222 REPERTORIO AMERICANO El venga, nos declarará todas las cosas. Porque habia ya señales en los cielos que ¿Tii, acaso lo anuncias, como Juan?
anunciaban la angustia del Cordero, y su Yo soy el Mesías.
muerte, y la Resurección, y luz grande en Pero ella no pudo creerle, porque. 110 SC el alma de las gentes que quisieran sepensaba digna de sentarse en la piedra del guirle.
pozo al lado del Mesías. Ella tenía, sin embargo, una sed que no estaba en su boca, ni en su carne, ni en el ardor de su lujuria. regresaron a la ciudad los discípulos, María la de Bethania trayendo las viandas. se sorprendieron veces bajando de Jerusalén, iba a la mirando, desde lejos, a la Samaritana.
casa de Lázaro, en Bethania. La Iglesia. El Maestro habla a solas con mujer?
Romana, después, cuando hubieron pasado murmurando entre ellos, y algunos burlos siglos, juntó en una sola a Maria de lándose, consideraron si convenia acercarse Magdalena y a María hermana de Lázaro, o si demorarían hasta que ella se marchase.
que vivia sin pecado carnal, en casa bien Pero Judas tenía prisa de echarse sobre ordenada por los cuidados de Marta. los la hierba, para comer, y para beber el vino tres vivían con modestia, en su heredad, rojo. se enojaba contra Pedro. Entonces quc teuia huerto y viña de fresco sombra. llegaron hasta ÉI. Pero ninguno le pregunts no se asemeja el alma de Maria la de qué había hablado con la samaritana. Bethania al alma de la Magdalena, ni al Ella, en la ciudad, declaró las cosas oidas alma callada de la otra, la que ungió a a Jesús. Pero hicieron burla de sus noticias, Jesiis con ungüento fino de Arabia.
porque era mujer de mala fama. cuando estaba Jesús en la casa de Lá Quieres vanagloriarte de que aun para zaro, habia un resplandor, y su presencia los judíos eres preciosa, y así nos hablas enriquecía la tarde, y por Él se alegraba con misterio de ese hombre.
la sombra de la viña. no era mejor su Id a verlo, que sentado está todavia palabra que música de guzlas y de flautas junto al pozo de Jacob.
en festín de bodas? Era su palabra, mejor Sí, quieres que vayamos hasta alli, para que la vida.
decirnos Juego. Tomad, ahora se la marMaria se sentaba a los pies del Maestro, chado, pero aqui se detuvo, y conversú Mientras Marta trabajaba afanosa, sin des conmigo, para enamorarme. causar, para la hora de la cena. alguno añadia con mofa: Porque Maria le amaba tanto que no Si el Mesías viniese no había de bus pensaba en la sed ni en el hambre del car la compagía de una mujer como tú, que Maestro, ni en la propia hambre, cuando le ha tenido mueve maridos y vive ahora con oía. Ningún cuidado tomaba de cosas terrehombre. Antes hubiera entrado en la ciudad nas. Inclinaba la cabeza para escucharle, y para hablar con los principes de ella; y las cruzaba las manos en la falda. Llenaba las mujeres de los principes hubieran besado horas la palabra de Jesús, hasta que el sol la orla de su manto.
bermejo se rompía en las hojas de la viña ella se desespero, porque sólo algunos y vestía de oro el camino de Jerusalén y pocos le prestaron fe. Pero éstos fueron y el muro largo de la ciudad.
regresaron diciendo. Son judios pobres que Jesús miraba a Maria con tristeza. van de camino, como tantos, y sin duda uno más que la tarde por el sol, embellecia el de ellos ha gustado de esta mujer». semblante de Maria por la Buena Nueva.
Entonces ella, escondiéndose, lloró. Pero Pero pensaba Jesús, dudando, que en alegría se trocaron su soledad y sit convcnía a sus labios la copa honda del llanto, porque sintió que se le aliviaba aque amor terrenal.
lla sed que no estaba en su boca ni podia apartando los ojos recordaba su Reino.
apagarse con el agua fresca del pozo de Jacob, ni con la satisfacción de su lujuria.
IV. comprendió que el viajero le había dejado en el pecho un manantial de agua clara.
La Magdalena Los discípulos de Cristo, entretanto, deMuclio habia crecido la fama de Jesus, en cian, rogándole: Judea, y en toda Galilea, y en la tetrarquia Rabbi, come.
de Felipe, y predicó por primera vez en la Pedro le habló aparte, porque estaba sinagoga de Magdala. Alli moraba María, inquieto, por el silencio del Maestro, y le mujer disoluta, de gran lujuria, siete veces dijo: demoniaca. Sus siete demonios la enloque Mal hicimos allegándonos cuando con cian, quitándole el sueño y crispando su vcrsabas con la Samaritana. Yo volveré a cuerpo. su cuerpo encendía el fuego en la ciudad, y la buscaré, y vendré con ella el pecho de los varones. La gracia de su aquí. yo sé que no te quedará mancha semblante y la cadencia de su andar iban alguna.
sobre los corazones como música de arpa.
Pero Jesús lo miro conio lo miraba cada Cuando abría los brazos y la túnica resbavez que Pedro no podía entender las cosas laba de sus hombros, relucian los brazale.
del Reino de Dios.
tes de oro, y las ajorcas de oro de sus Cuatro meses le dijo. faltan para la tobillos; sus cabellos tupidos se soltaban siega. Pero yo te digo. Alza los ojos y como lumbre de tentación sobre la blancura mira a las regiones de arriba, porque ya, de sus flancos. veces los siete demonios están blancas para la siega. llenaban su boca de espuma y sus ojos con lágrimas de fuego. Pero pasaba su furor y entonces la gracia de esta mujer prevalecia sobre la ira de los siete demonios; su gracia era en ella como luz que brilla sobre la furia de las olas, como luz que no se des.
troza en la furia de las olas. el escándalo de Maria Magdalena sc derramaba en Judea y en Galilea, hasta la tetrarquia de Felipe. también hombres ricos de Jerusalén, castigados en su carne por la memoria de su hermosura, atravesaban el país de los samaritanos para llegar hasta ella. Maria Magdalena supo que Jesus decia palabras duras contra los principes de los fariseos, anunciando otro Reino y obrando prodigios. como sentia. gran deseo de milagro, busco a Jesús.
Pero el Maestro salía de la Sinagoga rodeado por la multitud, y no la dejaban acercarse a El, para que no tuviera escándalo por la disoluta. Porque se decian asi. Si Jesús enrostra vicios a los fariseos, que son hombres de virtud. qué palabras de ira lanzará contra esta mujer? No conviene afligirle con el espectáculo de su abominación. Ella callaba, esperando verlo. otro día le vió que venia por el medio de la calle. la calle estaba blanca del polvo y del sol. se asombró de verle venir vestido con túnica ordinaria, nianchada con el polvo, y calzando sandalias atadas con tiras groseras. Estaban con él sus discipulos y la mujer de Kouza, y Salomé, madre de Juan, y las otras, y atrás una multitud. sólo vió que la mano de Jesús se levantaba como una paloma en su ademán.
Maria Magdalena quería hablar a Jesús, quebrantarle el corazón, y luego hacer mofa de los hombres y de las mujeres que la habían echado con insultos en las puertas de la Sinagoga. También tenía deseo de milagro.
Pero cuando El estuvo cerca, sintió que un fuego encendido le quemaba la lascivia de las palmas y en los párpados, y en la carne de sus flancos. grito, porque los demonios, en sus entrañas, querían apartarla, por huir la presencia del Cristo. uno de los demonios, como 110 pudicsc.
resistir la claridad del Cristo, se salio de ella. luego de hablar a la disoluta palabras de mansedumbre, Jesús le echó del cuerpo otro espiritu maligno y siguió por la calle con sus discípulos.
Pero Maria Magdalena no pudo seguirle.
y en varios días se destrozó el alma y luichó, revolviéndose entre los garfios de los demonios que la poseían. se irritaba contra los hombres, y ya no podía buscar a Jesús. le vió venir otra vez por el medio de la calle, con la túnica manchada de polvo, y las sandalias groseras, y su mano alzarse como una paloma en el ademún. Pero la calle blanca por el sol y todas las casas de la ciudad se movieron prodigiosamente a los ojos de Maria Magdalena, y parecian alzarse en los aires, alrededor de Jesús. 110 Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica.