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REPERTORIO AMERICANO 45 El hijo de Joao Cándido te afán casi doloroso por lo espontánco, se lanzan como estiletes de plata, o de de los olores, de los sonidos, de las de creación optimista y ductil, encuen oro, con la mano enguantada, sobre formas y de las líneas: enbrujamientos tra cierta llaneza en la palabra, que las solapas negras de los caballeros; de un Benvenuto de la palabra que nos obliga singular paradoja a es o la alusión sensual que se lanza como cincela imágenes diminutas y las pincucharlo con una seriedad hija de una una serpentina de seda sobre las ca ta con pinturas plateadas y doradas, estimación tomada por asalto en que bezas y los liombros de las mujeres, en estuches del tamaño de bellotas de se han atado las manos del crítico con enredándose entre sus dedos de rosa nuez, o en cajitas minúsculas como las lazos de seda o con eslabones de oro y sus abanicos de marfil; o el chiste uñas de las doncellas que arrulla.
repujado. Agresivo como resulta Gar que hace juegos azules y rojos y ver Toda la modernidad de la imagen, cía Sanchiz, tomándonos el corazón des y amarillos, como las tardes de toda la intención voluptuosa, con toda con sonrisas y con ciertas miradas primavera de la India, cuando los la gracia cosmopolita, que es la caracque valen por un comprimido peligroso mahatmas encantan a las serpientes torística de tal arte oratorio. Sonrisas de mclinita, se acepta sin prólogos, sin al son de sus flautas y cuando se en y dulzuras, en la sobriedad y la gallardiscusiones banales. Continúa, enton trecierran los párpados como cortini día castellana, y todo sobre orquestaces, su paradoja anímica con sus char llas de encaje o de cristal o de porce ción milagrosa de la sabiduría, por el las líricas, inimitables por lo sonrien lana, al influjo del opio.
laurol perfumada, de Atenas, la extes, por lo sutiles, por lo profundas. Es lo que no había existido jamás quisitez de la Francia contemporánea si tenéis oídos para saber escucharlas, en la oratoria: un género que necesita, y los misterios amarillos del Asia leY, como no hay nada que para enpara ser explicado, acaso una termi gendaria.
trar en el alma no pase sobre el al nología exótica. Charlas líricas, las defombrado de las retinas, se NOISÉS VINCENZI nos apa nomina el mundo; pero son conversarece haciendo de poeta objetivo, sensual: ciones de orfebre alucinado por la San José, voluptụoso en la concepción de los maravilla de los viajes, de los colores, Costa Rica.
valores, de las formas, hasta llegar, colmado de belleza, el significado de las noches. de las montañas, de los trajes, de las aguas, de las piedras De La Nación. Buenos Aires. preciosas, de las carnes, del amor, de Nus la muerte, orlandolo todo con la FriUNCA se ha dicho hasta ahora la verdad nicas, sombreaban esos ojos límpidos y exsobre los acontecimientos que se desazolidad inimitable de su espíritu. Es presivos, aunque saturados por esa melanrrollaron en la bahía de Rio de Janeiro en colía ingénita que es mejor dicho como una una síntesis en que no se descuida la el año de 1910. Mucha gente, interesada en descripción minuciosa de la realidad pereza elegante. Melancolía del aire, de las esos sucesos, tendrá especial agrado en co brisas, del atardecer como del amanecer.
por el milagro romántico del ensueño, nocer su origen dramático.
Bella dulzura languidecente de los rostros, como ocurre con los que hacen monoEn 1910 la muchacha más bella y espi de los cielos, de las palabras y canciones.
grafías poéticas.
ritual en los salones de la capital carioca Albertina emulaba esa naturaleza clulce, y Ahí lo tenéis conquistando aplausos, era Albertina Sampaio Leite, hija única del de su habla melosa podría decirse con toda precisamente después de los pasajes Almirante Sampaio Sestao.
propiedad que era el romance portugués confidenciales, en que la voz apenas Este marino, conocido entre los cientistas recitado a través de una caña de azúcar.
llega al público como un arrullo de brasileños por su obra titulada: De Lima a Pero, en medio de esta lánguila dulzura, alondra, como un maquiavélico canto Rio por el Amazonas, tenía en la época a que de esa miel de ambiente, la pasión anida.
de sirena que todo lo embruja, hasta nos referimos un ayudante de confianza. Hay algo dorvido sin duda, como esas las puertas misinas del silencio.
hombre de inteligencia unuy viva y alguna montañas de la bahía que simulan un monsLos latiguillos verbales se quedaron ilustración, a pesar de la humildad de su truo recostado, de perfil al cielo: o givante para los discursos de Academia y las cuna. Se llamaba Jao Cándido y era simple que dorme. La mañana más bonita y alocuciones docentes. Ya, después de marinero de escuadra. Me parece estar vien serena en esa ciudad nerviosa puede traer escuchar la sobriedad lírica de García do a ese joven vigoroso, de espaldas muy lina tarde de tempestad. Entonces parece Sanchiz, se promete, con las manos anchas, casi cuadradas, y mas piernas finas que ese cielo de cristal se trizara y que resobre el pecho, no volver a proferir que permitían cimbrearse a su poderoso tó ventara en mil explosiones seguidas, llevanpalabra en público, y, sobre todo, no rax, lo mismo que la cresta de las palmeras do a la tierra, invida de fecundaciones, una intentarlo enfrente do aquellos que han en tardes de riracao. Descendiente de una catarata de agua tibia.
sabido escucharlo.
polire familia de pescadores bahianos, tenía Joao Cándido, viviendo tan cerca de AlEn suma, García Sanchiz ha creado la piel de ébano y los dientes de marfil bertina, concibió por ella la más descabe.
su propio género oratorio, trasladando piiro.
llaula pasión, y al mismo tiempo la más a las tablas la exquisitez parisina de Albertina Sampaio Leite era una rubia natural. Al fin, el pobre marincro no hizo los salones y la voluptuosidad refina de elevada estatura, con ese color de piel sino escuchar las insinuaciones más puras da do Oriente; trasmitiéndole a la pa que sólo se produce en los portugueses des y sagrailas de nuestro organismo: la seleclabra ol encanto dinámico del nirvana, pués de inuchas generaciones en el trópico, ción de la especie. Las naciones donde enentre una suave eclosión de pétalos de es decir, que parecía estatua de ámbar. Su trechocan razas de diversa extracción, deloto, que se vierten, sobre el auditorio, cabellera rubia lujuriante, verdadera flores finilas biológicamente como inferiores y como una lluvia paradójica de misticis ta individual en medio de todas las flores superiores, sufren estos dramáticos estalliino pagano, oloroso a riberas del Gantas brasileñas, se prendia en un moño pun dos. veces son individuales: terminan con ges.
tiagudo, pidiendo ayuda a todo el vello de um hecho de policía. veces son colectivos; Desterrada de su estilo la sonoridad la nuca de tal manera que su cuello veíase cambian el mapa del mundo. Tal cosa ocuacadémica, su voz ondula, serenándose, destacado cual ocurre en las mujeres del rrió en Rusia, donde entrechocaron eslavos o irizándose, según el esmalte que Norte o en las estatuas. Si es verdad que y mongoles; lo mismo aconteció en los alincrusta en el motivo, en el período, iris del ojo se condensan todos los bores de la civilización americana por el en el ritmo verbal, que alcanza, a ve huumores corporales, de tal manera que viene choque del español y del indio. Los malones ces, la repercusión de las escalas mu a ser como un compendio del cuerpo, dire obedecían simpleinente al saqueo rapto sicales, o la diafanidad poemática de mos que Albertina revelaba unos órganos de mujeres españolas. La Ley de Lynch, en los cantos antiguos del Asia; o la pi radiosos. Largas y crespias pestañas, como el Norte, esti indicada para castigar al cardía de las sátiras forentinas que formadas por plumas de avecillas amazó mulato que toma por la fuerza su tesoro.
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