28 REPERTORIO AMERICANO Dos cantos de La Zafra Poema de combate Por AGUSTIN ACOSTA Los centrales de hoy La danza de los millones Eran mares de oro. Los billetes de banco cubrían la avaricia de los cheques en blanco.
Eran mares de cifras, de Letras, de dinero. nadie recordó que el mar es traicionero. Improvisamos bellos palacios encantados.
No previmos el áspero tiempo de la ubre seca: y firmamos leoninos contratos argollados, y se vistió de Hada Madrina la Hipoteca. así, por ese puente legal, débil y estrecho. estribo en que descansan codicias y patrañaspor la virtud fatal y ambigua del Derecho, pasaron nuestras tierras a las manos extrañas.
Fue el tiempo de las sedas. de las piedras preciosas.
del champaña triunfante. del placer mercenario.
El rosal de la patria marchitaba sus rosas. sólo había un héroe genuino: el millonario. Vedlos: son los colosos, los gigantes, los dueños.
No son obra gloriosa de ideales empeños, sino la cristalización del latifundio.
Tienen la actualidad máxima de un geruridio y la determinante pesadez de un adverbio.
Predispone en su contra el talante soberbio de sus bateyes dándonos el pátrio desengaño de ver en nuestro suelo nacer un pueblo extraño, tras el dolor glorioso de las luchas epónimas.
Obra de complicadas compañias anónimas, de superintendentes y de managers, cuyo. reglamento alguien hizo mientras mascaba andullo.
Son los pulpos diabéticos de absorber la dulzura de esta tierra cubana. Aman la Agricultura como el rico que alzara hospitales suntuosos y cobrara pensión a los menesterosos.
Los molinos exprimen menos jugo a las cañas que el que las refacciones sacan a las erftrañas de los pobres colonos que dan al amo extraño el oro que les rinde la cosecha del año.
Los jardines son bellos. hermosas las viviendas.
Rubios americanos dirigen las moliendas. poco importa a ellos la criolla ignominia si hay buen whiskey y hay húmedo tabaco de Virginia.
Ellos respaldarán severos fiadoreslos débitos innúmeros de los acreedores; y a la caña exprimida, hecho el propio descuento, le darán es lo honrado. un desmoche sangriento.
El colono que antano dominara sus feudos tan sólo tiene ahora despotismos y adeudos. menos mal si al cabo, imprevista y violenta, no arroja al camino la quiebra fraudulenta: el embargo que otra sociedad soslayada, en el fondo la misma judicialmente airada, traba sobre la dueña del Central poderoso que alza en campos de Cuba su mole de coloso, y mientras bajo el cielo de la patria se engrie, Licurgo, en Nueva Esparta, guiña un ojo y sourie. Apóstol. Es un poco ridiculo invocarte.
Yo sé que este poema está fuera del Arte; que el patriotismo sirve para logros cercanos.
Pero si tú no vuelves. quién salva a los cubanos?
Se olvidaba el camino de la Santa Teresa: el apache medraba. y al amor de la Cruz sonreían los raros ojos de la Apachesa con su amor de misterio sin eclipse y sin luz.
Cornucopias inmensas derramaban su oro.
Los zingaros del mundo elevaban la voz.
Ya Dirce estaba atada a los cuernos del toro, mas la fuente se hizo por la gracia del dios.
Tiranía de entonces. Cotización extraña.
El contrato abarcaba codiciados terrenos: apresó a la libélula la falaz telaraña. ahora somos esclavos de tesoros ajenos. Cordialidad politica. Embajada reciente. Wall Street, con sus banqueros usurarios, impidiendo a la patria el empuje solvente que instituya y que rija los auxilios agrarios.
Ofrecimiento magno de millones. Promesas de tratados. Estériles visitas diplomáticas.
Al molino detienen invisibles represas.
Las ideas se ajustan a imposibles gramáticas. Agustin Acosta; La Zafra. Poema de combate. Ornamentación por José Acosta, Hubana. 1926. mientras la amenaza del central poderoso, bajo el cielo de Cuba se solaza y se engrie, suis rapaces tentáculos destornilla el coloso, y Licurgo, en Esparta, guiña un ojo y sonríe. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica