NihilismViolence

REPERTORIO AMERICANO 13.
no se todo un lienzo de la inmensa Come des y mezquinerías de la existencia y inanera brusca, cortada, llena de imádia llumana de Balzac.
una violencia inexorable en la conduc genes imprevistas y de imprevistas Uno de los más fuertes vástagos ción de los episodios, lo que le dejaba y bizarras anotaciones de lo cual es del viejo formidable, es su biznieto apenas el tiempo de contemplar las casi imposible dar una idea cuando Joaquín Edwards Bello, cuyo herinano féericas arquitecturas de los cielos, o le ha leído del propio JoaOscar ha escrito un ensayo sobre la el estremecimiento húmedo de los pai. quin Edwards. Sin duda que no hay Relación de constancia entre los fenó sajes chilenos o la rápida alegria de un mayor anacronismio que el lonmenos del Universo, de una extraordi los ríos, tan frescos e inclinados de su guaje, en bellos versos franceses, de naria erudición y que no es más que tierra, o la transparencia de esos velos los Incas de Voltaire, o que el lenel drama íntimo de un alma. para la ligeros como llainas, que bajan al alba guaje dulzuroso y alambicado de los cual la idea del bien humano se conde los Andes.
Natchez de Chateaubriand; pero, de funde con la necesiilad racional. Entro las miriadas de ojos huma ahí a creer que las clases pensantes Espíritu difícil, arrogante, singular. nos que pueblan la tiorra, hay los de América deban tener un lenguaje instable, con inquietudes intelectuales ojos que miran, los ojos que contem reñido con la armonia, hay un mundo.
más que físicas y con inquietudes plan, los ojos que ven y los ojos que. La mejor prueba de que la rudeza morales más que intelectuales, con descubren. Estos últimos son los ojos no será jamás un signo característico un instintivo afán de precipitar las de los observadores y de los pintores de americanismo, es que con Miguel cosas y de cortar bruscamente por lo y que también son los ojos de Joa de Unamuno, por ejemplo, que es sin sano y. con una ingenuidad infantil. quín Edwards, pues, en él hay un duda el más alto representante de la que estompa hasta los rincones más pintor y un observador. un pintor, intelectualidad española, posee, como sombríos del cuadro, Joaquín Edwards porque sus composiciones vivientes y tiadie, un estilo anguloso y difícil, se presenta como un testimonio irri expresivas no hacen sino trasladar estilo que él mismo se encarga de tado que guarda, en la execración de sin desenvolverlas, casi; las impre hacerlo más áspero aún, cortando a la bajeza, un nihilismo, creador, un siones que restan en estado latente designio las frases que le resultan pesimismo productivo. Se diria que en su memoria, y un observador pordemasiado armoniosas. Al creer, pues, su única manera de afirmarse, de de que los acontecimientos no sólo dés que su manera, debe ser la: mamostrar su fuerza es la negación y piertan en él un interés físico y sen nera de los americanos, Joaquín Ed. el sarcasmo. Sin embargo, a menudo, isual, sino también ese estremecimiento wards no hace sino plegarse al viejo su impiadosa saciedad tiene minutos de verdad que afirma la eficacidad hábito de los hombres que, en todo de salud y entonces vemos que, si su del hombre.
tiempo, han creído que sus cualidaespiritu es portado a la amargura El oído no es menos enregistrador des, son las cualidades por excelencia. una amargura que no deforma las en él que la vista. Reflexiones popuAsí, mientras Byron afirmaba que el: cosas, pero que las hace más tristes lares que, a los oídos indiferentes signo característico de la distinción y que va más allá que todos los sollo parecen vanales, para él tienen un de raza, eran las orejas pequeñas zos es porque en él hay una nece sentido pintoresco y, secreto que le porque él las tenía pequeñas; Naposidad, absoluta de apuntalarse con dis permite llegar hasta el alma simple león, que tenia hermosas manos, afirciplinas morales.
en apariencia, pero complicada en maba que el signo característico de.
Sus primeros libros que resumeri, realidad, del hombre del pueblo. esa distinción, eran las manos heracaso, la etapa más resonante de su como todo hombre es. iin punto de vida aparecen llenos de esa audacio contacto con la naturaleza, hélo ahí. La segunda cuestión que nos ofrece sa oxpresividad y de esa dura necevislumbrando las fuerzas ocultas que la lectura de cualquier libro de Joasidad de convicciones que hacen de reglan, dirigen y constriñen las acti quín, porque es una de sus preocupala juventud una edad implacable y vidades humanas.
ciones constantes, es la de saber qué frenética, en la que el hombre, sin En sus últimas obras, se adivina, piensan de nosotros los europeos.
tiéndose un sér libre, un sér de alegría ya al constructor que, desdeñando la Barrés y con él, la gran mayoría y de gloria, no se cree, no se siente vida en su hervor primitivo, próximo de los habitantes del Viejo Mundoobligado a ninguna concesión, ni a del caos, se alza hasta la evocación estaba constantemente pidiéndole a los ningún miramiento. Así, no es extraño de esas escenas en donde resplandece americanos, un arte ainericano, una que la publicación de El Inútil le va la poesía de un pueblo, de un conti. literatura americana, una poesía ameliese a Joaquín Edwards un destierre nente, de una tierra. Más que el alma ricana. Joaquín Edwards, que tiene general de los salones de Santiago, del individuo, que es efímera, lo que idénticas exigencias, exclama con amarEn esos primeros libros que care lo inquieta, es el alma de la colecti gura. Sólo somos un reflejo de la cen de la bella e intangible ordenanza vidad, que es permanente. Se diría Europa y por eso estamos rebajados interior, perennidad de las grandes que Joaquín Edwards ambiciona ten ante ella. obras Joaquín Edwards demuestra ya der el puente de su inteligencia entre mí siempre me ha parecido que las cualidades que más tarde, no ha el arte y, el genio de su raza, genio las personas que tienen tales exigenrán sino robustecerse en él: un colo que es preciso mantener. y depurar. cias, es porque no se dan la pena de rido ardiente, una gran frescura de si se quiere que el espíritu de una estudiar la génesis del problema.
sensibilidad, una riqueza extraña en nación dure más que su nombre. Así, Los americanos somos, en la inmenlas impresiones acumuladas, una enerla idea del nacionalismo continental, sa mayoría, descendientes de europeos, gía cruda en el diálogo y un lirismo que está latente en América, ha en de modo que nuestra sociedad, nuesáspero que, al trasponer la vida una contrado, por lo que se refiere a tras costumbres, nuestros trajes y nuesde las mayores bellezas de sus obras, Chile, su campeón en él.
tra manera de ser son, no españoles, es el ardor de transposición que re Leyendo a Joaquín Edwards la ni franceses, ni ingleses, ni menos aún celan crea un ambiente de fuerza. primera reflexión que se nos ocurre, americanos, sino europeos, esencialA eso pueden agregarse ciertas carac es tocante al estilo. Joaquín pieilsa mente europeos. Nuestras repúblicas terísticas que afortunadamente, tien que el escritor americano que es ar. son provincias europeas, con un poco den a desaparecer: una pintura dema monioso, no es. americano. Para ser más de ansias de progreso que las siado desenvuelta, que volcaba fácil verdadero escritor del Nuevo provincias de Francia, de España y mente en las vulgaridades naturalistas; Mundo es preciso ser áspero, rudo, de Italia; pero, provincias, al fin. Cómo u empeño en transfigurar las fealda violento, en una palabra, tener la exigirsenos, entonces, un arte propio, mosas. 4 un Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica