REPERTORIO AMERICANO 239 1 y tiempos, como lo hacían los alumnos más adelantados.
Su lealtad no pudo ser mayor: fiel y agradecido a los beneficios, si Milord hubiera abrazado la carrera de la politica, jamás hubiera medrado, y al sucumbir con su partido, estoy seguro de que se hubiera quedado solo, como el perro de los buques normandos, ladrando a la tempestad. él si que no podia comprársele con una diputación o cualquier otro empleo; a una propuesta semejante habría contestado: a otro perro con ese hueso! dando así testimonio de que no es cierto el adagio que dice. por la plata baila el perro.
Serio, circunspecto y lleno de gravedad, al fin descendiente de ingleses! se le veía siempre mirando por sobre el lomo a los perros más encopetados, aunque fuera un terrible buldog, a quien le podia alzar la pata y. despreciarlo, lo mismo que a cualquier perrillo faldero.
No hay duda, Milord era de la casta de aquellos perros del tiempo en que se les amarraba con longanizas, vista su honradez acrisolada, pues nunca tuvo ni siquiera la tentación de dar cuenta del queso y la carne de las cocineras, a pesar del mal ejemplo que éstas suelen dar a perros y gatos, infringiendo el mandamiento de la ley de Dios.
Tal es el sujeto que acaba de ser envenenado.
inhumanamente por la policia. Muerto el perro se acaba la rabia. de los celadores, pero debe comenzar la acción de los tribunales de justicia para castigar el delito.
El célebre perro chileno, llamado Cuatro remos, fué enterrado por la corporación de los bomberos de Valparaíso, que le han elegido una columna de mármol, y posteriormente consagrado a su memoria un libro de inuchas páginas.
Milord debe también ser inmortalizado con una estatua, que, por via de desagravio, sea eregida por el cuerpo de celadores, debiendo ponerse en la base del monumento esia sencilla inscripción: aquella salutifera desolación, se entretenia contemplando la angustiosa lucha entre el débil andícola y los fuertes Andes; y, como siempre que los hombres se entretienen, los unos se mofaban del débil, los otros celebraban con risotadas las irracionales mofas, éstos tiraban piedras que no podian alcanzar al inaccesible animalito, aquéllos trataban de acosarlo con sus vociferaciones, alguno que otro lo compadecia, sólo uno tomaba para si el ejemplo que él le daba, y todos deseaban que llegara el desenlace cualquiera que esperaban.
Mientras tanto, el alpaca solitaria, indiferente a los gritos y a las risas de los hombres, impasible ante el estruendo y el peligro, buscaba un punto de apoyo en la saliente de hielo petrificado que coronaba el ventisquero, y después de caer una y más veces, logró por fin encaramarse en el único seguro de aquel desierto de hielo desolado. Entonces, conociendo por primera vez el peligro de muerte que habia corrido, y oyendo por primera vez las vociferaciones que lo habían acosado, dirigió una mirada plácida a los hombres, a los torrentes desenfrenados, y al abismo a donde habían tratado de precipitarlo, fijó la vista en el espacio inmenso, y percibiendo sin duda cuán invisible punto son los seres mortales en la extensión inmortal de la naturaleza, trasmitió a sus ojos expresivos la centelleante expresión de gratitud que a todo ser viviente conmueve en el instante misino de su salvación; y dirigiendo otra mirada sin encono a las.
fuerzas naturales y a los hombres que lo habían acosado, por invisibles senderos se encaminó tranquilamente a su destino.
En el alma de todo ser racional que ha logrado salvar las dificultades de una obra trascendental, se manifiesta el mismo fenómeno que observé en el alpaca descarriada de los Andes. Por encima de toda pasión odiosa se levanta en el fondo el sentimiento de la gratitud.
EUGENIO Hostos Puerto Rico. MILORD, VÍCTIMA DE LA IGUALDAD ANTE LA LEY.
Los celadores arrepentidos.
Descanse en paz el notable can, y reciba el amigo señor Castro mi pésame sentido.
FEDERICO PROAÑO Ecuador.
Como el alpaca solitaria Una vez, en los Andes soberanos, por no se sabe qué extraordinaria sucesión de esfuerzos, había logrado subir el penúltimo pico de la cúspide misma del desolado ventisquero del Planchón, un alpaca de color tan puro como la no medida plancha de hielo que le servia de pedestal. Descendiendo por la vertiginosa pendiente del ventisquero y hundiéndose en los cóncavos senos de la tierra con todo el fragor de los truenos repetidos mil veces por los ecos subterráneos, dos torrentes furiosos azotaban la mole en que el alpaca se aislaba. Las oleadas la sacudian, las espumas la salpicaban, los horrisonos truenos la amenazaban y la timida alpaca no temía.
Muy por debajo de la cumbre, al pie del ventisquero, una turba de enfermos que habían ido a buscar la curación de sus dolencias o de sus pasiones en Scott Exploración al Polo Sur en 1916, La actitud de Scott ante el deber de concluir triunfalmente una expedición en la que su patria tenía puesta su alma, y el pequeñísimo de no abandonar en el camino a un compañero ya moribundo, no ha sido superada hasta hoy por héroe alguno.
Decimos mal: El heroísmo es uno solo, absoluto y cumplido totalmente en si mismo, sea cual fuere la causa que lo encendió. No caracterizan el acto heroico sus consecuencias, sino la entrega incondicional de la fe a un sentimiento puro. Scott pudo haberse salvado por poco que hubiera creido que la gloria de la patria, el orgullo de su hazaña, el amor de su familia, pesaban más en su corazón que la vida de un hermano en el infortunio. Nada costaba a Scott cerrar los ojos ante el destino de un nuevo compañero de expedición que caia a su vez. un kilómetro escaso estaban la vida, la salud, el triunfo, la gloria. El conservaba fuerzas para alcanzar el puesto de abastecimiento; su compañero, no. Scott permaneció a su lado, y la muerte sobrecogió a ambos.
Todo, en la expedición de Scott al Polo Sur, fué una serie de infortunios desde el principio al fin.
Nunca la fatalidad ha conducido una empresa al desastre con tal mano de hierro.
Desde luego, la ruta polar, trabajosamente estudiada por Scott, propiedad suya, podría decirse, y de la que un explorador con mayor fortuna debía en Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica