REPERTORIO AMERICANO 237 Ante un ídolo maya quiché De los Poemas Precolombinos de Oro de Indins)
Acaricio yo el tosco perfil de tu figura; Acaso tu recuerdas a Votán peregrino, y hallo en él los relieves de una soberanía: que se detiene sólo para fundar su imperio: te queda el gesto grave fuerza y melancolíasabes qué tiempo anduvo, sabes de dónde vino, que im ponía respeto o infundía payura.
sabes cuándo aparece de espaldas al misterio.
Caído un dios, prolonga su imperio todavía.
Todo ídolo es sagrado, porque toda fe es pura. Tú inspiraste la Biblia del Popol Vuh. Evocando Desataste en cien tribus la mística locura; muertas solemnidades brilla la ceremonia y uirgiste sangre humana, de porfía en porfía, sin perder tu imponente majestad en reposo.
con que resplandecías en las ciudades, cuando Uxmal era una Menfis y Aké una Babilonia.
La reliquia de un tiempo que pasó, siempre es triste: la tristeza acrisola tu poder religioso.
Tú en Chichén erigiste profusa columnata; En la fe que inspiraste, por violento contraste. tú en Kabah suspendiste triunfadora arqueria; nada importa el sangriento trajín que presidiste, tú en cien templos hiciste dóciles oro y plata a las incrustaciones de hirviente pedrería.
en virtud del más leve dolor que consolaste. Quiriguá, Palemke, Copán, en tu leyenda, No sé, que hay en tus ojos que inspira un miedo extraño: arden cual tres antorchas, que, en las selvas obscuras, el respeto que infunden las almas superiores?
con su incendio ilumipan la fragorosa senda Es justo que se deba temer el mayor daño del Yucatán pretérito a la que es hoy Honduras.
del mismo que hacer puede los mas grandes favores. Ruinas, sombras y nada.
En ti encontró un alivio la angustia quejuinbiosa; Sólo tú fuerte y tristeestupefactos ojos en frente cejijunta en ti, acogida el ruego de todos los dolores; en ti, la oruga un soplo que la hizo mariposa; clavas sobre el recuerdo de cuanto ya no existe; y en tu mirada dejas vagar una pregunta.
en ti, el leño una gracia que lo vistió de flores.
es piedra preciosa, tenga o po fino engaste; Kabrakan dios del terromoto soltó la fiera y, así, el extinto culto de otra Edad te reviste que frotándose contra los muros se desliza. Chirikán lios del cráter consumió en una hoguera del prestigio de tantas súplicas que escuchaste y absurdas pero ingenuas esperanzas que diste.
todo; y Hurakán liego disperso la ceniza. Ruyatcot un diluvio volcó durante un año. Sacra escultura, pétrea figuración monstruosa, Dioses de fuego y tierra ¡Dioses de aguas y vientos!
cálido engendro de una tremenda fantasía. Qué fuerza prodigiosa, que poderio extraño ¡cómo habrás influido sobre la que en la fosa.
se hizo sentir inás grande que los cuatro elementos?
duerme hoy multitud dócil a tu poder un dia!
Fué el de las profecías Hombre blanco y barbudo. cómo habrás alardeado de fuerza nilagrosa!
Monarca de la Esfera, Señor del Planisferio. cómo habrás blasonado de honda sabiduria! él tus altares pudo violar; pero no pudo Hoy, ya vez: tus altares han rodado deshechos.
descifrar tus enigmas, ni romper tu misterio. Mudas hallas las lenguas y vacíos los pechos. Quién eres, pétreo ídolo?
no hay quien te llame el Sabio, ni quien te crea el Fuerte, El augusto reposo ni quien te restituya la virtud que tuviste; y estás triste. más triste que Aquel hasta la muerte. de tu actitud, los rasgos de dolor orgulloso que hay en el oleaje de tu frente ceñuda, porque has sobrevivido sólo para estar triste.
la cruz con que recoges los pies sobre tu asiento Contráese en tus labios un rictus de agonia, donde olvidarte finges de todo movimiento, que de caducás pompas la evocación despierta.
tu desdén, tu cansancio, tu esplin. no dejan duda Dos truncos obeliscos imponen su osadía de que eres testimonio de la soberanía de tu templo ya inútil en la violada puerta; de una, há cuarenta siglos, extática y sombria y en el interior tiemblan sombras de lo pasado, religión precursora tal vez de la de Buda.
que, fantásticamente, resbalan por los muros, Trasciende en ti el encanto de las coutemplaciones, en donde el geroglífico angustia los obscuros que en los trópicos suelen mecer los corazones signos de una leyenda que nadie ha penetrado con el vaivén de hamaca de una sensual pereza, y gesticula como desafío sagrado abrumándolos bajo la amable tiranía de los tiempos antiguos a los tiempos futuros.
que ejercen los paisajes de hipnótica belleza. Quién has sido. Qué dice la leyenda frondosa Träsciende en ti el encanto de la melancolia, que serpea en los muros de tu templo hoy en ruina?
que es el otro hemisferio de toda fortaleza.
Impotente la ajena curiosidad te acosa; Melancólico y fuerte, se podría creerte y en tu secreto, dulce venganza se adivina: el centro fijo de una ritual Cosmogonia, el que arruinó tu templo no sabrá quién has sido.
que te ciñe en la danza de la Vida y la Muerte, Tu tristeza luumaniza la actitud misteriosa como «lentro de un imóvil círculo ile armonía, y el ensimismamiento de un dios desconocido. eu el que evocadora comparece a tu lado Acaso tú recuerdas el fabuloso dia la Serpiente con Plumas. que a enroscarse fué un día en que al lejano Priamo opulento tesoro en el hueco del cráter de un volcán apagado.
el Rey Chronos de Atantis en regalo le envía,. Caído un dios, prolonga su imperio todavía; desde la Ciudad Santa de las Puertas de Oro.
que si toda fe es pura, todo ídolo es sagrado.
Acaso tú recuerdas el viaje que a este mundo, Poderoso apareces, aunque aparezcas triste.
en pos de ignotos astros, emprenden los Caldeos; En la fe que inspiraste, por violento contraste, y hasta tus tierras miras llegar el errabundo nada importa el sangriento trajín que presidiste.
Exodo que antes pasa por los fastos hebreos.
en virtud del más leve dolor que consolaste.
JOSÉ SANTOS CHOCANO 1 Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica