189 REPERTORIO AMERICANO Acerca de un compendio de Historia de Chile Mandril, de Setiembre de 1926.
Me inclino, más bien, a penSeñor Don sar, como decía al comienzo, que escribir la Historia de toda Calos Pereyea la América española con un conocimiento total del ambienPresente.
te peculiaridades de cada región, está más allá de las fuerRespetado señor y amigo: Montalbrin. 11 zas y del tiempo de que puede Creería faltar a mi deber y disponer un hombre, por más adrid, 29 de Octubre 1996.
que éste sea un escritor einiborrar de golpe la espontanei Sr. Joaquin García Jonge: nente.
dad y la simpatía que me he No son estas líneas la maesforzado, en demostrarle desde Querido amigo: nifestación de un patriotismo que tuve el honroso agrado de Le adjunto las cartas, inéditas, que con motivo de la apa exhuberante y combativo. No.
conocer a usted, si no le diera He meditado antes de escrimi modesta y brevisima opinión rición del tomo VIII CHLE. de la Historia de la América birlas y si las he trazado, es sobre el tomo que acaba de Española nos hemos cambiarlo con su autor, don Carlos dedicar a Chile en su Historia porque estoy cierto de que Ud. Pereyra. Se las enrío a uster con rerdarlero placer porque de la América Española.
en mi caso, habría procedido.
su Necista es cada vez más interesante y difunulida. Ne senlo mismo.
Como todo lo que sale de su Con sentimientos de su conpluna fecunda, que labora sin tiré honrado satisfecho con su inserción en las páginas sideración más distinguida, le tregua, ese libro es digno de del REPERTORIO.
estrecha la inano sit affmo.
un estudio crítico a que, des Orilene a su admirador y amigo e. A.
graciadamente, no puedo entregarme en medio de las tareas RODRÍGUEZ MENDOZA. RodrigoeZ MENDOZA.
múltiples que comporta un puesto diplomático.
No tengo, además, al alcance de la mano, todo el material bibliográfico vida fué un largo y grandioso drama, coMadrid, a 10 de setiembre de 1928.
necesario y debo limitarme, pues, a unas mo el de todos los fundadores de países, cuantas observaciones, la primera de las Señor don Emilio Rodríguez Meniloza en que la tragedia no tardaba en opacar cuales, se basa en el temor de que una obra con sangre la fortuna tornadiza y fugaz; Respetable señor y amigo: tan vasta como la Historia de la América pero nadie poulrá disputarle que fueron sus Española pueda ser víctima, por lo menos ideas, temerariamente avanzadas, las que He recibido una carta de usted, llena de en algunas de sus partes, del deseo, teme primero derrumbaron políticamente a la bondad y talento. La pluma ágil del escrii rario a fuerza de enorme, de dar cima Colonia.
tor sabe decir cuanto quiere, y decirlo con apresurada a una labor que está más allá ¿Ni cómo puede decirse que era «todo gracia, siendo quien la maneja un diplode las fuerzas de un solo ciclope, aunque audacia para la asonada y todo timidez mático. Suavemente pronuncia usted mi éste sea el historiador infatigable que vive frente al enemigo, olvidando sus innume descalificación para escribir sobre asuntos una existencia de Tebaida, entregado a su rables actos de arrojo; su rudísima cam de Chile. Entiende usted que son infranmagno programa de trabajo.
paña de la Pampa argentina; su muerte queables las distancias entre antecos. Significa tal acumulación de hechos con. Îlena de bizarría impávida y hasta de ele esta imcompresión general, debe sumarse tradictorios, pasiones furibundas, causas y gancia, si ésta fuera compatible con el la del que nunca ha tenido la fortuna y concausas; sucesos que se entrechocan, ese inisterio solemne del más allá?
la dicha de pisar la tierra chilena.
siglo de intenso dramatismo vivido por la Hablando, a su vez, de Higgins, cuyo No se anticipa usted a mí juzgando mis América española desde el momento de su rol en la Independecia americana es enorme deficiencias. Pero otras son las que lamendisgregación de la Metropoli, que histo porque sin el dominio del mar por Chile to, y no las de la lejanía geográfica, que riarlo fiel, fría, total, imparcialinente, me no habría habido Ayacucho, es decir, la me parecen ilusorias. Después hablaré de parece, insisto, labor superior a la de un jornada definitiva de la Emancipación, dice esto, y paso a tratar los asuntos concretos hombre.
usted. Pág. 25)6.
que usted toca.
