Strike

100 REPERTORIO AMERICANO Francisco Monterde y está regida por una fatalidad ineludible, Alfonso hace versos en sus dias de serena y recondita inspiración.
Reciprocidad Versos en donde las palabras están dispuestas con Para el águila punto en el azularreglo a una suprema arquitectura; donde nada sobra el tren es un gusano de luz.
y nada falta; donde el ritmo exterior es trasunto de las intimas consonancias vitales, y por donde se escapa el José Rubén Romero: rumor de las suaves tormentas que se renuevan más allá del ritmo de los pensamientos. El rebaño La mandolina del otoño Pasan las ovejas cubiertas de lana, Ya rompes, mandolina de lamentos, el pastor las sigue desgarrado y mudo. ellas Dios las viste, gotas de trino salpicando al prado, y revuelcan las faldas de los vientos al pastor el amo lo deja desnudo.
el oro fatigado.
José González de Mendoza: En el crepúsculo del año, canta, ceñida de violetas la garganta.
Nopales. Venturosa de ti! clama la rosa. Qué, de manera que, falleciente, al rodrigón se aprieta; tan áspera, defiende y al eco del suspiro. venturosa. la nopalera?
se abre, azul de celos, la violeta.
El listado melón desaparece, José Frias: bajo racimos como de corales, y es una mandolina que florece, Hai kai de marzo perezosa entre sueños vegetales.
Un brote nevo: En éxtasis de son la araña huelga. quién va a buscar torturas salta la abeja como chispa fatua, en un recuerdo?
y el heno de los árboles descuelga su blanco airón a coronar la estatua.
De José Frias, espíritu errabundo del que tanto En el crepusculo del año, cunta, se ha esperado, es justo citar por lo menos un fragceñida de violetas la garganta.
mento de su bello poema a la Iglesia de San Severino. Pero memorias que el otoño dora, ácidamente, con punzante júbilo. Mi alma, en oración, era la ojiva, si a nuevas fiestas amanezco ahora, la palmera columna, el Canto Llano, otras recuerdo con un llanto subito. y ante el altar mayor la llama viva.
De mis delicias joya cortesana. Noche. de Navidad en un cristiano de mis virtudes rosa campesina, templo que vio rezar al Florentino, hyeme tú; que para ti se ufana, tu recuerdo es anillo de mi mano: temblando, el alma de mi mandolina, Misa nocturna de San Severino, y en el crepúsculo del año, canta, en la que ardieron como sacro aceite ceñida de violetas la garganta.
mi dolor sin virtud, mi amor sin trino y la ceniza en flor de mi deleite!
En este remanso diáfano coloco a Maria Enriqueta, nuestra mejor poetisa, tan conocida en España tan Seria imposible suprimir de este rápido bosquejo, cerca de Mexico.
en el que tantos poetas y tantas bellas obras han sido sacrificados por el filo de la premura, el nombre de El afilador Alfonso Reyes, una de las personalidades más vigoroYa viene el afilador sas y representativas de nuestra intelectualidad. Su tocando su caramillo.
nombre, cargado de exclamaciones, nunca fué una «pro¡Ah, decidle, por favor, mesa. arribó a las letras imponiendo la soberanía de cuánto su dulce estribillo su talento. Sin poder señalar un grupo determinado que viene a aumentar mi dolor!
le siga, lo cual seria una limitación, su influencia y su ejemplo circulan subcutáneamente por toda la cultura En esta triste calleja mexicana como esas agujas milagrosas que se introducen obscura, sola y torcida, en el organismo y lo recorren por toda la vida, visicon sus aleros de teja, tando las más secretas celdillas. Por diversas razones ¿quién puede ganar la vida?
me conformo con trasladar el juicio del distinguido ¡Que cierren pronto la reja poeta colombiano Ricardo Arenales en la parte que no vaya por ella a entrar concierne a la poesia de Alfonso Reyes. Se ha creido buscando a la Rosalia generalmente que tiene limitadas aptitudes para exprepara ver y preguntar, sar sus emociones en forma poética, es decir, vaciáncomo lo hizo el otro dia, dolas en los moldes del verso. Error lamentable. Hay si hay tijeras que afilar!
en su espíritu vislumbres ideales, vagas melancolias, optimismos risueños, que reclaman severas y armoniosas No quiero en el corredor clausulas ajustadas a números precisos. Por otra parte, de mi triste patiecillo nadie conoce mejor que él la técnica sutil, intransigente volver a oir el rumor y heroica de la poesía. como la forma expresiva de de su alegre caramillo; las emociones no es arbitraria y ocasional, sino que ived que no entre, por favor. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica