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REPERTORIO AMERICANO 137 José Enrique Rodó y sus críticos Traducilo del Tercure de France del 15 de febrero. CORO. RODO Bank AciA fines del siglo pasado, la América española atravesaba por una crisis moral profunda. Las corrientes de ideas que habían liecho la Independencia, labían llevado al desprecio de la tradición y a cierto divorcio con el espíritu de la raza.
El espectáculo de la España, entonces en plena decadencia, y el ejemplo de los Estados Unidos cada día más poderosos, contribuían a afirmar esta actitud, haciendo desconfiar de la potencia del genio latino. y buscar la orientación en la cultura anglosajona. Por otra parte, el positivismo triunfante había suscitado in utilitarismo que desconocia toda verdadera idealidad.
Sólo en el campo de la literatura, la seducción ejercida por las letras francesas mantenía el culto de la belleza y la vinculación a la cultura latina. Hijo de español y de uruguaya, nutrido de una amplia. cultura molerna, José Enrique Rodó estaba dotado de las inás altas cualidades de la raza, a la vez que poseía el fervor de un idealismo acordado al espíritu contemporáneo. Él ha sido así un Gran Escritor leuna gerarquía intelectual y se inclina ante presentativo, revelador de direcciones prola religión que conceptúa ala inás verdadera y excelsa concepción del espíritu. Compicias, anunciador del alto destino del Nuevo Mundo latino. Empezó a manifestarse en prendiendo que de lo que las sociedades jóvenes tienen más necesidad es de homla Rerista Nacional, que él mismo fundara en compañía de los hermanos Martínez bres verdaderos, en su libro siguiente: NoVijil, con un ensayo: El que Vendri, en el tiros de Proteo, Rodó se dirige especialcual anunciaba al genio esperado, que traemente a la conciencia individual. Habla de ría la palabra de fe e idealidail iluminala educación como reguladora eficaz de la dora de la conciencia caótica del instante, evolución incesante, a la cual nuestro eses decir, en el cual inconscientemente se píritu está sometido, y después de disertar anunciaba él mismo. Empero, un alto poeta largamente sobre la vocación que, no siendo encabezaba entonces el movimiento modersiempre manifiesta, deberemos buscar con tesón a fin de renlizarnos debidamente, senista, que debía renovar la poesía de lengua española: Rubén Darío. Rodo consagró ñala el amor como el estimulante más proa su libro Prosas Profanas, que acababa de fundo de la aptitud personal. El espíritu npnrecer, su análisis muy sągaz, muy rico humano es semejante a Proteo; lleva en si la potencia de un desarrollo infinito. Rodó de ideas, en una forma la más matizada y la znás nueva. Él se declaraba también llama esta obra in «libro abierto sobre una. modernista, pero no creía que el autor de perspectiva indefinida. y eso es Prosas Profanas fuera el poeta ile américa.
esta serie de meditaciones sobre el probleLa palabra de El que endrá debía ser otrą.
ma individual, que el autor ha ilustrado con he aqui que él mismo nos dió esa palanumerosos ejemplos de la historia y de la bra fecunda en un opúsculo, sriel, tornado, leyenda. El artista que convive con el penfamoso. Dirigiéndose a la juventud, en la sador, se expresa aquí a veces en forına forma de un discurso magistral, la exhorta alegórica: en parábolas de una gracia y a desarrollar plenamente la personalidad. virtud sugestiva incomparables. Empero, Rodó debía hallar en la historia de la Améen un sentido elevado y humano, y, advirtién dola del peligro del utilitarismo anglorica española los ejemplos de heroísmo más americano que nos invade, la incita a culadecuados para reforzar su obra de aniinativar el «entendimiento de hermosura como dor. En El Mirador de Próspero nos ofrece, norma segura para la práctica del bien, pues, al lado de numerosos trabajos de criesta estética de la conductas, para la conticn de ideas o de letras, algunos estudios quista del verdadero porvenir hispanoamesobre ciertos hombres representativos del ricano: la unidad y la afirmación de la perContinente, estudios vastos, complejos, insonalidad del continente. latino. Ariel, ese tegrales, en los cuales las personalidades «símbolo de la razón y el sentimiento sobre surgen palpitantes sobre el fondo del melio los bajos instintos de la irracionalidad. es social o ideológico de la época. Así, nos el genio que deberá inspirarnos. En este presenta la figura de impetuoso heroísmo libro, Rodó ensalza el espíritu griego, al de Bolívar en el núcleo del incendio de la misino tiempo que la virtud cristiana. En Revolución, las curiosas fisionomías delecuasu opúsculo Liberalismo y Jacobinismo, se toriano Juan Montalvo y del argentino Juan alza contra la falsa democracia, fanático María Gutiérrez en el ambiente de tiranía e intolerante, proclama la necesidad de del Ecuador o en inedio de la floración espontánea de la naciente literatura argentina. El autor se empeña en exaltar las cualidades de la razı olen ponderar las obras que se inspirau en el alma y en la tierra hispanoamericanas. En su ensayo sobre La Norela Vuera, que completa su folleto El que Venuri, Labía señalado ya las bellas posibilidades de la novela autóctona. De manera que, cuando el movimiento modernista buscaba sus inspiraciones en el extranjero, Rodó desentrañaba ya la norma de nuestra verdadera literatura. Pero este pensador que había recomendado la acción, no quiso eximirse de ella. Mezclándose a la política, hizo oir en la Cámara uruguaya su voz sabia y conciliadora, y, como representante en las fiestas del centenario de la Independencia de Chile, llevó a este país el elogio de su pasado de orden y progreso y el primer mensaje de hispanoamericanismo, por así decir, oficial. Mas los sabios no se mezclan impunemente la feria de la cosa pública. pronto hubo de retirarse desilusionado. En Notiros de Proteo había indicado los medios para renovarse: la soledad y los viajes. Después de algún tiempo de retiro, se embarcó para Europa, como corresponsal de una revista de Buenos Aires.
Atravesó la España; a la cual le ligaban tántas afinidades, y ganó la Italia, que para su alma prendada de la belleza era algo así como la patria ideal. Mas aqui la muerte le sorprendió en el momento culminante de su carrera literaria. Sus últimos artículos y sus impresiones de viaje han a parecido en. volunen bajo el título de El Cumino ile Paros. pesar de su hetereoyeneidad y de su brevedad, este libro es de una gran importancia. Rodó, confirma en él la eficacia de las peregrinaciones para el enriquecimiento del tesoro propio. Entre los pensamientos que le sugieren los países que recorre, encuentra las dos ideas centrales de su espíritu; el amor de la Belleza y la fe en el porvenir de la América latina, maynificadas y completadlas. Nos.
hace pues oir coino nunca la voz de «bronce y mármol de la Grecia y del Renacimiento, a la vez que comprueba «el hecho de la unidad moral de la América española. que será mañana «unidad política, que aconseja para ezto algo que no había visto aún: la conservación y la continuidad de la tradición.
Inclirrándose ante el pasado en el cual es menester que nos reconozcamos, tiene para el catolicismo, que forma parte también de nuestra tradición, palabras de profundo respeto; exhalta una vez nás la literatura le se inspira, sin mezquinas limitaciones, en el amor de la tierra» y no cesa le recomendar todo lo que pueilą servir a la afirinación de una manera nacional. La persuación que es neresario difundir hasta convertirla en sentido común de nuestros preblos, clice, esque ni la riqueza; ni la intelectinlidad, ni la cultura, ni la fuerza de las (l unan lul prope119)
en efecto Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica