134 REPERTORIO AMERICANO Página lírica de Alberto Guillén Del tomo Deucalion. Prólogo de Ventura García Calderón. Segunda edición. Lima La gloria La noche Esperaré la aurora para subir, con la voz de la trompa sonora del sol he de partir.
te humilló la enemiga planta del vencedor.
En lucha con el amor, con el dolor, el corazón se irá quedando en el sendero. como Agar sufrirás sed en el desierto, pero que no te vean llorar. Un dios ignorado soy y rudo, de la mano Manos Es hora, vamos corazón échate al hombro la ilusión, que el sol ya dora la altiva cumbre erguida)
como un puño en el llano: dame la mano del Hado voy con mi desnudo corazón, lozano.
Un dios desconocido soy. que no ha vivido aún en la conciencia humana, y voy poniendo, como espada, mi voz sobre la noche arrodillada. Por qué se unen las manos con rencor unánime ante el pie triunfador?
corazón, échate al hombro la ilusión vamos hacia la cumbre de la vida. Qué dolor lleva la mano de la Envidia al pecho que se adelanta vencedor Narciso Era hacia el alba cuando escalé la cima de la fama, y cuando me hallé encima con tina rama y arroja escoria.
al rostro de la Gloria y aja el laurel?
de laurel, vi que la cima era dura y estéril, y una pura Que lo diga el gemido milenarío que ha oído la Tierra desde Abel.
Ya que nuestra alegria immortal se deshizo por la noveleria de Eva en el Paraiso; si Dios mismo nos hizo por propia analogia: ama tu anatomia psíquica como Narciso; inclinate a tu abismo y búscate a ti mismo como el eco al rumor, adórate a ti mismo aunque en tu propio abismo te conviertas en flor!
y cruel Ashaverus ilusión la del laurel. Mi corazón se habia roto en la subida. Entonces descendi con mi ilusión sin vida y el corazón sangrando por la herida.
Cuando voy, al azar, sin camino, no pregunto: mi sino es caminar, Peregrino, me dejo amar en cada puerta y bebo el vino del aduar.
Salmo augural Las Atlántidas El viento hincha las velas de mi corazón. hacia dónde vuelas, viento, y llevas mi barco sin timón? el barco parte, y siento las espuelas del viento en mi corazón.
Vamos como las carabelas de Colón. veces me detengo pensativo, y al verme siempre fugitivo sin llegar, miro atrás con un suspiro y vuelvo a andar. a. xun, Igual que el viejo Pablo, fué postrado en suelo, me ha mordido el venablo del infinito anhelo: por eso, en lo que os hablo, pongo el ansia del vuelo yo he de ayudar al Diablo a conquistar el Cielo.
Todo nos dice a voces que debemos ser Dioses como Luzbel lo quiso, porque nuestro destino es hallar el camino que lleva al Paraiso!
La divina locura ¿Hacia dónde. No importa! La vida esconde mundos en germen que aún falta descubrir: Corazón, es hora de partir hacia los mundos que duermen!
Estoy en Lima ¿qué más dá?
Sigamos corazón la vertical que va a morir bajo el crespón; sigamos corazón, ya todo acabará, todo: el laurel y la ilusión de tornarte en maná.
El alma en flor Fatiga el músculo, fatiga tu vigor, y vuelve, la loriga mellada pero el alma en flor; Pero antes, corazón, déjame un poco de calma: los hombres llaman loco a quien derrama el oro sobre el mar, Rostro a la gloria Levanta el alma del sendero y que tu planta humille al sino adverso, pero agiganta el ánimo primero y adelanta luego, en el puño el acero que no se diga que, en la batalla, falto de valor. y qué otra cosa hago contigo, corazón?
abro las manos y cae mi ilusión y mi oro espiritual como el azahar. Este documento propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica