Capitalism

REPERTORIO AMERICANO 45 Diálogo fronterizo Por SOLANO ce 27 Gard Lorenc Coolidge: Mira, pajarita linda, pásate y come lo que quieras del nopal.
Calles. si se le clavan las espinas?
El viejo lugar común Paris, octubre de 1926.
FRA FRANCIA trabaja. Ni menos que Bélgica, ni menos que Italia, ni menos que Suiza; un ritino de trabajo común con el de estos paises, que tienen el rubro de pueblos activos. Se dirá tal vez «menos laboriosa que Alemania o que los Estados Unidos. No, la misma suma de esfuerzo, pero con las industrias no standarizadas y con un capitalismo mesurado que no alcanza las cifras astronómicas de los otros. Porque todavía existe en Francia la pequeña industria, y Dios se la guarde, porque es cosa buena o con no sé qué de cristiano en frente de la usina demoníaca de los trusts.
Trabaja Francia. El lugar común de una Francia de placer, derrotada en su economia por su indole gozadora es uno de esos affiches tontos que es necesario desteñir.
La clasificación de países virtuosos y de paises de vicio que la guerra quiso hacer con sus manos de truhán, es una necedad de que hay que limpiarse. La desgracia económica de Francia tiene no una sino muchas causas y entre éstas no está la indolencia, La rectificación ha de empezarse con esto: Francia no es Paris; Paris es una especie de zona abandonada al extranjero. seguir con esto otro: la provincia francesa tiene tan limpia la costumbre, tan sobrio el goce y tan colmado de faena el día como la provincia de cualquier otro país.
Paris es una capital en que el francés se ha sumido voluntariamente relegándose a un tercer plano. Algo semejante al sistema también francés de casas de tres pisos, en las cuales la prudente propietaria (alquila los dos primeros a ingleses que pagan bien y acomoda su vida al restante. Por mucho que se hable de la invasión extranjera en Francia, nunca se dirá lo bastante: Es una avalancha verdaderamente amazónica, con todo el desorden y la heterogeneidad violenta de materiales que lleva in rio americano hacia el delta. No hay ciudad santa de las épocas místicas que haya hecho esta movilización elefantina de razas; no ha habido nunca otra ciudad de esas que Annunzio presenta magnéticas como mujeres, que le vanten tal pasión de conocimiento; ni se hace en los pueblos otro acuerdo como éste, de elegir una misma zona común para el placer. Si el frenesi va en aumento y lleva esas trazas llegará un dia en que Paris sea hotel en toda casa donde no sea museo, academia o banca.
El extranjero se mueve, naturalmente, con sus apetitos y su hábito, y viene a pedirle a la ciudad ajena su complacencia. De este modo, el extraño no sólo desplaza al dueño Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica