86 REPERTORIO AMERICANO otros respetables por lo que encierran de belleza e se complica; la maestría en el descubrimiento y la inquietud, además de los ya consagrados.
aplicación del adjetivo le preocupa; su segundo libro, Es entre 1914 y 1918 en pleno fermento cuando Zozobra, está lleno de sorpresas, de bellísimos aciertos surge el descubridor en la poesia de este tesoro in que encierran en la emoción dosificada y en la rota timo: Ramón López Velarde, venido tímidamente de la arquitectura del estilo, una teoria de personales perfecprovincia a la ciudad como un peregrino alucinado. ciones. López Velarde lo debía todo, o casi todo, a Espiritu polifásico, mezcla de las más audaces y labe su genio. Lleno de secretas curiosidades para descurinticas complicaciones y de las más difíciles sencilleces, brir el ritmo de su alma y de su suave patria, odiaba conservó hasta su muerte prematura, cuando «la edad las ineptitudes de la inepta cultura, y a tal extremo del cristo azul se le acongojaba. el polvo sabroso del era en el orgánica la originalidad que las lecturas barro pueblerino. Poeta solitario y católico, con menta recientes lo traicionaban. Recuerdo cómo, antes de eslidad aristocrática descubrió el derrame melódico de la cribir su último poema la admirable síntesis de nuesemoción provinciana y lo instrumentó, no en rapsodias tro derrotero épico, había saboreado el deleite del extranjeras, sino en originales canciones de raro y Chevalier des Touches de Barbey Aurevilly y en la turbador contrapunto. Antonio Castro nos lo retrata asi, Suave Patria encontré, creo que por única vez en su antes de la aparición de Zozobra (su 2do. libro. Poeta obra, una reminiscencia cercana, aquella de. los brazos en parte profundamente sentimental, que no ha olvidado del correo chuan que remaba la Mancha con fusiles. el país en que nació, ni las muchachas de su tierra, ni He aqui uno de los poemas de Zozobra: la virgen de su parroquia, ni la plaza de su ciudad. Es un poeta provinciano. Ya no existe en la poesia la Mi corazón se amerita.
diferencia entre vida del campo y vida de ciudad: hoy Mi corazón, leal, se amerita en la sombra.
el campo ha desaparecido y nuestros más sobrios Yo lo sacara al dia, como lengua de fuego poetas no dormirían al raso, alimentados de manjares de égloga. El viejo ideal campestre cantado por la que se saca de un infimo purgatorio a la luz; poesia latina, fué sustituido por el ideal de la provincia, y al oírlo batir su cárcel, yo me anego y me hundo en la ternura remordida de un padre que es una ciudad pequeña, que es antiguo campo, que siente, entre sus brazos, latir un hijo ciego.
con las ventajas de que ha conservado la tranquilidad, la castidad, la bondad. Véase este poema de su primer Mi corazón, leal, se amerita en la sombra.
libro: Placer, amor, dolor. todo le es ultraje y estimula su cruel carrera logarítmica, la gracia primitiva de las aldeanas sus ávidas mareas y su eterno oleaje.
Vasos de devoción, arcas piadosas Mi corazón, leal, se amerita en la sombra.
en que el amor jamás se contamina, Es la mitra y la válvula. Yo me lo arrancaría Jarros cuyas paredes olorosas para llevarlo en triunfo a conocer el día, dan al agua frescura campesina; la estola de violetas en los hombros del alba, todo eso sois, muchachas cortijeras, el cingulo morado de los atardeceres, amigas del buen sol que os engalana, los astros, y el perimetro jovial, de las mujeres.
que adivináis las cosas venideras Mi corazón, leal, se amerita en la sombra.
cual hacerlo pudiera una gitana.
Desde una cumbre enhiesta yo lo he de lanzar Hambre y sed padezco. Siempre me he negado como sangriento disco a la hoguera solar.
a satisfacerlas en los turbadores: Asi extirparé el cáncer de mi fatiga dura, goces de ciudades. flores de pecado. seré impasible por el este y el oeste, Esta hambre de amores asistiré con una sonrisa depravada y esta sed de ensueño a las ineptitudes de la inepta cultura, que se satisfagan en el ignorado y habrá en mi corazón la llama que le preste grupo de muchachas de un lugar pequeño.
el incendio sinfónico de la esfera celeste.
Amo vuestros hechizos provincianos, Sigue la huella de López Velarde, conservando para muchachas de los pueblos, y mi vida su memoria un recuerdo vehemente, Enrique Fernández gusta beber del agua contenida Ledesma, poeta de elaboración también. quién que se en el hueco que forman vuestras manos.
respeta no esmerila el estilo?
Placeme en los convites campesinos, cuando la sombra juega en los manteles, La hija de Figaro veros dar la locura de los vinos, pan de alegría y ramos de claveles.
Es una donairosa peluquera: En el encanto de la humilde calle, busto provido, y ambar en los brazos, sois a un tiempo, asomadas a la reja, y en los ágiles trazos el son de esquilas, la alternada queja de su jovial cadera de las palomas y el olor del valle. toda la primavera!
Buenas mozas: no abrigo más empeños Bate la espuma y rizase el. venero que oir vuestras canciones vespertinas del jabón odorante llegando a confundirme a las esquinas, en un frágil vellón alucinante.
entre el grupo de novios lugareños.
Estoy bajo el cautivo sortilegio Mi hambre de amores de un busto y de unas manos y mi sed. de ensueños convincentes. Cumplido florilegio que se satisfagan en el ignorado de una. cumplida estatua.
grupo de muchachas de un lugar pequeño.
sin poses de Academia, y sin arcanos de Museo. Me humillo ante la fátua Su ruta es breve, pero fosforescente: el arte estrucy amable autoridad de esa estructura diáfano de Sangre Devota, su primer libro, risueña, tibia, fértil y elocuente.
turado y Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica