanto. No hablamos de un Moratin Las dos piezas capitales de su teatro seperfecto amigo de Francia? Pues no hay palabra mejor para designar esa caricia (Retrato pintado por Goya)
nalan bien las dos cualidades, tipicas de su personalidad. Moratin fué un innovador de espiritual que la expresión francesa: Morala escena y un crítico. El, que nos dio el tin tiene charme. Desvaido entre sus renprimer esquema de la Historia del Teatro glones queda el perfume de un antiguo po escrito, sino su palabra. No se trata ya de Español, aportó también un nuevo sentido mo de sales que aspiró una petimetra; queda un escritor, sino de un hombre. Por su obra, de la comedia, en la gloriosa tradición de la última emanación de la tabaquera de todavia Moratín habla; conversa con noso las tablas españolas. Su mayor mérito con Geroncio; la melodia tenue de una caja de tros. Está vivo.
sistió en la sagacidad con que supo infundir música en la cual duerme la resonancia de Reconozcamos que esa claridad, esa trans aire castizo en los personajes de sus comeun minueto, o acaso una arieta de Rameau.
parencia son alcanzadas a costa de todo dias, más allá de toda fidelidad neoclásica.
Pero. tampoco es eso. No, no. Encuentro valor de profundidad y visión ulterior. No Este es su verdadero parecido con Goldoni.
aún algo más elevado y trascendente en la busquéis en él aquella sugestión de lonta Percibimos una dulzura inexpresable en la lectura de Moratin; algo que no representa nanzas despertadas en vosotros por la pe transfusión de la personalidad femenina en un recuerdo, ni un aroma de viejo boudoir, netración audaz en las obscuridades rebeldes sus nuevos tipos; cuando las Lauras y Es.
algo que permanece entre nosotros como a la expresión. Pero el sentido de amenidad trellas de la comedia del gran siglo se translección de un magisterio viviente. Qué sey ligereza, valor intermedio si se quiere, forma en las dona Francisca y doña Marirá? El nuevo estilo; el sentido nuevo de la no es un don despreciable. Lo que debemos quita moratinianas. Sin dudas las lontananzas elocuencia. Moratin, en orden de tiempo, es afirmar también es que Moratin careció de del arte dramático perdieron grandeza; pero el primero de nuestros periodistas. Ya se, la facultad intensa de ironía y mucho más las figuras se acercaron al espiritu popular ya sé. No me citéis precedentes eruditos. de la amargura del humor. que comunica y convivieron con el intimo sentir de los Dejemos a Pellicer, que fue, en cuanto al ba a la literatura francesa y a la inglesa espectadores, que las reconocerán como periodismo, lo que fueron los cronistas en de su tiempo sus respectivas genialidades. convecinas. una nueva belleza de mujer, relación a la historia. Dejemos a Zavaleta. Moratin, situado en la convergencia de dos como arquetipo y encarnación colectiva, naDejemos, también, con todos sus innegables culturas, no llegó a inscribirse en la copio ció a la vida escénica. Otro espanol beneméritos de innovador y volteriano, a Feijóo sa tradición española del ingenio, tan rica mérito, acercando todavía más a su naturaMoratín es otra cosa, en cuanto al oficio eu sutilezas, ni en la del esprit francés leza sanamente plebeya el arte cómico, don inconfundible del hombre de letras (otro que era la cualidad de sus maestros inme Ramón de la Cruz, habia de fijar en sus galicismo inexcusable, porque la palabra diatos. Dió a las letras españolas la primera sainetes esa nueva gradación de la femini«literato no me parece ahora bastante pre traducción de Cándido; pero no alcanzó a dad española, que calzaba el chanclo de cisa. Moratin supo comunicar a su pluma emular la incomparable agudeza volteriana. las castañeras después de haber ajustado a la agilidad necesaria para que conservara En cuanto al humor, otro atrancesado, Larra, su pie de Cenicienta el chapin de las dasu primitiva potencia de vuelo. La pluma no había de iniciar en España ese magisterio mas.
ha de olvidar nunca su participación de ala. y verter en sa copa la acritud suicida de Asi como Moratin, comediógrafo, se manMoratin dió a la pluma esa facultad que ese ajenjo.
tiene fiel a su enlace con la realidad naciotodos querernos agudizar, para infundir en nal por encima de los prejuicios de escuela, nuestra palabra gracias o energias de volá.
til, para ser, según las intenciones, mariposa, también su sentido critico sabe sostenerse El afrancesamiento de Moratin no fue de ecuánime ante la reacción de su tiempo.
paloma, azor o águila.
bido, seguramente, a una visión política. No Reconoce la magnitud del teatro de los siMe diréis. Moratín periodista? Pero su fué, por ejemplo, el de un Marchera. Pero glos de oro; pero abomina de sus grotescas trabajo de erudito, de poeta artifice, no es absurdo reprochárselo como una mancha. degeneraciones. La hinchazón calderoniana se dedicó a las actividades propias de lo Descontemos a los que se adhirieron a la habia producido una generación de ridiculos que llamamos por excelencia la prensa. No intervención napoleónica por menguado imitadores, que extremaron aquellos vicios.
importa. Sus comentarios, sus anotaciones, cálculo de medro, o servilismo voluntario Moratin, al esgrimir su azote de satirico su critica, sus cartas, nos dan la sensación a los pies del vencedor. Pudo haber, en cam contra esa turba, se atenía a la más noble genuina del periodismo.
bio, quienes viesen en la renovación de la de las tradiciones nacionales, la de Cervan.
Actuando sobre una tradición de pesadez disnatia el movimiento que incorporase a tes, la de Quevedo; y en grado inferior la léxica a veces insoportable; sobre la proli Espana, en la nueva Europa nacida de la del Isla. La decadencia del teatro desjidad retórica, el retorcimiento conceptista, revolución. La antitesis eptre José Bonapar pués de Canizares y Zamora recordaba la el berroquismo culterano. Moratin nos pare te y Fernando VII, como valores morales, de los libros de caballeria en el siglo xvi.
ce el maestro de upa serie inextinguida de nos parece hoy abrumadora para el último. No sucedio lo mismo en las postrimerias generaciones Su musa poética envejeció no La resistencia contra Luis XIV y contra el de la generación romántica? Miremos, pues, hay duda. Hoy su teatro nos parece infantil «Ya no hay Pirineos. a principios del siglo Ja sátira moratinesca como una apelación a y candoroso. Pero su prosa permanece viva, Xviu, era tan lógica, por lo menos, como la la grandeza literaria tradicional más que y a través de ella el autor alcanza el privi. de 1808, con todo, los Borbones, en tiempo como una condenación doctrinaria. La delegio reservado a los escogidos, única pre del Rey Sol, como los Bonaparte al iniciarse rrota de los pedantes no desmiente su essea de su inmortalidad; no vemos ya su el siglo xix, representaban un avance con tirpe quevedesca, libre ya del contagio de Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica