REPERTORIO AMERICANO 227 Acerca del poeta con fervor pagano, ante el eterno altar de la Belleza, como si fuera un cáliz rebosante.
RAFAEL CARBONELL DMUNDO Velásquez es el nombre de guerra del señor Santiago Rizo Rodriguez, joven intelectual ocañero que hace ya algunos anos vive en Costa Rica, donde ha logrado conquistarse su puesto al sol como trabajador recio e infatigable. Pero las luchas de la vida no le han hecho olvidar el don poético que recibió de las hadas al nacer. Y, lo mismo que Cándido, cultiva un huerto diminuto, casi un jardin, en que florecen los lirios heráldicos y las rosas orgullosas de una poesia aristocrática y señorial en que todo es fino, selecto y sonoro.
Sus versos de un lujo asiático, en que las rimas chocan sonoramente como timbales de oro y en que las imágenes desfilan como almeas danzantes, recuerdan a cada momento ciertas creaciones en que el poeta andaluz Francisco Villaespesa puso todas las pompas de su fantasia, atávicamente moruna. lo mismo pudiera decirse de cierta fatiga voluptuosa y una mórbida sensualidad triste que se advierten en las producciones de Velásquez, como también de su tendencia a evocar los fastos heroicos de la raza y a glorificar a los caudillos hazaiosos y a los conquistadores magnificos y crueles que a su paso dejaron una huella de sangre en los burgos de Flandes y en las ciudades misteriosas de la América Edmundo Velásquez virgen.
La sensibilidad de Velásquez es de la licado que hoy nos ofrece su alma, toda más legítima estirpe novecentista. para vaemoción, como una rosa de cien pétalos, en lerme de una palabra puesta a la moda por un vaso precioso.
Eugenio Ors. En la parte más sincera veces, el alma romancesca de este sode su obra nos aparece como un joven fauno ñador es a manera de un camioante, que coronado de hojas de vid e ingenuamente en mitad del sendero se sentara a la somenamorado de las ninfas que se bañan en bra de algún árbol florido, y mirando hacia las fuentes y duermen sobre los prados de el camino recorrido, más allá allá del horinarcisos y violetas. hay en su amor a la zonte, se pusiera a recordar o a ensoñar.
vida y en su avidez de goces una frescura El poeta añora sus paisajes nativos. Pero y un hálito de juventud que seducen el espíañora sin tristeza desesperada y quejumritu. La fantasia se lo representa semejante brosa; apenas si con cierta recóndita melanal caprípedo mallarmeano, contemplando el colía, suave y serena, como el fulgor de una sol al través del pellejo de las uvas expri estrella muy lejana.
midas como al través de un rubí maravilloso. menudo se detiene a saborear, volupSería muy de desearse que Edmundo. Vetuosamente, esta inefable melancolia, esta lásquez nos diera, en un libro pulcro y ele dulcísima nostalgia que el acierta a traducir gante, la flor de sus producciones. Se podría en armoniosos alejandrinos.
formar, con ellas, un florilegio de arte menor Edmundo Velasquez nos dice de su alma que le valdria a su autor un triunfo seguro.
en diáfanos sonetos. Tal parece que en este No siempre los grandes poetas son nuestros espiritu sentimental, ardiese aquel deseo mejores compañeros y nuestros más dilectos expresado por Anunzio. Es necesario vivir confidentes. hay veces en que, al concierto una hora suprema de llama, y desaparecer triunfal de las liras apolonianas, se prefiere el para siempre bajo tierra, antes que todo son de la avena rústica, tanida por los dedos encanto se desvanezca, antes que todo muede Marsias.
ra. Velasquez pertenece a esa casta de EDUARDO CASTILLO hombres que, una vez tratados, dejan en nosotros un amable recuerdo. Para nosotros «El solo hecho de haber publicado un libro cualquier triunfo del poeta del ensueño, de de sonetos, hace a un hombre encantador. la vida y del amor, es un día de intimo reha dicho Oscar Wilde.
gocijo, fiesta de hermanos; es algo que nos Según el concepto del atormentado poeta habla de nuestra propia juventud y que nos inglés, y que yo repito en el caso presente, hace evocar aquellos encantados años de la la personalidad literaria de Edmundo Velás revista ESPIGAS.
quez adquiere nuevamente un verdadero en Un noble sentimiento panteista parece canto. porque vivió el poema que siipo trascender de sus poesias, como el perfume escribir, como otros escriben el poema quic de una flor abierta. Su autor no es un avaro.
usaron vivir. El autor de Psiquis es del lírico tesoro interior. El prodiga canun exquisito sensitivo: un poeta culto y de tando el oro de su alma, y sabe elevarla, Edmundo Velásquez es en la hora presente uno de los portaliras y escritores más celebrados de Colombia. Nos.
atrevemos a creer que Velásquez no ha afiliado su poesia a ninguna escuela que no sea la de su propio corazón ni estudiado otro libro que el gran libro de la naturaleza, y esto es lo que más ha circundado de admiración al poeta.
Leyendo las estrofas de Velásquez nos sentimos fuertes, nos sentimos con los pulmones llenos de aire nuevo; nuestra sangre corre con el movimiento ace lerado que le impone el ejercicio del campo; nuestros inúsculos reclaman la lucha con el árbol y la fiera; queremos poseer ese amor y ese consuelo que brindan las gentes sencillas; queremos buscar esa paz eterna para cuyo amparo el alma es más grande, mas compasiva, más sincera; nos invade el alma loca de ser hombres buenos; de sentir la fatiga del trabajo en la selva; de beber agua pura de la fontana «en el hueco de la mano» y de volver a la inocencia de cuando éramos niños y rezábamos a Dios las oraciones aprendidas de los labios de nuestras abuelitas.
Edmundo Velásquez no sigue otra corriente que la corriente de su propio espiritu, ni canta otra poesia que no sea la poesia de su propio huerto. Velásquez podría aconsejar asociándose al admirable escritor venezolano Juan Vicente González. Hilad ja seda de vuestro propio seno; libad vuestra propia miel; cantad vuestras canciones, porque tenéis un árbol, un panal y un nido. El estilo de Velásquez es un estilo peculiar. En sus estrofas no se advierte el adorno ajeno ni la ajena joya, de manera que esas lindas chicuelas pueden salir de paseo sin temor de que en la calle cualquiera florista o joyero les reclame las rosas y diamantes que llevan en sus vestidos. hay en ese estilo tal sencillez, tal delica.
deza y pulcritud, que el lector al hundir todo su espíritu en el fondo de esas estrofas, ve claramente, como en el fondo de una agua tranquila, el movimiento, el color, la pincelada, la linea, todo eso que constituye el alma de la estrofa; percibe el sonido, la nota, el ritmo que las musicaliza, y llega a comprender el estado psicológico bajo el cual fueron escritas y a compenetrarse hondamente del sentimiento que las informa. más de la propiedad del estilo, de la pureza y galanura de la forma, hay en las poesias de Velásquez una filosofia tan llana, tan fácil, tan, natural, que un hombre ignorante o un niño, comprenden lo que esa filosofía encierra, llegan hasta la linde final y pueden establecer de su cuenta las comparaciones o el concepto definitivos.
GREGORIO RUEDA 110 Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica