Enrique Espinoza

Tomo XIV REPERTORIO AMERICANO Sábado 12 de Febrero San José, Costa Rica 1927 SEMANÁRIO: DE CULTURA HISPANICA SUMARIO: Cómo viven y trabajan nuestros escritores: Horacio Quiroga, por Enrique Espinoza. La actitud ejemplar de Panamá, por Manuel Roy. La voz de los costarricenses vigilantes. La poesia contemporánea mexicana, por Agustin Loera y Cháves. Se trata de Panamá, pueblo de honor, por Eduardo Maduro. El señor Chocano replica al señor Jiménez de Asia. El Repertorio Americano, por Brenes Mesén. Homenaje a Horacio Quiroga, por Roberto Payró, Benito Lynch, Rafael Alberto Arrieta, Fernández Moreno, Armando, Donoso y Roberto Giusti. La guerra de los yacturés, por Horacio Quiroga.
Cómo viven y trabajan nuestros escritores: UIEN no conoce personalmente al autor de El Desierto se lo imagina alto y robusto, machete en mano, como un pioneer, allá en las selvas misioneras. si alguien yo por ejemploseñalara a Horacio Quiroga en el paciente ciudadano que escucha, en silencio, una romántica sonata en la Wagneriana, no dejaría, a buen segu. ro, de provocar asombro. Cómo diríame tal vez una linda admiradora del maestro ese hombre de mediana estatura. y ojos dulces es el vigoroso creador de El salvaje, Un peón, Los mensi y demás historias de la selva?
Justificado asombro si la encantadora chica olvida, que Horacio Quiroga es asimismo autor de Miss Dorothy Philipps, mi esposa, La meningitis su sombra, El Solitario, y otros cuentos de amor, de locura y de muerte.
Con todo, esa imagen gigantesca que sugiere el escritor a través de su obra es exacta. Como que viene a ser su verdadera personalidad. Porque Quiroga, como el salvaje libre de Rousseau, que en alguna parte recuerda Reinach, no es un verdadero salvaje, sino un filósofo que se ha desnudado. Es decir, un hombre que harto de prejuicios alternó un dia su vida burguesa de ciudad con la vida heroica de la selva. antes de ma ravillarnos con la revelación fue el primero en maravillarse. De ahí que para decir cómo trabaja este escritor excepcional, no baste interrogarlo si escribe de noche o de día, si necesita tomar té o café. La obra de Quiroga está en intimo acuerdo con su vida.
Para saber cómo la forja. es preciso averiguar, primero, cómo la vive.
Yo he tenido la fortuna de pasar una temporada, en su casa de San Ignacio y tratarlo, desde hace años, a diario, en Buenos Aires.
Puedo pues hablar con cierto conocimiento del hombre y del artista que, como dije, en Quiroga se equivalen. Si alguna división cabe, es la que adoptó un crítico francés al hablar de Jules Renard: el hombre del campo y el escritor de la ciudad.
Sin embargo, es bueno advertir que Quiroga conserva algunas ventajas de la civilización en San Ignacio y no olvidar sus hábitos de hoinbre libre en Buenos Aires. Uno de sus mayores méritos consiste, precisamente, en saber estar solo sin apartarse de nadie. Pero de Quiroga ciudadano haHoracio Quiroga Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica