146 REPERTORIO AMERICANO Paul Morand un momento en cada miel y el resultado es, uno de los raros maestros perfectos del titulan, no podrían titularse, con nombres de para el lector, una embriaguez policroma. cuento contemporáneo. Su condición más mujeres. El tiempo y el espacio intervienen De un pais, de una ciudad que visita no visible de estilista ha sido la de instaurar como un convidado cuya presencia no nos conserva sino el color de un crepúsculo, el una trascripción literaria de la prosa fami asombra sino en vista de nuestra falta de recuerdo afinado de un perfume, la evoca liar de post guerra y de realizar esta tras previsión. Aparecen la noche» y la «tierrax.
ción de una música.
cripción, convirtiendo el idioma de todos en La noche catalana, la noche turca, la noche Ninguna de estas imprecisiones en la un instrumento de admirable agudeza ex nórdica no se llaman ya, simplemente: Rememoria de Paul Morand. Su descripción presiva, sensible, como una antena, a las medios, Ana, Aino.
de Lisboa, en el primer ángulo de una de menores solicitaciones de la vida actual, Las mujeres y las ciudades. El plano de sus mejores Inarraciones: Lorenzaccio o el nerviosa y atormentada siempre de un mo una mujer, el sexo de una ciudad. Los perRegreso del Proscrito, es de una exactitud vimiento opuesto.
files de Morand desaparecen. Ahora, comque recuerda las telas de algunos pintores Pero las cualidades de estilista no le sa puesto su rostro de frente, mira, indistintaprimitivos. Qué poco queda, en este via tisfacen por completo. Aspira a más. Desea mente, las mujeres y las ciudades. Para jero, del romanticismo itinerante de René: ser un cronista de la psicologia del si conocer a las mujeres es riecesario recorrerNingún fondo de vaguedad, ningún arcano. glo xx, y lo logra. Porque, en esos esce las. Para conocer las ciudades es preciso Todo neto, preciso, limitado, como la mirada narios minimos en que desarrolla el asunto palparlas. las ciudades y las mujeres de en la blancura líquida del ojo que la con de sus relatos, reune mayor cantidad de Paul Morand no pueden ser una sola. Viatiene.
cosas vivas y de costumbres singulares que jero obligado, su vida es la vida cosmopoDel poeta tiene Morand, como Giraudoux, las que pudiera contener una enciclopedia lita. Tiene ya, detenido en libros, su Occila capacidad sugeridora de las sintesis. Un de las manias contemporáneas. Y, también, dente, su Pre Oriente, su Oriente. Parece detalle, la voz blanca de Proust, la nube porque ha descubierto hasta qué punto es conocer una parte de Norteamérica y, además, que, en un dia de verano envia a su amante cierta en la vida, la afirmación de Four de los Estados Unidos, ha sabido decir que una de las mujeres de Tendres Stocks, la croy que sirve de epigrafe a La Europa los viejos automóviles Ford son sus únicas piel de María Luisa que parecía una imita Galante. Estamos inclinados a creer que ruinas.
ción de tan pálida que era y descolorida muchas de las sensaciones voluptuosas que Morand es el observador rapidísimo de por la urbanidad son más que simples acier algunos individuos han experimentado re gestos y lugares, que en dos minutos levanta tos de idioma, exquisitas muestras de sen. cientemente, obedecen a un principio de en un interior toda una ciudad o una raza.
sibilidad y de observación.
asfixia. Hombres y mujeres se mueven, gesticulan, Morand, que no ha podido obtener un JAIME TORRES Bonet callan, se frotan o se buscan. En Ouvert la éxito absoluto como novelista. Lewis et nuit en Fermé la nuit, pasan nombres, vocaS Altamirano 116 Irene es, en cambio, uno de los maestros, México, México.
blos y sitios que son el universo internacional de este arquero que lanza tan certeras flechas sobre todo cuanto mira que, si tuviera tiempo de detenerse un momento frente De Revista de Revistas, México, a un espejo, su imagen quedaría acribillada.
Paul Morand tiene treinta y ocho años y ECORDÁIS el prefacio de Anatole France «vuestra voz, también blanca, traza una frase tan larga. un público internacional que lo busca por a Los placeres y los dias. el libro diversas razones, aun por aquellas que no primero de Proust? Anatole France parece Frente a un espejo de dos lunas Morand son estrictamente literarias. Esto último nada reconocer únicamente en el Proust de en ha dibujado en La Europa galante uno de tiene de extraño: Chesterton nos ensena tonces, en vez de las cualidades originales licioso, donde las lunas son tres tenemos que un impresor, leyendo la Biblia, no enque formaron más tarde una rama de la lite los perfiles diversos de un mismo rostro. cuentra sino las erratas.
ratura actual y ensombrecieron el limitado ¿Quién no es asimétrico, aunque sea ligera Sus asuntos sexuales y su lenguaje han prado ameno del mismo autor de El crimen mente? Uno de los perfiles de Morand pa contribuído a imantarle lectores. Su inás rede Silvestre Bonnard, virtudes refinadas. rece hecho para mirar a las mujeres; otro, ciente libro se tifula, significativamente, Rien Cualidades, virtudes. Para France, Marcel para mirar a las ciudades.
que la terre. Como todos los suyos, es el Proust era un virtuoso lo cual en arte den En un principio, las mujeres de Morand libro de un sensual, de un hombre que pone música, quién lo ignora? no es, en modo Clarisa, Delfina, Aurora eran a un solo en juego sus sentidos, alejándolos y aceralguno, diverso de un vicioso.
tiempo la figura y el ambiente. De este mo cándolos como el fotógrafo el silencioso ¿Recordáis, en cambio, el prefacio de Marcel do, el aire engendraba la figura sin preten acordeón de su cámara de fuelle, para conProust a Tendres Stocks de Paul Morand? der ahogarla, y la figura creaba el paisaje seguir la visión exacta.
La respiración es otra: da tierhpo para es con sólo un movimiento, con una frase o, la inversa de Valéry Larbaud a quien cribir y, enseguida, leer en voz alta una simplemente, con un silencio. En un princi recordamos por lo mucho que de Morand frase larga. Proust tuvo la conciencia clara pio también, al recordar estas tres figuras difiere más que el carácter, le interesa la de cómo el tiempo se impone a los escri de Morand, pensábamos en las muñecas mania del sujeto. El tic nervioso, la zozobra tores y de qué modo aparecen nuevos escri grises y delgadas que aun de frente parecen de un instante, el ademán que descubre un tores que imponen, al tiempo, su tiempo. enseñar sólo el perfil, de Marie Laurencin. vicio o un deseo, el laberinto psicológico Hablando del minotauro, Morand supo afir Ahora, la asociación nos parece impropia, a cuya salida está en una mirada. Por todo mar que lo cierto es que, de cuando en favor de Morand.
esto, su estilo es agudo y rápido. Quebrado cuando, surge un nuevo escritor y este es. Clarisa es rubia, aficionada a las antigüe estilo de hombre que husmea, frota, espia.
critor tiene que aparecer a los ojos egoístas dades, pero. más que el objeto, le seduce En pocas palabras, estilo de hombre sensual.
de la generación precedente y a los ojos la imitación. Delfina tiene unos negros ojos ¿Pero no debe ser un lugar común, tari de vidrio que esta generación ha logrado líquidos. Aurora, de aficiones salvajes, danza bello como el verso de Racine más veces mantener enfrente a modo de público, un desnuda. dejando en nuestras retinas una citado: escritor dificil. Como en una delicada ven imagen hindú con brazos y piernas multiLa fille de Minos et de Pasiphać ganza y dirigiéndose al mismo Anatole Franples. ce, escribe Proust. Podemos seguirlo hasta Más tarde, las cosas que forman la tela que la sensualidad es una forma de la intelila mitad de la frase, pero alli desistimos. de Morand pueden verse y palparse por gencia?
Nosotros imaginamos que Anatole France separado, al punto quc casi podríamos decir XAVIER VILLAURRUTIA no pudo ir más allá de la mitad de una que el segundo término habitual de un cuadro frase de Proust que hacía decir a Paul Mo cualquiera pasa a ser aqui, victoriosamente, c. Sinaloa, 72 rand: el primero. Sus breves novelas ya no se México, México, Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica