SAL REPERTORIO AMERICANO Página lírica de Arturo Capdevila Del tomo El Tiempo que sir fun. Versos. Gleizer, Editor, Buenos Aires. 1920.
Romance de las tres niñas de Córdoba (A MANUELA, CAROLIX. a PEPITA)
que una nube candida dulcifica el cielo de la siesta en llamas!
Certeros los globos aciertan y estallan.
Los cuellos, los brazos, las suaves espaldas de un agua se mojan que besa y qué canta.
La tarde se nubla de nube tan blanca que el sol en su espuma se lava. Carnaval de Córdoba.
Chillido de máscaras Por saber quién fuera, las tres se asomaban, las tres vaporosas en las blusas largas.
Floreció tres lirios, decid, la ventana.
Por saber quién fuera, las tres se asoinaban.
Pasaron chillando las máscaras.
La calle en la siesta se tiende violácea. en la lejanía, de luz calcinadas, las sierras azules blanquean calcáreas.
Todo esto en la inuerta quietul provinciana.
Todo esto en un aire de llanas.
Pero al fin disloca la tediosa calma roular de carruaje quebrando las cuadras.
Las casas se mueven como de barajas.
Las piñas que oyeron, las tres se asomaban.
Tres baldes traían con cien globos de agua; de todos colores la frágil metralla.
Parose el carruaje; se abrió la ventana, En el coche vienen la capota baja y tres valdes llenos de aquellas granadas: tres mozos garridos, de mucha elegancia. doctores de Trejo, de Trejo y Sanabria. Dan las buenas tardes y el combate traban.
Sonriendo se aprestan las Gracias.
Sonrienilo se aprestan las lindas niuchachas.
Toalla a la cabeza que el sol les tapara, y al aire los brazos en las mangas claras.
No sé qué le monjas.
No sé qué de hadas.
Con las buenas tardes.
el combate traban.
iCarnaval, ahora Serpentinas suben, serpentinas bajan. Red de serpentinas del coche a la casa. Manto de colores para la ventana!
Serpentinas suben serpentinas bajan.
Red de serpentinas los sueños ataban. arco fué tejido de carnavalada, como arco de triunfo, como arco del ulma. Arco de papeles del amor que pasa!
III Al balcón de noche las tres acodadas, las tres en silencio soñaban.
Colla que pasaba, cobrizo el color, hierbas les ofrece para mal de amor.
Romance de los duendecillos Duendecillos de la noche, hijos de una arcaica edad, vinisteis a mi conjuro Jos lo tengo de pagar.
Sé el poder de vuestras artes y no le de peliros más, duenilecillos de la nocle, que aquello que bien podáis.
Salir con vosotros quiero de ronda por la ciudad; ser duende, jefe de iluendes, uma noche y nada inis, Séremos ruido en los techos y miedo en la oscuridad, sendiablaremos el aire desde el centro al arrabal.
Paseo de Sobremonte o Palac Episcopal, ni lo que son han de ser, ni unde estarse adonde están. en la casa del Virrey una fiesta se lia ile dar; toda de resucitados de una noche colonial.
Mas en el portal, que diga luego toilos pinetral, duendecillos tan sutiles, junto al patio esperad.
Es la casa de ese amada que en vano lebo vo unar.
Le encantaremos los sueños y mariana me amará.
Una musica muy fina entre todos acordarl: por se patio lulcemente dando música pasad. un niño contempla como yo se llamala lluvia de globos, la fresca batalla, los ágiles novios, la casa cercada. Pupilas no había tan embelesadas! Pero ya los pomos de ardiente fragancia, a chorros provocan, a chorros desmayan.
Vencidas las niñas las puertas cerraban.
Se aleja el carruaje. ya cruje la calma. la calma de Córdoba que se resquebraja.
II Con el sol poniente que se enmascaraba de Momo del cielo.
de Vomo escarlata, retornó el carruaje, se abrió la ventana; con el sol, poniente que se enmascaraba y entre nubes locas vestidas de gasa, se daba su fiesta de máscaras, Retornó el carruaje, se abrió la ventana, Las tres se atavia ron con todas sus galas, y ellos, bien que lucen su pulcra elegancia.
Ahora ni lionios ni globos portaban.
Serpentinas trien de ilusión pintadas. mientras la tarile se rompe se aja Warrilete al viento de las lontananzasserpentinas suben, serpentinas bajan de la casa al coche, del coche a la casa.
Techo, los alambres de la luz urbana. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica