Violence

316 REPERTORIO AMERICANO.
Los jóvenes de Platón tágoras daba la vuelta con los que le acompañaban, se veia aquella turba, que le seguia, colocarse en círculo a derecha e (Viene de la página 310)
izquierda, hasta que el pasaba, y enseguida, colocarse detrás.
meta a todos los seres vivientes. No perdonaría a los También cuando los jóvenes regresaban a la casa, bárbaros, con tal de encontrar un intérprete. seducidos por el ejemplo, rogaban su padre que les Este cuadro es una mezcla de burla y de entusias pusiera en manos de un hábil sofista. Ellos mismos mo. Admira a sus jóvenes y con ellos se divierte. Véase se acaloraban en sus conversaciones, y este amor conahora dramatizada esta hechicera locura: tagioso del razonamiento alarmaba a sus padres. Demodocos vino a consultar a Sócrates acerca de su hijo Aun no habia amanecido, cuando Hipócrates, hijo de Apolodoro, Teages. Algunos camaradas y otros jóvenes, dijo, de vino a llamar muy fuerte a mi puerta con su bastón. Apenas le abrieron, cuando se fue derecho a mi cuarto, diciendo en alta nuestro pueblo, que van a Atenas, le refieren ciertos voz. Oh Sócrates. estás despierto o duermes todavía. Como discursos que han oido y que le trastornan la cabeza.
conociera su voz, le dije. Hola, Hipócrates. qué traes de nue Poseido de emulación, no cesa de atormentarme, suplivo. Una gran noticia Muy bien. Pero qué hay. qué nueva es cándome con instancia que mire por su educación y la que te trae aqui tan de manana? Ha llegado Protágoras, dice. pague a un sofista para que le instruya. Pero temo ¿No se diria que el gran rey acababa de desembarque esta pasión lo haga caer en algún peligro. Hasta cảr en el Pireo?
ahora, le he contenido halagándole con buenas palabras; pero hoy que ya no puedo más, creo que lo mejor es. Qué te importa? le dije. Te ha hecho Protágoras algún darle gusto, no sea que las relaciones que pueda tener daño? Si, por los dioses, oh Sócrates, me respondió riéndose, me en secreto y sin mi consentimiento lo corrompan. ha hecho la injuria de ser sabio él solo, sin darme parte de su El muchacho se enfada un poco con su padre que sabiduría. Oh, por Júpiter, le dije, y si le das dinero y le puedes se le opone, y cuando Sócrates le pregunta en qué comprometer a que te a mita por discipulo, también te haria sabio. Pluguiera a Júpiter y los demás dioses que asi fuese. me ciencia quiere ser instruido, responde: dijo. Gastaría hasta el último obolo y agotaría la bolsa de mis «Mi padre bien lo sabe, Sócrates, se lo he dicho amigos. Lo que me trae es suplicarte que me recomiendes a él; muchas veces; pero quiere hablarte así, como si ignorara porque además de que soy harto joven, jamás lo he visto ni co lo que yo deseo. Nu hay día en que no dispute confocido, pues cuando vino por primera vez, era yo un niño. Pero migo, y se resiste a. ponerme en manos de un hombre a todos oigo hablar muy bien de él, y se asegura que es el más elocuente de los hombres. No será bueno que vayamos a su instruido. Con estas y otras cosas por el estilo, se me casa, antes de que salga? Me han dicho que está en casa de Ca. opone y no quiere dejarme ir en busca de un maestro (1)
Jlias, hijo de Hipónico; vamos allá, te lo suplico encarecidamente. Se ve que en Atenas la familia no está gobernada. Todavia no, amigo mio, le dije; es muy temprano, vamos a pa como en Roma. Alli se funda más en el cariño que en searnos al pórtico; alli hablaremos hasta que aclare, y después iremos; te aseguro que le encontraremos, porque Protágoras no la obediencia. Alli el padre no es un rey, antes bien sale de casa; por tanto, nada temas. casi un igual. Nada sujeta ni detiene los movimientos de esas almas nuevas. La naturaleza humana se maniA este propósito, Sócrates interroga a Hipócrates, fiesta en ellos en toda su integridad, tal como es, y que es más vehemente que advertido, y lo pone en desnuda. Un poco más adelante, dice Teages que él dificultades; le demuestra que el alumno de un pintor quiere aprender el arte de gobernar para ser el Jefe se hace pintor y el de un tocador de flauta, flautista, del Estado. Pero qué, dice Sócrates, acaso quieres ser de suerte que el discípulo siempre toma el nombre del un tirano? Sin duda, desearía de corazón hacerme el maestro que lo instruye y del arte que le enseña. Destirano de todos los hombres, y si esto es mucho, por pués, le pregunta que quiere hacerse recibiendo las lec lo menos de la mayor parte. creo que tú mismo, ciones de Protágoras. él, ruborizándose (porque ya Sócrates, tendrás esta ambición, como la tienen todos aclaraba un poco, y se le podia ver la cara. Si este los hombres; y quizás querrías ser un dios. El dios en arte se parece a los otros, es evidente que yo quiero Grecia no es un sér todo poderoso, misterioso, retirado hacerme sofista. Después de esta ligera burla, Sócrates en el infinito fuera de los humanos alcances: no es sino le hace ver cuán inadvertido y precipitado es, y de tal el mismo hombre, más bello, más fuerte, inmortal. Esto modo habiéndolo provisto de reflexiones, lo condujo a añade un rasgo más al carácter de esos jóvenes. No la casa de Protágoras.
tienen, desde la infancia, oprimida el alma por el pensamiento de un poder único formidable. Nada han visto Manteníamos una ligera disputa cuando llegamos al vestibulo; en el mundo real ni en el imaginario que con su granPero el eunuco portero comprendió a lo que íbamos, por lo vistoi deza les oprimiera. Herodoto refiere que los habitantes y parece que a causa de la multitud de sofistas que llegaban all de una ciudad de Sicilia adoraron a un joven por su a cada momento, se había puesto de mal humor con todos los belleza y lo colocaron en la categoria de los dioses.
que se aproximaban a la casa. Pues apenas hubimos llamado abrió la puerta, y al vernos, dijo. Ah, son sofistas! No tiene En Grecia no hay desproporción entre Dios y el hombre.
tiempo. y diciendo esto, empujó la puerta con ambas manos y. De ahí esos atrevidos anhelos y esa actitud arrogante.
con toda fuerza. Llamamos de nuevo, y nos respondió desde No han aprendido nunca ni a temer ni a doblegarse.
adentro. Hombre. No me habéis entendido? Ya os he dicho que Pero el amor a la justicia, natural en el hombre, se no tiene tiempo de recibir. Pero amigo le dije, no venimos aqui a interrumpir a Callias ni somos sofistas; abre, pues, sin temor.
halla en el fondo de sus corazones, y a él vuelven es.
Venimos a ver a Protágoras, y a ti te basta anunciarnos. pontáneamente. pesar de esto, se hizo violencia en abrirnos la puerta. Así «No querría gobernar a los ciudadanos por la fuerque entramos, vimos a Protágoras, que se paseaba delante del za, como los tiranos, dice Teages, sino con su benepórtico, y con él estaban, de un lado, Callías, hijo de Hipónico, y su hermano uterino Paralos, hijo de Pericles, y Carmides, hijo de plácito, como lo han hecho los hombres grandes que Glaucón; y del otro lado estaban Jantipo, el otro hijo de Pericles, hemos tenido en Atenas. Filipides, hijo de Filomeles, y Antimeros de Menda, el más famoTanto más agradables me parecen estos sentimienso discipulo de Protágoras, y que aprendía el arte de ser maestro sofista. Detrás de ellos una porción de jóvenes marchaban tos, cuanto que esos niños dicen desde luego todo lo escuchando su conversación. Los más parecian extranjeros, y son que sienten, y sobre todo, como lo sienten. Una sola de los mismos que Protágoras trae consigo de todas las ciudades sus palabras refuta a los que declaran al hombre malo por donde pasa, y a quienes arrastra encantados por la dulzura por naturaleza. La bondad es la primera de sus inde su voz, como Orfeo. También algunos atenienses formaban coro. Cuando vi esta magnifica reunión, tuve un placer singular, at ver con qué respeto marchaba detrás de Protágoras teniendo. Véase el diálogo Protrigoras o Los sofistas.
el mayor cuidado de no ponerse delante de él. Desde que Pro. Véase el diálogo Teages o De La Ciencia. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica