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REPERTORIO AMERICANO 313 Ibsen y Kierkegaard L nombre de Ibsen suscita en mi desde luego el nombre, entre nosotros casi desconocido, del espíritu humano que más hondamente influyó en el suyo, el de Soeren Kierkegaard, alma congojosa que acuñó con su sello ardiente a toda la juventud espiritual de la Dinamarea y la Noruega de mediados del siglo último.
Fue el crítico de Ibsen, Brandes, quien me llevó a conocer a Kierkegaard, y si empecé a aprender el danés traduciendo antes que otra cosa el Brand ibseniano, han sido las obras de Kierkegaard, su padre espiritual, las que sobre todo me han hecho felicitarme de haberlo aprendido.
Decia Proudhon que todo problema se reduce, en el fondo, a un problema teológico, queriendo decir, sin duda, religioso, y lo cierto es que en el fondo de la dramaturgia de Ibsen está la teología de Kierkegaard, de este corazón tan esforzado como angustioso, que presa durante su vida toda de una desesperación resignada, luchó, con el misterio, con el angel de Dios, como luchara antaño Jacob.
con él, y bajó al reposo final después de haber estampado con fuego la verdad en la frente seca y fría de la Iglesia oficial de su patria.
La drainaturgia de Ibsen es una dramaturgia más religiosa que ética o que estética en sus últimas raíces y no es fácil que la sientan en su fuerza toda, los que no han pasado de la concepción estética y a lo sumo de la ética. si no lo comprendemos así aquí es porque llamamos religión a una mezcla de supersticiones mitológicas y de política.
La cristiandad no hace sino jugar al cristianismo, exclamó Kierkegaard, y sostuvo contra todo y contra todos su amor salvaje a la verdad, a la verdad sentida y no sólo concebida lógicamente, a la verdad que es vida, aquel noble solitario entre los hombres. Brand, el Brand ibseniano, es su reflejo en el arte dramático y cuanto dure Brand durará Kierkegaard.
No comprendo que puedan llegar al condensado meollo de la dramaturgia ibseniana los que no hayan pasado por las tormentas espirituales porque pasó el solitario teólogo de Copenhague, suscitándolas más luego en el alma también atormentada y congojosa de Ibsen, otra víctima del mal de ojo de la Estinge.
Inés recuerda a Brand en el dram ibseniano aquellas terribles palabras bíblicas que Kierkegaard solía recordar, aquella sentencia: de quien vé a Dios, se muere.
En las doctrinas de Kierkegaard, respecto a la relación entre los dos sexos humanos, al amor y al matrimonio, tal como las expuso, sobre todo en sn o lo uno o lo otro, y en sus Etupas del camino de la rila, está el gérmen de la manera cómo vió Ibsen esa relación en la realidad de la vida. Pues no sirve decir que en un drama no hay bres, pueblos azotarlos por ei sol. Para ellos la tentación bíblica, la del fruto del árbol de la ciencia del bien y del En la velada que la sección de Literatura del Ateneo mal, con cuya comida se habían de de Madrid celebrd en memoria de lleurik Ibsen, fue hacer como dioses nuestros primeros leido el siguiente artículo de MIGUEL DE NAME Yo.
padres, se ha convertido en tentación carnal.
Yo no sé bien en qué consiste, pero la experiencia me ha ensañado que, por acá al menos, la concupiscencia de la carne ahoga a la soberbia del espíritu. los héroes ibsenianos son soberbios, prometeicos, y son castos como todo héroe.
Por aquí se siente una secretul lepugnancia hacia el «pato salvaje. lo que llamamos belleza no pasa de ser una alcahueta de la cobardía la mentira. Lo que entre nosotros se llama arte no suele pasar de ser sing la verde capa florida que encubre y: protege el charco de aguas estanerdas y mefíticas portadoras de la fie.
bre consuntiva. Los «soportes de la sociedadlo necesitan contra el enemigo del pueblo. Ne quiil nimis repiten los miserables frente al. o todo nada, de Brand.
Quéjense otros. decía Kierkegaard de que los tiempos son malos; yo me quejo de que son mezquinos, por faltarles pasión. Los pensamientos de los hombres son quebradizos como alfileres, y ellos, los hombres mismos, tan insignificantes como costureras. Los pensamientos de sus corazones son demasiado miserables para ser pecaminosos. Un gusano Ibsen podría tal vez tener por pecados semejantės pensamientos, pero no un hombre creado a imagen de Dios, doctrina filosófica o religiosa. Podrá no ha Sus placeres son discretos y pesados, sus berla predicada y expuesta didácticamente, pasiones soñolientas; cumplen sus deberes pero el autor vió la realidad que traslada estas almas de especieros, pero se pernia través de los cristales de una filosofia ten, como los judíos, recortar el dinero; se o de una religión, y si no la vió así, no creen que aunque nuestro Señor lleve suis vió nada que merezca perpetuarse.
libros en toda regla, se le puede meter en estos nuestros países en que esa moneda falta de peso. Fuera con ellos! relación sexual se entiende y siente o del hé aquí por qué se vuelve siempre ini alma modo más ramplón o del modo más groal Antiguo Testamento y a Shakespeare, Rero, o ya litúrgica o ya sensualmente, en Allí se siente que son hombres los que haestas desdichadas tierras espirituales co blan; allí se odia; allí se ama; alli se inata rroidas por el más infecto esteticismo pro al enemigo, se inaldice a su descendencia teico, la ética ibseniana tiene que ser, por por generaciones; allí se pieca. fuerza, un misterio indescifrable. Donde Leido esto no os explicáis la moral lichallan boga las patochadas de un An roica de la dramaturgia ibseniana?
nunzzio y donde el colmo de la emancipaY no hablo de anarquismo, porque este ción de prejuicios es el llanado amor libre, ha llegado a ser entre nosotros, en fuerza no es posible que sean bien comprendidos, de tonterias y de brutalidades, una palabra ni menos sentidos, los sacudimientos de sin sentido claro.
Ibsen. ahora decidine creéis que son capotY en los demás respectos ocurre lo mismo. ces de pecar todos esos mozos aprovechaPorque no es el amor sexual el eje de la dos que van para ministros o para acadledramaturgia ibseniana, y hasta en aquellos micos? Sus aspiracions son demasiado de sus dramas donde ese amor juega un iniserables para ser piecaminosas.
papel no es fin y término único del con tampoco, mis jóvenes, vayáis o creer Hicto. El hacer de ese amor la ocupación que el pecado se concentre sobre todo en más honda de la vida es cosa que ha na el orden de la sexualidad, ino! Xo priedle cido, más bien que de la sensualidad, de la decirse que fuera un pecador billico, whalimitación mental y espiritual de los po kespeariano o ibseniano, aquel estúpido Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica