Violence

REPERTORIO AMERICANO 317 clinaciones primitivas. Platón pintor piensa como Platón Protarco y la mayor parte de ellos presentan dos filósofo, que la idea divina e inmortal que forma nues rasgos que parecen contrarios, y sin embargo se armotra alma da testimonio de su origen. Le hace honra nizan, y denotan a un tiempo la infancia y la excelencia tanto en sus personajes como por sus teorias, y prueba del espiritu. El uno es la confesión ingenua de su igsu creencia por la ciencia y por el arte.
norancia y de sus incertidumbres: desconfían de sí misConsiderad ahora el espíritu de esos niños, cuyo mos, no se atreven a aceptar la responsabilidad de los carácter ya conocéis. Platón lo ha trazado, con mano asuntos, dificiles; se dejan guiar por Sócrates y le sidelicada y leve, en el retrato de Protarco y de algunos guen dócilmente. El otro rasgo es la libertad y la semás. Poco inventan por sí mismos, son muy jóvenes guridad perfecta con que dan sus opiniones; cuando han aún; sin embargo encuentran a veces palabras felices, entendido bien lo que se les pregunta, hallan natural y redondean sus juicios de un modo agradable. Pero juzgar por sí mismos y no bajo la autoridad de otros.
manifiestan particular penetración y curiosidad cuando ¿No es gracioso y conmovedor ver a un niño de quince siguen sin fatigarse las más largas discusiones sobre años que de buena fe y sin pretensión alguna dice a las materias más abstractas, y se recrean con asuntos Sócrates. En mi opinión, oh Sócrates, eso está muy bien del todo viriles. No sienten el peso de las ideas; corren dicho. Es que ante la verdad todos los espíritus tiebajo la pesada coraza de la dialéctica. Cuando Aquiles nen los mismos derechos; en aquel pais nadie tiene más ensaya las armas de Hefaestos, dice Homero, parece rey que sí mismo: es la patria de la libertad. Bien lo que ellas le suspenden como alas. Ellos también desde sabe Sócrates, y su método consiste en instruir el enten.
el primer dia, corren «ligeros de pies» a la ciencia, y dimiento, no las orejas del alumno; no dicta a lo dómimanejan sin esfuerzo la verdad. Exhortan a Sócrates ne, con voz imperativa y desde lo alto de una cátedra; para que continúe, le impiden que se vaya, no quieren quiere que el oyente exprese por sí mismo todo lo que que suprima nada de la conversación. Sin embargo, esta crea; que, interrogado, invente sus creencias y no reciba violencia es amable; de cuando en cuando, en medio las de otros. Este modo de enseñar era conforme al de esta atención sostenida y de este gran anhelo de genio griego; pues los atenienses amaban tanto la lifilosofar, brotan chispazos de infantil alegría: bertad en la ciencia como en la política, y querian go«¿No echas de ver, Sócrates, nuestra multitud, y que bernar sus opiniones como sus negocios. Por eso «su todos somos jóvenes, y no temes que te acometamos alma vagabunda revoloteaba por las praderas de las con Filebo, si nos insultas. Entre nosotros, cuando Musas. y, en busca de la verdad por todos los camiun hombre filosofando deja escapar una sonrisa, nos nos, recogía para la posteridad la más amplia cosecha escandalizamos, todos clamamos justicia, y repetimos de conocimientos. Añadid que Sócrates no les presen taba la ciencia árida y seca. Para atraer los espiritus por lo bajo o a gritos. Este hombre deshonra la filosofia, nunca será capaz de razonar bien. poéticos se detenía en medio de fábulas y alegorías Pero lo admirable, sobre todo, es que, en esas largas risueñas, y sus ideas las vestia de palabras espléndidas, series de razonamientos encadenados, el oyente jamás diciéndoles por ejemplo: se aparta del discurso, ni a derecha ni a izquierda, y «Puesto que tú quieres que haya tres clases de vida, se mantiene siempre en el asunto propuesto. Carecemos supón, para valernos de los más bellos nombres, que de esta serie de ideas. Tratad de discutir con alguien: la una sea de oro, la otra de plata, la tercera ni de oro veinte veces os veréis obligado a conducirlo al asunto.
ni de plata. Nuestro espíritu es demasiado retozón: corremos mucho Tornábase mitólogo y hablaba como Homero: a saltos bruscos; vemos de pronto un vivo resplandor «Invoquemos a los dioses, Protarco, mezclando el de verdad, y hénos lanzados hacia esta parte, olvidando placer con la sabiduría, que sea Baco o Hefacstos, u otro todo lo que hemos hecho en la otra, rompiendo nuestra dios cualquiera quien presida esta mezcla. Como ciertos labor en el momento en que un solo esfuerzo iba a escanciadores, tenemos a nuestra disposición dos fuenconcluirla. Platón no inventa este enlace que da a las tes: la del placer, que puede compararse a una fuente ideas de sus personajes; hallaréis el mismo orden y la de miel; la de la sabiduría, fuente sobria que no conmisma exactitud en Homero. El espíritu jonio practica tiene vino, de donde brota una agua austera y salupor instinto la lógica delicada y severa; desde sus pridable; importa que nos esforcemos en mezclarlas lo meras obras se adivina que él es el obrero predestimejor que se pueda. 1)
nado de la ciencia humana. Comparad, por ejemplo, las Ya se conoce los jóvenes más niños de los Diálo.
dos primitivas fuentes de nuestra civilización, Homero gos. Dejémosles en el poético valle de Platóns, que y la Biblia. En la una los pensamientos son cortados, paseen, jueguen, conversen y recuerden las palabras de separados los unos de los otros, expulsados violentaoro de Sócrates. Se puede, si se quiere, ir a ver uno mente hacia fuera como las efervescencias desiguales de ellos en el Museo. Es un joven atleta que tiene en de una alma que fermenta y no puede contenerse. Los la mano una rama de laurel, de semblante tranquilo, ni cnlaces de palabras en ella son raros, las metáforas pensativo, ni expresivo, inteligente y bello sin embargo, excesivas, las ideas nadan en imágenes. El hombre, pero en donde no han dejado sus huellas ni la pasión ni la reflexión. Los brazos aún son débiles; el premio que ha ga oprimido por las sensaciones que suben a su cabeza cono un viento fuliginoso, no distingue la pura luz de nado es sin duda el de la carrera. Pero nada hay más flexila verdad; la carne y la sangre en él parecen perturble que ese cuerpo, nada más suelto que las ligaduras badas; amenaza, se estremece de alegría, sufre, grita, de sus miembros. Todo en el descansa, pero todo se no razona. En el viejo poeta griego, los héroes desaapresta al movimiento. Los ojos se deslizan dulcemente rollan extensos relatos en el campo de batalla antes de por las suaves lineas de esa carne joven y viviente.
alanzearse. Lo explican todo, no dejan nada oscuro, no Está de pie, inmóvil, sus ojos no miran. Pero que protocan una idea sin haber recorrido todas las preceden ceréis a uno de los compañeros de Menexenes y de nuncie una palabra, y en ese semblante sereno reconotes. Jamás necesita esforzarse el lector para comprenLisis.
der sus pensamientos. Estos se siguen uno al otro, como las ondas de una hermosa y límpida corriente, y se HIPÓLITO TAINE deslizan por igual y de continuo hacia un fin que desde (Concluirá este ensayo luego puede percibirse. Platón no es más que un histoen la entrega pro. rima)
riador exacto, cuando da a sus jóvenes el instinto de lo verdadero y el talento natural de pensar bien. Véase el diálogo Filebo o Del placer. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica