376 REPERTORIO AMERICANO un formidable el rio soltandole las riendas a toda voluntad, quedando montailos como en giba de camellos, por su condescendencia y su abnegación ante la sed.
Quedará esa novela de Guiraldes como monumento en que está divulgada, sin gringadas, el alma seria de la Pampa.
Gltiraldes quedará también en nuestro recuerdo como un tipo fiero, incapaz de traición, clásico de sus plumadas, caballeroso de sus ideas.
La muerte en venganza, de los lazos que el trazo en el aire para atrapar imágenes, atravesando su cuerda las llanuras, más con la valentía del telé grafo que del lazo, lo tiró una lazada de bandido, y le ha ahogado apretando sugarganta y llevándosele al sitio de las descripciones sobrecogedoras, como a predilecto que entretenga su largo asueto. Revista de Occidente Madrid. Réquiem por Güiraldes Las palabras de Lugones en el sepelio de Güiraldes En San Antonio de Areco TENIA Guiraldes cetrinidad y cara alargada de un Góngora de por allá. Había agrura en su rostro, en vez de ese aire redondeado y adolescente de otros jóvenes amanecedores de la Argentina.
Güiraldes se presentaba ya sus primeros retratos como recién apeado del potro cargado de cuerdas, como si su jine te fuese a sondar el mar.
Su estética se escapa e una clasificación, y por eso queda fuera de todo grupo. Oigamos cómo la resuelve. No creo en la poesia realizada según una definición. La poesia es aquello hacia lo cual tiende el poeta. Esta vaguedad me parece preferible a todo sistema Apunto, abreviando, una parábola de Ramakrisina. Un devoto tenía dos hijos. quienes puso bajo la tutela de un maestro espiritual, a fin de que se instruyeran en el conocimiento de Brama. Vueltos los dos hijos al hogar, el Por padre, deseoso de saber lo que RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA habían aprendido, los interrogo por orden de edad. El mayor en reacción contra el cendal Esa otra Rusia de la Pamhizo una sabia erudita di gélido de las alturas, disfruta pa estaba metida en la novela.
sertación; el menor cayó en mos de la primera excursión éxtasis: Tú sabes lo que es en coches modernos por las de decires y de diálogo, se veia En sus páginas, renegridas Brama dijo el viejo devoto al alturas americauas, ern bufanúltimo de sus hijos.
dados de novedad y sonriendo asomar la Pampa con su rosPatrón de su rancho, define al ver en las estaciones tro de toro campeón; ese toro pleno de arrobas y que presencómo se le presentaron de sorgenus con rostros de momia, ta la cabeza llena de medallas, prendentes los dias de su sanenvueltos en telas con rayas en somnolencia maravillosas, tal como si el to y conste que llamo días de brumosidad y de búfalo, con algo de esa cressanto, esos que se presentan Egipto se levantase en otro más lucidos y tremulantes que pura de amanecer detrás de sitio a nuestro paso.
El Pulman de la obra de siglos morañas que caracteEl cencerro de cristal fue la Guiraldes ascendia siempre soriza a los búfalos.
Güiraldes iba más campanbre el tobogán cruzado de monjoya conseguida, en lo submarino, por la cuerda revuelta en taña rusa, que eran las leguas te en ese libro, sobre caballo ya el arzón de Guiraldes.
escarpadus, mientras un nomuy hecho y que enseña las viazgo de ricos se iba combi venas de la velocidad en las Nos llegó en aquella fecha, y gracias a aquel libro percinando con el viaje.
nalgas.
bimos un eco trasoceánico, con Nosotros mirábamos y veía Se le veia sobre un mar vabalbuceos de la garganta del mos por las ventanillas, y el caballo, buscando una palpería, esa esta. mar, con percusiones de larin noviazgo no nos distrala de la geque, desarraigada del cuello, la luz sobre los helechos. La ción sin trenes, esa estación de caballos, en que se dan tiene algo de fauna abisal. serpiente del tren, que andaba Güiraldes kontribuís la sobre curvas de pie, absorbia reciben las botellas a trapoesia de su tiempo, pero él alcoholes de madrugada vés de una verja, dando a suera más espeso, más de tierra Telégrafo y casitas de maponer eso la fiereza de los adentro, más retrepado en si dera hechas de listones, se hombres que salen de grandes situaban a nuestro paso, y tosoledades y traen la valentia Eo. Xaimaca tomamos dos los viajeros parecian có desaforada de los amplios horizontes.
micos de cinematógrafo que no tren andino, con cristales palacababan de elegir sitio para pitantes de rocío y luces de Güiraldes pintó esos homla nueva mañana, que se mete la película. De aquello nos bres extraños, que son sombras quedó emoción de haber subido a descansar en el tren, echan en un elevador loco de millas.
de an querer explorador y midose sobre los divanes del PalDespués Guiraldes, en aparsiopero, que son conmovedores man todo el lucido espiritu del tamiento de la ciudad, comen sus paradas, pero no se de paisaje.
puso Dor Segundo Sombra, moran mucho en ellas, y que En aquel viaje con retales con su nombre imponente y cuando realizan su acto más de friolencia, que hacen que su azabachesco antifaz de bar pacitico y compadecido es cuanennovien los viajeros, como bus colgado del rostro pálido. do dejan beber su caballo en indilos otros días.
cortejo.
cuno, vadendo El tren expreso llegó San Antonio de Areco a las 15. El anden de la estación se hallaba repleto por una multitud formada por gentes del lugar, que habían acudido rendir su homenaje al joven escritor, cuya figura faé tan familiar y querida en aquel pago. Cerca de la estación se veia una enorme cantidad de paisanos a caballo que aguar daban la organización del cuando éste constituido por una larguísima fila de automóviles, se puso en marcha hacia el cementerio, los jinetes se alinearon en filas dobles ambos lados de los coches, escoltándolos asi durante el lar go trayecto. El espectáculo era realmente soberbio, y sobre la concurrencia llesada desde la capital produjo una visible emociou.
En los rostros viriles de los paisanos, gallardamente montados, se advertia el sentimiento sincero con que acompañaban, en na ACtitud espontánea y noble, al ferétro del eseritor que fué la vez su poeta y su mi(Petra a la pagina 881)
mismo.
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