La igualdad o siquiera la similitud de «Era un verdadero jefe de Estado. La primera de las acusaciones de usted raza, clima, vida económica, etc. pondrían Sin duda: pero en la página inmediata se refiere a don Juan José Carrera. más más al alcance de un solo escritor ese trabajo dice Ud. que «O Higgins no era un Gober bien, no se refiere a él. Por los términos ilimitado; pero la Ainérica, geográficamente nador Presidente del tiempo de la domi. de la carta de usted, entiendo que usted enorme, presenta diversidades étnicas y pro nación española como su padre el Marqués ha pensado que yo hablo de don José Mi. ductivas tan evidentes, que necesariainente de Osorno, sino un Fernando VII.
guel. Refiriéndose usted al general Carrera, se reflejan en cada manifestación de la vida Y, todavía, prosigue, hablando de la «farsa y yo a su hermano, las palabras en que general, haciendo poco menos que imposible constitycional de Higgins.
me niega usted «la primera de las altas que el mismo autor, por eminente que sea, Creo, por, mi pavte, que, seguramente, dignidades de la historia. no se aplican que escribe la historia de un pueblo sep pudo equivocarse; pero que el temple ace al so.
tentrional pueda escribir, máxine sin ha rado del carácter de aquel gran soldado Dice usted. no creo que sea un testimoberlo conocido y estudiado directamente, la era absolutamente contrario a las come nio de serenidad hablar de un Prócer como de un país tan peculiar, tan individual dias y flexibilidades de la farsa.
Carrera en los mismos términos, ni más ni como Chile, por ejemplo. Organizó y moralizó. dice Ud. luego, menos, en que se aludiría a un Hércules de olvidando la afirmación inusitada de la circo.
página 257. cita usted mis palabras: Era un atleta Por las razones que expongo al empezar Fue agrega un constructor como su sin seso, todo arrojo y vanidad.
esta carta, no he de honrarme en este ino padre el Virrey Higgins; pero afirma, Yo no digo. José Miguel. Digo: Juan mento haciendo un examen minucioso de casi a renglón seguido, al hablar de no sé José, sargento mayor de los Granaderos su interesante libro.
cual de sus actos, que dió en esa ocasión residentes en Santiago, era un atleta sin Con todo, me acusaría sieun pre del pe. la medida de la incapacidad política, etc. seso, todo vanidad y arrojo.
cado de apocamiento y simulación, si no Es justo hablar de la incapacidad de Deshecha esta confusión, nada tendrín dijera a Ud. ya que se trata de un libro los hombres que sin elementos de ninguna que añadir, pero debo patentizar que presobre mi país y aparecido en el mismo sitio especie sacaban y organizaban de la nada sento datos objetivos, sin recargar las somde las funciones oficiales que se me han países independientes?
bras. Don Miguel. Luis Amunátegui, simencomendado, que varios de los juicios de ¿Podía pedirse en aquel entonces expe patizador de los Carreras, escribe: Don esa obra carecen, sino me equivoco y ojalá riencia previa para el acertado moldeo po Juan José era el primogénito por la edad; me equivocara, de esa serenidad inaltera lítico de una nacionalidad nueva a los que pero estaba muy distante de ser el primero ble sin la cual hay derecho a temer que sólo tenían entre sus manos. los materia de sus hermanos por las dotes del espíritu.
110 se posea la primera de las altas digni les dispersos y amorfos dejados por la Parecia que lo que faltaha al desenvolvidades de la Historia: la imparcialidad. Colonia al caer?
miento de su inteligencia, se había com¿Le interesa a Ud. saber por qué pienso así? Avanzando basta nuestros días, llega pensado por el extraordinario desarrollo de Pues, porque, en efecto, no creo que sea usted a sucesos de tal inanera recientes sus fuerzas corporales. Tenía la contextura un testimonio de serenidad hablar de un que me inclinan a recordar que la Histo y el vigor de un atleta, y hacía pruebas Prócer como Carrera en los mismos térmi ria no se ha escrito jamás junto con el que los hércules le habríun admirado. Sunos, ni más ni menos, en que se aludiría desarrollo mismo de los acontecimientos. jetaba un carruaje tirado por una robusta a un Hércules de circo: Yo no creo de ninguna manera que su mula, tomándolo de la trasera con la naro. Era dice Ud. un atleta sin seso, todo libro exteriorice malquerencia contra Chile, y levantaba en el aire una media docena arrojo y vanidad.
lo que no correspondería a la idea que en de fusiles, agarrándolos por las puntas de Nő, el General Carrera no era eso: su tre nosotros se tiene de México, gran país. las bayonetas. Pero su fuerza y su valor Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica