69 REPERTORIO AMERICANO don Miguel de Unamuno do, como obrero, como enamorado, como profesor en universidades de renombre mundial, cu todos los senderos de la vida por los que le peregrinado, Nicaragua lia sido duena (Carta escrita en julio de 1925)
de mi sentir, señora de mi pensamiento.
Nicaragua ha sido para mí, madre, mujer e is a usted mi, estimado Maestro y dárselas sobre todo por estas cuatro hija: La procesión ritual de los días y las amigo Unamuno, a quien debo páginas que recibi anteayer, apretadas lloches y el pasaje fugitivo de los años me más que a nadie, la satisfacción innotas, hechas con lápiz al calor de vieron siempre fiel a Nicaragua, lleno de tima y serena, depurada de toda va la lectura. Cuántas son y que llenas ella, nunca olvidadizo.
nidad, de haber escrito un libro. están de vida. Cómo podria olvidarla jamás? Todos saCuando le conoci y le dediqué mi Los elogios son sobrios, sólo dicen ben, en Nicaragua, mi historia personal y novela en el almuerzo literario de hace indicando página y párrafo «Biens; las leyendas con que las ha envuelto la fantasia del trópico. Todos saben que de usted a leer ni una sola de sus 520 algunas semanas, pensé que no iba «Muy bien; y algunas veces. Muy bien. sin dar razones lo cual es una niño estuve en el Hospicio de Huérfanos páginas. Es verdad que con acento forma de generosidad, porque mi imade San Juan de Dios, en León. La pobreza austero y patriarcal de abuelo vasco, ginación puede elegir lo que más le de mi familia no es secreto. De niño probé habia demostrado interesarse muy vi agrade, y en los ratos de fecundo pau bien amargo. Dias hubo frecuentes, vamente, por su raza española de optimismo, forjarlas y elegirlas todas!
cuando en mi casa faltaba que coiner, cuando más allá del mar. Habló de ella con Las objeciones son mucho menos en ini casa no liabía inás que el llanto de mis hermanitos, las lágrimas de mi madre pasión, como si hablara de su propia lacónicas. Como algunas de ellas terdescendencia. verdadera resurrección minan con un punto de interrogación, y su fe en los santos de su devoción. Yo de la carne, explicó usted. Pero tam me persiguen sin cesar con su voz cra criatura y sin embargo lo comprendia bién es cierto que luego, con el mis de pregunta. Yo quisiera acallarlas, todo. Aquel dolor está vivo en mi corazón.
mo acento austero de abuelo vasco, pero ellas no se avienen al silencio.
quellas lágrimas están frescas todavia en y con aire además muy despectivo, Necesito pues contestar algunas de mis párpados de hombre. Ni sanarán mis habló de las personas superficiales, las que tengan a mi entender conheridas cordiales, ni se secarán jamás mis de las mujeres cuya única preocupatestación o sea defensa, porque hay.
lágrimas, en tanto la alegria, divi:a curanción era el vestir, y de todos aquellos otras, lo confieso, que al igual de la dera, no abrace a toda Nicaragua. Porque que confunden. lamentablemente, el Esfinge ise quedarán interrogando la pobreza de mi hogar, porque mi dolor modernismo o moda, con la verdadera eternamente!
de niño, en cierto modo que yo siento, no elegancia: la escultórica, la que reside Copio pues las escogidas, bajo el cran dolor ni pobreza singulares, sino con en el ademán y en el esqueleto, como párrafo aludido, y con el número cocreción de la pobreza y del dolor patrio. es la del Esopo de Velazquez en sus rrespondiente de la página tal cual Mientras haya en Nicaragua niños descalharapos, o como la de Ulises al pre usted lo ha hecho y voy contestando: zos como. yo fui, que me crié descalzo; sentarse desnudo a Nausicaa. Deduje mientras haya en Nicaragua niños piojosos que mal podía encontrar gracia ante Pg. 52 y 53. tiene para todas las como yo fui, que tuve piojos; mientras haya sus ojos, una novela, cuyo órgano criaturas la dulce piedad fraternal de en Vicaragua piecesitos con niguas, como San Francisco de Asís. Yo no creo directo de expresión como el teclado fueron los míos; barriguitas. con lombrices, de un piano, era casi todo el tiempo que la piedad de Gregoria fuese, hogares sin alegría, hogares pobres, madres la preocupación de la elegancia, no precisamente franciscana co es que que lloran en silencio y que en silencio llala escultórica, sino la otra, la, de la se refiere usted entonces a, ese San man a santos que no oyen; mientras en Niequivocación lamentable, la del moFrancisco elegantizado por una lecaragua haya miseria, mientras en Nicaragua dernismo o moda. me fui convenyenda turbia falte la libertad, mientras en Nicaragua la. Me es difícil saber cual es mi cida de que novela y autora habian civilización y la cultura y la justicia sean San Francisco, Don Miguel ¡he visto de parecerle igualmente triviales e imentira trágica, mientras todo esto sea, no indignas de atención.
pasar tantos! Al primero lo recuerdo habrá regocijo que me llene ni habré paz.
entre las nieblas sonrosadas y conGrandísima fué mi sorpresa el otro mi pueblo le digo que le he sido bien fusas de mi primera infancia, cuando fiel, nadie más fiel que yo. mi pueblo día, cuando al entrar en un recinto aun no sabía leer. Lo conocí en una le digo que era justo, que era bien merecioi que hablaba usted de Ifigenia ante oleografia presidiendo la hospitalidad numeroso auditorio. Ya estaba leida!
do que yo fuese quien le trajera esta buena de cierta casa amiga, sobre el portón nueva: Los obreros de México y los obreros ¡Y con qué lujo de pormenores anocerrado del zaguán o vestibulo, tal tada! La analizaba usted detalle por de los Estados Unidos están contigo.
cual acostumbra hacerse allá en CaNo desconocen cuánto has sufrido y están detalle, sin entusiasmos, ni elogios, racas. Era como el portero complasino con esa paciente curiosidad, condispuestos a que no sufras más. Atrévete a ciente y mudo de aquella casa. Yo ser libre que ellos te apoyarán. Osa tu lique examina el naturalista un insecto solia, contemplarlo a mi sabor mienbertad y verás que no estás sola.
del campo o la flor silvestre que por tras venían a abrir. Lo representaba No es hora de transar ni menos de renla primera vez ha llamado su atención.
la oleografía, abrazando al Crucificado, Mi presencia no alteró en un ápice dirse. La hora es de tener honor y valor.
con los estigmas que despedian cinco el hilo de su conversación, y siguió rayos y el globo del mundo bajo su La hora es de proclamar y coronar la jusdetallando el libro como si entre la ticia.
pie. Este primer San Francisco porNo rindamos ningún derecho nuestro, no autora y la recién llegada no existiese tero si me entretuvo a ratos, no encometamos indignidad ninguna, hagámonos el menor lazo común. Yo sentí al inscendió jamás mi cariño ni mi admirespetar, respetémonos nosotros mismos para tante el milagro del desdoblamiento, ración. Tal vez porque mis ojos recién que se nos respete.
me hice también auditorio, y por pri abiertos a la vida juzgaban a las Atrevámonos a ser libres y seremos libres. mera vez, encantada, libre de censupersonas según sus apariencias, y Temámoslo, acobardémonos, y nos esclavi ras y de elogios directos, sin asomo zarán, de vanidad, tuve la sensación noble y cerquillo, tan semejante a cualquier aquel pobre capuchino, de sandalias ¡Obreros, organicémonos y libertémonos y confortante de «haber escrito. contemporáneo, y tan inferior al dulce de un golpe de los amos del país y de los Quiero darle las gracias, por el Crucificado, no podía evocar el presamos en el extranjero!
milagro de desdoblamiento; quicro dár tigio del pasado ni el esplendor auSALOMÓN DE LA SELVA selas por el juicio escrito, pero quiero gusto del cielo. Desde entonces, han Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica