Violence

REPERTORIO AMERICANO 375 Página líric a de Salvador Díaz Mirón Del tomo Poemas. CULTURA. México. 1918¡Ave María. Ave María. Llena de gracia!
Tienes tres lustros, ojos de antilope, mirada de astro, sonrisa de angel, boca de perlas y de rubies, tez de durazno que incita el diente con sus pelusas y sus carmines, barba de hoyuelo, crenchas de oro, frente de musa, cuello de cisne, pechos de estatua que el tul descubre altos, redondos, blancos y firmes: una belleza pagana y prócer y en ella el lampo de una alma virgen.
Los que se arrastran no te conocen; eres estrella, no ames reptiles, que la hermosura, florón giorioso, triunfal corona, botin sublime, debe ser lauro de la grandeza: illámese genio, virtud o crimen. Ojos verdes Ojos que nunca me veis por recelo o por decoro, ojos de esmeralda y oro, fuerza es que me contempléis: quiero que me consoléis, hermosos ojos que adoro: estoy triste y os imploro puesta en tierra la rodilla.
Piedad para el que se humilla, ojos de esmeralda y oro!
Ojos en que reverbera la estrella crepuscular, ojos verdes como el mar, como el mar por la ribera; ojos de lumbre hechicera que ignoráis lo que es llorar, iglorificad mi pesar. No me desoléis asi. Tened compasión de mi, jojos verdes como el mar!
Oscuros Alejandros y Espartacos, Sobre odios y desastres y congojas, la ingratitud de vuestro sino aterra sobre estragos y cóleras y ansias, la musa de los himnos elegiacos.
sobre aras y temblores y tinieblas, Dios puso el ideal y la esperanza.
En las cruentas labores de la guerra, El Nilo desbordado y tormentoso sembradora de lauros, fuisteis sacos inunda con violencia la comarca, de estiércol ¡ay! para abonar la tierra. y es invasión de fangos por doquiera; pero en esas arenas calcinadas esa invasión de fangos es la vida, Boedromion y esa invasión de fangos es sagrada. Genís. No hallaron entre rojas piras ¡Oh rayos que os forjáis entre las nubes y a través de las bárbaras saetas forniadas lentamente por las lágrimas!
claros laureles vuestras justas iras. Cuándo fulminaréis a los sayones Coronados de adelfas, los poetas que oprimen y envilecen el Anáhuac. Oh Nilo desbordado y tormentoso cantan fausto loor, digno de liras que inundas con violencia la comarca!
hechas a celebrar triunfos de atletas. Qué primavera enflorará el desierto, cuando retires tus impuras aguas?
La griega sangre que purpura el suelo ¿Qué incubación de proceres palpita por la lucha convulso y escarbado entre tanta abyección y tanta infamia?
es propicia a la patria y grata al cielo. Qué paladines purgarán la tierra, Gloria eterna al que ardiente y arrojado en donde sólo en los escudos de armas hay águilas que triunfen de serpientes se adelanta en la lid con noble anhelo y no serpientes que extrangulen águilas?
y en la primera fila es inmolado!
Para el que torna invicto y satisfecho ¡Silencio. Quién responde a mis acentos?
al dulce hogar, la admiración curiosa ¿Es la voz de los muertos por la patria?
No: la voz de los muertos fuera triste sale a la puerta y se encarama al techo.
y no causara sensación tan grata. bajo el casto peplo de la hermosa Oigo un coro celeste cuyos tonos virgen, el puro y culminante pecho ensordece y confunde la distancia, hinche y erige su botón de rosa.
y me parece cual canción de alondrà que anuncia el claro amanecer del alba. Cejar, descolorida la mejilla, Ése dulce murmullo que me alegra, turbia la vista y erizado el vello, ese vago rumor que me entusiasma, brota quizá de los fecundos senos en la pugna viril es gran mancilla!
de las mujeres que a lo lejos pasan. Indeleble baldón pone vil sello ¡Cada una lleva un nimbo en la cabeza al que, cual manso buey, tiende y humilla y acaso un redentor en las entrañas!
al tiránico yugo el dócil cuello. Oh hermano de adopción, que eres mi orgullo. Tú, cuya vida sin doblez ni tacha El que al abrigo de cerrado muro puede ostentar la cohesión suprema se quede atrás cuando la hueste ficra de los diamantes de esplendor sin mancha!
parta en bélico alarde al trance duro. Tú, que firme y erguido en la tribuna, como el penón en donde el faro radia, el que sensual o tímido prefiera sabes cumplir con tu deber de antorcha al riesgo heroico, el bienestar seguro, sobre este mar en que el honor naufraga!
ivit de oprobio y de vergüenza muera. Tú, que has ungido tu conciencia inductil con la lustral e imperceptible grasa No os lamentéis. La combatida nave que revelan las plumas de los cisnes. echa al airado mar todo un tesoro»
cuando del cieno de la inmunda charca, para salvarse en la tormenta grave!
cuando de la onda corrompida y turbia emergen secas y resultan blancas. Corred al templo en jubiloso coro ¡Tú, que sin arte ni dolor prefieres y dejad sobre el dórico arquitrabe al vil favor la inmerecida sana, en honra al dios las égidas de oro!
al oro espurio la miseria altiva y al vicio enhiesto la virtud hollada!
Si no es una ilusión de mis deseos Voces interiores este concierto que a mi oido canta; si entre los claustros maternales bulle el porvenir que nuestro afán aguarda, idichosos si vivimos para entonces!
Bruto partiendo el corazón de César; Ambos iremos a la lucha santa, Espartaco asolando la Campania; Tell rechazando con el pie el esquife; y unidos moriremos combatiendo, Cromwell ante el suplicio de un monarca. De la honda de David saldremos juntos cual los saldunas de la antigua Galia.
Mirabeau en el Tabor de las naciones; Bolívar con tres pueblos a la espalda; yo que soy guija y tú que eres montaña!
Hidalgo predicando el exterminio y Grant blaudiendo su invencible espada, fueron volcanes que estallaron; fueron Engarce llagas contra cilicios sublevadas; fueron rayos forjados en las nubes El misterio nocturno era divino.
formadas lentamente por las lágrimas Eudora estaba como nunca bella, que, convertidas en vapor, habian y tenía en los ojos la centella, subido al cielo a demandar venganza!
la luz de un gozo conquistado al vino.
De tierras que han sufrido convulsiones De alto balcón apostrofóme a tino; de cráteres y vómitos de lavas, y rostro al cielo departe con ella surgieron siempre a deleitar los ojos tierno y audaz, como con una estrella.
las flores de hermosura más gallarda. Oh qué timbre de voz trémulo y fino!
Ojos cuyo amor anhelo porque alegran cuanto alcanza, ojos color de esperanza con lejanías de cielo.
Ojos que a través del velo radian bienaventuranza, mi alma a vosotros se lanza en alas de la embriaguez, miradme una sola vez, ojos color de esperanza.
Cese ya vuestro desvio, ojos que me dais congojas, ojos con aspecto de hojas empapadas de rocio.
Húmedo esplendor del rio que por esquivo me enojas, luz que la del sol sonrojas y cuyos toques son besos, derramate en mi por esos ojos con aspecto de hojas. los heroes sin nombre Milicias que en las épicas fatigas caísteis, indistintas e ignoradas, cual por la hoz del rústico segadas, en tiempo de cosecha, las espigas; que moristeis a manos enemigas, fulgentes de entusiasmo las miradas, tintas hasta los puños las espadas y rotas por delante las lorigas. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica