206 REPERTORIO AMERICANO cula: cayó León Franco. Cayó, cantó, lo amamos: lloramos las lágrimas de sus bambucos. Los muchachos besaron su boca de perro. Era como la apoteósis de la grulla y.
del perro: los milagrosos niuchachos que ha.
bian entendido un alma de ave bien pudieron entender un alma de can. La hermena grulla lo presentó en su verdadera personalidad. Por qué no te cansa tu eterno descanso Tu tiertes los ojos de un gran perro manso. Perro, siz clamaron todos: un perro que es casi un león. el fresco y odorante poeta de Centro América, afirmo. Es cierto: nie da la sensación de un perro. En verdad, asintió la fina alma de gatito, este Franco parece un perro. Carlos. En sus ojos tiene toda la leal mansedumbre de un perro.
Aretal no dijo nada: se habla de las nuevas. verdades y ya para Aretal era una anciana verdad.
hojas de las plantas, de la mirada de los copas rebosantes, antes de apurarlas, a mis pájaros aviesos. Sencillamente, se sintió te narices prolongadas de rey o de papa; los hido de una coloración germana pura, que movibles cartilagos se distendian sensualen lugar del anterior gris parisiense, lo volvía mente y me tornaba beodo perdido en una de un matiz sucio de cerveza babara. maravillosa y fina beodez de opio o de Pero este nuevo matiz no se llegó a hatchis. Me embriagaba de emanaciones de acentuar vino y de emanaciones de espiritus embriaFranco, rápido, mordió a los alemanes y gados. Fui el más loco de todos. Me subia los puso en inverecunda fuga, cuya ver a las espaldas de las sillas, en maravillosos güenza fué atenuada, eso sí, por consonantes equilibrios, como un loro o una grulla. Los bárbaras, rezongadas con el dulce acento muchachos, que estaban tan beodos que peculiar a los hijos de la suave Germania. entendian mi pobre alma de pájaro, me tenFranco los mordió con su puño de hierro dian un dedo y yo trepaba por él y agitaba dulce latino, y el señor de Aretal, más defi las alas. les estaba tan agradecido de nidamente gris que nunca, se alejó del bra que al fin me entendieran, de que no lastizo de su fiel amigo, lleno de la indiferencia y de la majestad de una realeza ofendida. diesen mi arquitectura de ave acuática, de que no encontraran ridicula mi prolongada nariz de ave, mi pequeña cabeza inclinada Cuando regresamos de nuestro oportuno hacia adelante, mi plumaje gris y mis patas paseo bajo el enervante sol del medio día, de flamenco! De todos los animales ca quié.
el señor de Aretal, que ya habia concluido nes creeis que les van mejor los anteojos?
el tratado sobre la fertilidad de la Judea, las aves sin duda. Hay algunas, como se enfrascaba en un no menos interesante los buhos y los gallos, que tienen redondos estudio sobre el baile en la antigüedad. Te ojos laterales que parecen lentes. Pues bien, meroso de una nueva ración de sol canicu como tienden a considerarme como hombre, lar, me preparaba a despedirme, cuando lle no perciben la gracia de mis anteojos de garon, en mado grupo, dos tres los oro, no la ha rcibido sino esta vez de elevados artistas jóvenes que rendian na. mi relato en que estaban borrachos y eran rias al señor de Áretal y se agrupaban en almas de elegidos.
torno suyo, como en torno de un joven Siz no perciben ni pobre alma de pájaro, maestro.
de alas mutiladas, mi odio al contacto de Los dioses propicios hicieron que los re la tierra, mi amor al agua y a los plateados cién llegados fueran almas de selección, y peces, mi gravedad, mi inmovilidad y mi el señor de Aretal se doró todo luminosa tristo silencio de grulla. Todo lo que me mente. Eran, copiando su expresión, el gran dijeron las plácidas corrientes de agua, las poeta fresco y odorante de Centro Améri verdinegras superficies misteriosas, en que, ca, Alfonso, y la fina alma de gatito o de bajo el cerrado follaje de los árboles, crece mujer, de Roberto. El señor de Aretal se la valinceria, y que me llena el alma, aún volvió fresco como las rosas de Engaddi, no ha encontrado expresión ni oyente. Yo húmedas de rocio, y sutilisimo y quebradi traigo al mundo una revelación de aves y zo y femeninamente delicado e inofensiva aún no halle uua alma gemela de grulla mente maligno, como una mujer, un gato o que me escuche.
un artista.
Yo quisiera contar, sobre todo, la historia Figuraos lo que el señor de Aretal seria de la valinceria que he escuchado. La vaentre tres almas como las nuestras. Fue Jinceria tiene sus raíces en el limo, bajo las una regia sala con muros y techos de espe aguas. En sus raíces hay una innata aspijos, que multiplicaron, alejaron, acercaron, ración hacia medios más tenues. La ahoga y diafanizaron nuestros espiritus. Llegó a el medio denso que la rodea: ella ama el última hora Carios. Un alma que no amo, agua, pero presiente el aire. se prolonga pero a la que admiro, respeto y estinio, por dolorosamente en un largo tallo, que es la que es dura, pequena, penetrante y necesaria más sagrada aspiración hacia Dios que coe individual como una espina. Fue la espina nozco. Cuando llega la época de su fecunde nuestras rosas de luz. Pero una fina espina, dación, redimida por el amor, al fin hace tan bellamente acabada en punta, con tan emerger sobre el agua una limpida flor de divino buen gusto redondeada en su pequenez, anhelo. Llega, flotante, salido de ella misma, como el mórbido talle de una palmera. La el espiritu viril que ha de hacerla concebir, maravillosa catedral de Heliópolis no es otra y la llena. entonces, el tallo, resignadacosa que la fiel copia de la arquitectura maramente, se vuelve al limo de su origen; gesta villosa de una espina. Algo redondeado que un vástago y muere. Del loto indio ya se se eleva hasta los cielos y a medida que sube hizo el simbolo de la aspiración hacia Dios.
se diafaniza. El arte arquitectónico empezó ¡Pobre grulla de patas esqueléticas, como copiando a la naturaleza: las primeras bodijiste en aquella misericordiosa reunión en vedas eran imitación de las formadas por casa del señor de Aretal algo de tu sabidulos árboles: las pirámides de Egipto no son ría de agua y de sombra. aquellos buesino la achatada espina tle un rosal, porque nos muchachos uo te llamaron loca y besaste la geometria está en el alma intima de la sus manos, temblorosa! Tu verdinegro hilo naturaleza. formó parte de la maravillosa tela urdida, entonces, los cinco empezamos a tejer que corrió de espejo a espejo, como la red que una sociedad de arañas tejiera para apreun maravilloso torsal. Aretal pidió vino.
Nos mojábamos las manos, es decir, las sar revelaciones de espiritus superiores.
bocas, y contribuiamos con nuestro hilo.
Pobre tela: al dia siguiente la barrió la cocinera.
Nuestras redondas cabezas parecían los vientres inagotables de arañas gigantescas, tal Mas cuando, con todo entusiasmo, la temana se daban en prolongar filamentos jianos, cayó en ella, pesado, rompiendo hilos, pero sin poder libertarse, una presa mayúsmaravillosos. qué divina tela la tejida. pudiera ser el velo de la reina Mabo el.
impalpable velo de Maya. Cupiera, como en un cuento de las Mil y Una Noches, en una La Pluma cáscara de nuez y abarcara después el área en que se afincaba una ciudad. Cuando Revista mensual nuestros dedos se entorpecian, los mojábade Ciencia, Artes y Letras mos en vida o en vino. Mis compañeros Director: ALBERTO ZUM FELDE tenian una curiosa manera de darte de beber. Avaro como siempre de mi concien Editores: ORSINI BERTANI Cia. Montevideo cia humana, me había resistido a ingerir Precio del ejemplar:. 40 ORO alcohol. Pero observaron que sus emanaciones me embriagaban más rápidamente Redacción, Admistración: que a ellos las libaciones y acercaban las ROQUE GRASERAS 662.
Al dia siguiente de esta aceptación de la verdadera personalidad de Franco, cuando, enfermo como al alba que sigile a una no che de orgia, acudi a rendir mi homenaje al palacio de Aretal, encontré a éste, sobre el lecho, lleno de contusiones causadas la noche anterior por Carlos, en un juego al que llegaron ambos, en el diltimo grado de la embriaguez. Parado frente a la mesa de trabajos literarios de nuestro huésped estaba León Franco, gozoso como un perro bien comido cuando sale de paseo. en compañía de su amo, montado en gentil corcel. después de varios dias de encierro en la perrera, en una lavada mañana primaveral. Es que Franco se iba: se iba al fin. En su diestra orgullosa había un grueso rollo de hojas volantes recién impresas. Lei: PROGRAMA DE LA GRAN FUNCIÓN QUE LOS TROVADORES COLOMBIANOS DARÁN EN PUERTO LOROS EL DIA TANTOS, BAJO LOS AUSPICIOS DEL MUNI. FICENTÍSIMO SEÑOR GOBERNADOR DE ATALANTA.
Seguian diez números interesantisimos.
El buen amo del cielo repetía su dádiva, para satisfacer el puro anhelo de Franco Sólo que ahora, paternalmente, se la daba en una forma llena de previsión. Ya no en contantes monedas, que un perro sólo sabrá romper o perder, sino en la de una clara senda, el que no cabía perder el rumbo. Una divina idea iluminó el camino. La divina idea fue la de que bien podia Franco dar una función en un Puerto para obtener el precio del pasaje. Fue dada por medio de Aretal. El buen Franco albergo esta idea salvadora en su cabezota de perro. Cuando la incio Aretal, éste y su amigo encontraron pronto un obstáculo: los trovadores te nian que ser dos; una mancuerna, como decía Franco. Uno solo no era comprendido por el flamante artista ni lo comprenderia el público.
Por fortuna, Aretal era un hombre fecundo en recursos y hallo lo que faltaba: un mondo y lirondo trovador colombiano nacido en Santiago de Chile. Un buen muchacho, que sabia cantar canciones de la tierruca y que además disponia de los fondos necesarios para pagar la traslación en ferrocarril, hasta el puerto, de los líricos trovadores colombianos: un buen muchacho, amigo de las aventuras y del ocio, que sobre todo esto era dueno de alguna más iniciativa y algunas más ideas que un perro.
Un hallazgo, un verdadero hallazgo.
Franco partió a los dos dias. Pero yo lo siento cerca porque lo recuerdo y le tengo afecto. Soy como un amo que llora la ausencia de un perro fugitivo. No he encontrado ningún otro tan noble: a to más, hallo gozquecillos o bonitos y menudos perros de agua; los he regalado a amigas afectuosas Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica