Tomo XIV REPERTORIO AMERICANO Núm. San José, Costa Rica 1927 Sábado 29 de Enero SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA SUMARIO: La quiebra de la civilización occidental, por Alberto Ureta. Armando Chirveches, por Alcides Arguedas. Alcides Arguedas, por Armando Chirveches. El camino al Norte, por Manuel Jiménez. Fragmento, por García Monge. Lección, por Maria Enriqueta. La estela de Nakens, por Gabriel Alomar. Mapa literario de España, por Juan Carlos Sabat Pebet. Ensayos, por Max Jiménez. Organización de comunidades tomando como centro la Escuela, por Elena Torres. Bibliografia titular. Historia de los duendes que arrebataron a un sepulturero, por Carlos Dickens. Página lirica de Jorge Carrera Andrade.
La quiebra de la civilización occidental Pocos través de un gran libro de Georges Duhamel De Jercurio Peruano. Limaocos documentos darán más tarde una impresión tan punzante de la hora de zozobra y de incertidumbre que vivimos, como las Lettres au patagon. Un hombre que tiene la audacia de ser integramente de su tiempo, denuncia ahí en forma todavía nueva, la quiebra de una civilización que la gran guerra no ha hecho sino poner en evidencia.
Por primera vez, Duhamel siente toda la intensidad de la tragedia en que se debate el mundo. En sus anteriores libros, una esperanza en el hombre ponia a su invectiva un acento optimista. Creia que una fe redentora iluminaria el mundo en un futuro más o menos próximo.
Toda indulgencia idealista desaparece en esta obra. El hombre, dice, no puede ser salvado, porque no quiere ser salvado. La guerra no fué una causa. Ha sido sólo un síntoma. El mal que aqueja a la sociedad de nuestro tiempo no es sino la agravación de una enfermedad incurable. Tal sentimiento, latente en todas las páginas del libro, inspira una ideologia desesperada. Compagnons, Vie des Martyrs, Confesion de mi nuit, Possesion du monde, son la experiencia de una contemplación simpática de la vida. Lettres, au patagon, por el contrario, responde a una visión sombría, pero, acaso, más verdadera.
Bajo capa de ficción amable y risueña, Duhamel manifiesta libremente las graves ideas que le sugiere la locura de los hombres. El tumulto de una sociedad (valetudinaria, el artificio y las promiscuidades de una civilización agotada, la vanidad falaz de la palabra, la vacía presunción de la ciencia, el juego estéril de la filosofla, la mistificación diletante de los proveedores de arte, todo cuanto es digno de piedad y de compasión, halla en el libro de Duhamel una sonrisa amarga.
Esta sátira tiene un sentido nuevo. Por lo general, el censor habla en nombre de um ideal, de un orden, de un tipo de vida. Tiene un patron conforme al cual mide a los hombres, las instituciones y las costumbres. Duhamel se despoja de todos los postulados de la civilización para ponerse al tono con el salvaje que lo e. ucha. Deja a la puerta las preocupaciones y prejuicios de su época, y entra solo, desnudo, simple, al hogar primitivo de su interlocutor. Contempladas de este modo, las incongruencias y contradicciones se acusan y adquieren proporciones, inusitadas. la ironia se convierte en sarcasmo y la urla en desdén.
Es la actitud de las Cartas Persas. Sólo que Montesquieu, estaba demasiado imbuido en el idealismo restaurador de la enciclopedia para poder, abstraerse totalmente de su época. Jamás perdió de vista la concepción filosófica y política del siglo XVIII. Montesquieu deja hablar a Usbek y a Rica. Su sorpresa y su admiración nacen no sólo de los absurdos de la civilización europea, sino también de la comparación de dos tipos de cultura incompatibles. Usbek y Rica tienen un ideal que defender, un ideal que enfrentan al espíritu occidental. Duhamel se siente, por el contrario, desligado de todo, sin amor y sin odio, sin esperanza y sin temor. Solo entre los hom. bres. Sabe que el patagón no pertenece a ninguna sociedad ni, representa un tipo de cultura ni defiende un credo ni tiene una and make sure Juhanie Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica