REPERTORIO AMERICANO 137 5, Un maestro americano del cuento Mari bon conoce mucho más en nuestros países a Ventura Garcia Calderón como gran cronista europeo que como contador americano.
Desde la publicación de La Venganza del Condor, él ha tomado legitimamente su plaza como novelista de primer plano, al lado de Eduardo Barros, de Horacio Quiroga, de Larreta, de Arguedas, etc.
Su crónica, con ser un modelo en el género, de agudeza y limpidez de cristales, vendrá después de ese libro de cuentos y del que acaba de publicarse, Peligro de Muerte.
Curioso el caso de este peruano con quince o veinte años de Paris, en el que de pronto se han levantado la sierra y la selva del Marañón, vivas como la presencia más viva, con su pintadura de sol verdadero (que ese del trópico es el único sol. con sus fantasmas incásicos, vagabundos por la meseta, con sus fragancias violetas que dan los frenesíes que cantó Chocano en la Sensación de Olor y también con el apaciguamiento de la coca, el nirvana cristiano de los Andes. Extraordinarios sentidos de hombre que no han olvidado lineas geográficas, frutos y acentos conocidos en la adolescencia, y que a los treinta años se sacude París con un fácil movimiento de sus espaldas de gigantón y se queda en lo suyo, con sus tendones y sus huesos americanos para contar aquelló. Aquello es un mundo de siones robustas, de tipos y de supersticiones maravillosas que parecían sumidas en «el desarraigado. En La Venganza del Cóndor dominan los motivos indios: Son puras páginas de An.
tologia, relatos destinados a la popularidad y a la predilección de los letrados (dualidad que está en todas las obras clásicas. EL Llama Blanco, La Selva Virgen, Fué en el Perú, el que da nombre al volumen y otros.
En Peligro de Muerte hay más asuntos criollos. Admirables El Alfiler y Un Hermoso Entierro. El Pecado de la Raza. no es acaso la página americana donde, en un relámpago de gracia, un escritor ha dicho la verdad, que por absoluta llamaríamos sobrenatural, sobre el indio? Porque el indio americano que Las Casas llamó la raza más dulce del mundo es, de modo especial, el quechua aimará. Esa dulzura se ha hecho, por la maldad del blanco, tristeza indecible, dación de sí mismo no vista jamás, renunciación a todo, a la tierra suya, al cuerpo suyo, al alma suya y hasta. esto que cuenta sentado entre ellas, es una torpeza vergonzante, una lentitud y una dificultad para el trazo sintético que denuncian al que anda metido en matorrales desconocidos.
Esta vez, como sienipre, el éxito es puro señorio del ofício literario. García Calderón es preciso sin insistencia, rápido sin superficialidad; él tiene a mano el adjetivo que ahorra tres y posée el verbo ágil como muñeca de hondero para lanzar la frase que contiene movimiento. No abusa de la metáfora como abusamos las gentes solares, pero cuando la pone es que la ha logrado magnifica.
Le han dicho que recuerda a Maupassant, para domiciliarlo en la mayor maestria más que para desteñirlo con asistencia de jefe. Se ha re.
cordado a Kipling por nombrar a escritor que maneja lo exótico con ese desembarazo que constituye, sencillamente, el genio.
Los cuentos, breves siempre, contienen tanta electricidad de acción que cada uno daria para una novela a un novelista amigo de obe.
sidades en la prosa. La digresión a lo Cooper y el párrafo descriptivo a lo Pereda son manejos zurdos que bia no se le ocurren nunca. Sus veinte años de lengua francesa le han corregido, si las tuvo, las fáciles abundancias Ventura García Calderón del español, que fatigan has. Caricatura de MARIBONA) ta en los mejores maestros, llámense Montalvo o SarVentura García Calderón: apropiación y con miento. sus crónicas han sido también fesión de los delitos no cometidos. Si las ejercicio pedagógico (ennoblezcamos esta criaturas malditas por excelencia de esta palabra desprestigiada) para la obra noveTierra son las que mataron a Cristo, por lesca que nos llega ahora mayor de edad, qué no habían de ser ellos los matadores sin un tanteo al pintar el tipo humano o al de Cristo?
dar la silueta de las cosas. De este modo La ironía que da el tono a los dos libros tan pausado y tan seguro nos ha nacido un y que clavetea casi todos los relatos con maestro del cuento americano. El ojo amante una clavadura rápida y, sin embargo, pro del contorno neto es del altiplano; la sensafunda, de alfiler chino, en esta «culpa de la ción espléndida es de piel americana; el raza» trae las lágrimas a los ojos. El, el tono, sin patético contando lo patético, hombre quechua aimará, el sobrenatural francés como la ironia. Porque la ironía mente infeliz, ha crucificado a Cristo, sin casi no es española, siendo en cambio esduda alguna.
pañoles el sarcasmo o la bufonada. Los El trasporte no se siente; la ensambla. asuntos, en su mayoria dramáticos, de estos dura del motivo indio en la composición cuentos, en hombre nuestro que no hubiese modernísima no se nota. Convence comple pasado por lo francés, se habrían hecho de tamente el contador de que su fábula está un doliente planidero o del realismo desocompuesta en el mismo lugar de ella; parece llado de Quiroga. El contacto de la lengua que cuando levanta los ojos, en la pausa francesa ha alejado a Garcia Calderón lo de uno a otro cuento, los pone en el rebaño mismo del sarcasino goyesco que del agua dorado de llamas o en el repecho súbito de fortismo a lo Ribera.
La Venganza del Cóndor. Suceso que es de Ya era tiempo de que el americano conpocos, porque la característica del blanco tara la América, porque ya Europa dice que narra «indianidades. aunque lo haga iy con cuanta razón! que cada libro nues CANOSS Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica