TrA última novela de Tirano Banderas 196 REPERTORIO AMERICANO nuestras ciudades esdon Ramón del tán allí, sujetas a disValle Inclán. Tirano locaciones cubistas de De El Universal. México, Banderas. será juzsobriedad y fuerza degada, probablemente, finitivas. lo que no según dos criterios diestá se columbra: cada versos y, en parte, inrasgo, aisladamente, conciliables: uno será con su valor y su voel criterio español; lumen exactos. El lecotro, el hispanoameritor mexicano ve en cano. Conforme al priTirano Banderas desmero, habrá quienes de el Usumacinta y la descubran en esta «110laguna de Tamiahua vela de tierra caliente»
hasta Xochimilco; des. con plena justiciade Veracruz hasta Pueuna sintesis admirable bla; desde Querétaro de la América esenhasta Colima. Pero tocial, en el sentido en do lo ve no según él que hay una esencia lo conoce, sino como última de España en podria agruparlo en la Luces de Bohemia o pantalla, en busca de en la Farsa y licencia grandes valoraciones de la Reina Castiza.
de color típico acuConforme al segundo, mulado, un productor habrá los que percicinematográfico de geban allí, en vez de la nio, un productor a lo esencia, la caricatura.
Chaplin: la mansión propósito de este presidencial, incrustasegundo modo de ver, da en el ex convento; conviene detenerse en la Plaza de Armas, unas cuantas obserpululante de indios envaciones.
sabanados y estridenSanta Fe de Tierra te de charanga y kiosFirme, a no dudarlo, TOÑO SUZARS co; las calles y paseos, no es un México disvagamente bordeados frazado como no es Valle Inclán de nopaleras y maguetampoco. en particu(visto por Toko SALAZAR. yes; en el centro, calar, ningún otro de los llecitas, travesias y países de la América hispana. También pa producir el efecto imprevisto de presentar portales de la época colonial; en los alrerece evidente que la época del relato 110 a los hispanoamericanos sus giros y voca dedores, mar, médanos, acequias, sauces, velesco que por indicios podría situarse en blos regionales con un tinte exótico, suje palmeras, canales en cuyas canoas bailan los cincuentas o en los setentas del siglo tos a un sesgo. Para los mexicanos, por los indios la danza de los matachines, y, por xix, o en la segunda década del xx no. ejemplo, los mexicanismos de Tirano Ban encima de todo, dominando el pueril ajecorresponde de hecho con ningún momento deras llegan a no ser mexicanismos, o a drezado de las azoteas tablero de casas de la historia americana. Mas aun cuando serlo sin sabor, sin matiz, con un ligerisimo chatas. las cúpulas de azulejos, el quieto esto sea así, los lectores hispanoamerica error de ajuste que, al darles demasiado volar de los zopilotes y el cielo con innos de Tirano Banderas por lo menos en resalte, los exhibe. Son acaso, a menudo, mensidades de color y de luz.
ciertos países, como México difícilmente los mexicanismos que oyen los oídos 110 Tirano Banderas gusta de asistir, desde resistirán al impulso de referir la ficción mexicanos, no los que brotan perfectamente sus balcones, al cruel suplicio que se inflige del libro a las realidades vernáculas que afinados y equilibrados en la estructura de a sus soldados. Su vida cotidiana es reprehan visto vivir o que están viviendo. nuestra frase mexicanismos sin los sutiles sentativa de la atmósfera social de la recomo la realidad nuestra (no produce, bajo reflejos semánticos, y, en consecuencia, de pública que gobierna. Al pie mismo de su el implacable ojo estilizador y refinador de testables y grotescos, pese a la maestria morada trotan y se afanau las, soldaderas.
don Ramón, cuadros muy gratos para nues vigorosa con que responden, en su intrin Si recibe visitas, una mulata vieja, sensual tras infulas vanidosas, los hispanoamerica seco valor gramatical, al perfil de los per y descalza sirve limonadas y chocolate. Por nos aludidos seguiremos el trazo que nos sonajes de Tirano Banderas, siempre pletó las tardes acostumbra el tirano bajar al describe, atentos de preferencia a la exa ricos de vida jardín público a solazarse con sus compageración que haya en él, al exacerbamiento, Con lo demás ocurre otro tanto: con el dres. Alli juega un rato a la ranita. Miena la caricatura no a la revelación esen paisaje, con el ambiente, con los resortes tras apunta con el tejo a la boca de la rana, cial. Los mexicanos, de seguro, seremos los de la acción novelesca. La traslación de lo escucha a lo lejos, sin inmutarse, las desprimeros en bajar por esa pendiente, como relativo al plano de lo absoluto lo resuelve cargas de los fusilamientos. Cuando se lo anuncia ya el caso de mi ilustre maes todo en contornos demasiado llbres de me cansa de jugar, se acerca al puesto de Dona tro don Victoriano Salado Alvarez al juz dida, aunque fieles en cuanto a la silueta Lupita, la chimolera, y obsequia a sus comgar, con severidad agudísima, el lenguaje de cada ser particular. Desactualizado y padres, y se regala a sí mismo, con chicha voluntariamente contrahecho de Tirano Ban desarraigado el relato, carece, porque lo y enchiladas. La chimolera es vieja amiga deras.
contrario sería imposible, de la perspectiva del Presidente de Santa Fe, y bajo su amEn la nueva obra de Valle Inclán el len difusa que de otro modo haria sensible el paro se gana la vida vendiendo, a la somguaje es la primera piedra de toque, o de equilibrio de las proporciones.
bra de un tingladillo, fritangas, cocos de choque. La misma libertad con que quiso Tirano Banderas lo rodea un paisaje agua, refrescos, aguardiente. Junto al monél o debió barajar los americanismos, para sincrético que, si no es el de México, está tón de cocos Doña Lupita tiene el anafre disponer de un idioma a la vez vivo e saturado de líneas, de masas, de colores del café y el metate de las tortillas.
inexistente, parece como que ha venido a mexicanos. Toda muestra naturaleza, todas Suele Tirano Banderas, sin embargo, salir Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica