toda la Var los mios com ruina.
chocolate, vezy vera, desparramando en la estancia su de. confusión de los fieles al levantarse to indulgencia, la costumbre del pais, ls plebiREPERTORIO AMERICANO 313 MUY afligidas estato con la dulzura que ban en la ciudad acostumbraba a todas todas las señoras por La vida cara las señoras para que no encontrar un rese abstuvieran de seinedio eficaz para sus guir cometiendo el deachaques. Todas tesacato de comer y benían una gran flaqueber en la santa cas ZA frialdad en los de Dios ya que con estómagos junto con ello causaban gran esunos ardores interiocándalo entre res que les andaban gente y que por esa La Jirata madre. por las carnes. No haAy, sebora Civmpiés, irreverente costumbre bir nada que las alicuando tengo quelle el Señor las babia de Fiara. Sus males au castigar, pero las daprarles euellos, es ni mentaban con las memas chocolateras no dicinas y a muchas La señora Clemhicieron maldito casu las derribaron totalpies. Purs, ty yo!
de tan prudentes con mente en la cama. Ya cuando tengo gne sejos y siguieron con llevar los mios a la ninguna podía mandar su sabroso Xapateriny sueltamente a su cuer: con sus dulces, con su po. Pero una señora repostería y con sus hallo remedio y seaguas frescas, u la lo(Por Bagarial, lud en el chocolate, ra de las misas, de los él la desembarazo de sermones, de las nolos malos humores venas, de los rosarios, volviéndola a su buen Las damas chocolateras de los trisagios.
estado de antes. ToVolvió una das las señoras empezaron a tomar cho giendo cristalizadas, refulgentes de azúcar, otra vez y muchas veces el buen Obispo a colate bien caliente a más de una tacilla de los rizados papelillos en que acomodaban rogarles con afectuosa suavidad que susde conserva o de almibar para fortalecer su tierna redondez.
pendieran esa nociva costumbre, pero como se y con esto volvieron muy gozosas a la Sentadas las elegantes señoras, todas su. vió que de nada servian sus recomendaciosalud. El chocolate les acabó sus achaqnes, surrantes de sedas, en los cojines que sobre nes amistosas y paternales, que menospreles reforzó confortó la virtud vital y alfombras morunas y alcatifas se esponja ciaban sus buenos consejos, mandó tijar una ayudándolas a engendrar espiritus de vida, ban fofos, conversaban con sosiego de excomunión mayor ipso facto incurrenda en les consumió las humedades flemáticas, les gratus, ensopando con pulido melindre los la puerta de la Catedral todo aquel eliminó los humores gruesos y les abrió panecillos en el chocolate y al llevarlos a que osara comer o beber en el el sagrado relas vías. Todas las señoras de la ciudad boca las narices palpitaban con delicia, cinto durante los oficios divinos.
estaban complacidas con el suculento re sorbiendo su fragancia.
Las damas se encoterizaron enormemente medio. tanto llegó el vicio por el chocolate por la fulminante excomunión furiosas Pero ese remedio se les transformo pronto que no sólo lo tomaban las señoras en sus fueron a decir al Obispo que si no las de en vicio. Tomaban chocolate todas hores casas y a toda hora. sino que basta en las jaba hacer su antojo, no volverían a ir del dia, al despertar, en el desayuno, iglesias lo iban saborear. Era de todo in Catedral y sin esperar la respuesta de media mañana, después de las comidas y en la merienda, bien rodeado el tazón de punto imposible que aguantaran les eleSu Ilustrísima, le volvieron la espalda con vantes dainas una misa y más ann si era una media vuelta gentil, sonando las sedas doradas bizcotelus, de ensaimadas, de pi cantada y habia sermón, sin confortarse ampulosas de sus trajes y contoneándose catostes, de fragiles rosquillas acompaña antes con una buena jícara. En las novese retiraron abanicándose con sus versicolodas de bollos y de frangipan y de rebana nas, en los rosarios, en los trisagios, ellas res abanicos de descubretalle. El Obispo se das de semitas y molletes. En las visitas, saborcaban su chocolate acompañado deli inantuvo tirme y severo y más firmes aún apenas acababan de tomar asiento en los ciosamente de sus pasteles y panecillos y se mantuvieron las señoras no yendo a la estrados, cuando las criadas los lacayos su agua fresca o de nevada hacían su entrada triunfal en la sala llesu plato Catedral. El prior de los dominicos, honde rica confitura, lo cual pertorbaba a los vando las salvillas del chocolate que gra sacerdotes oficiantes o los ver al obispo Salazar y Frias, nombre de predicadores y tamente humeaban en las jicaras de Talaver obien prudente y conciliador, fué a a más de esto los interrumpia la ruidosa las damas polusas para que levantara la excomunión, alegando para reducirlo a las licia olorose. Lo en mesillas bajas, viendo sillas y bancos para dar paso cubiertas con manteles de calidad, junto a solemnes y galoneados lacayos, las al lidad estomacalyple las inujeres y, udeznas, las copas llenas de agua fresca, encima de midonadas criadas o los esclavos que le manifestó la aversión que lo tendrían las cuales estaba la esponjosa blancura de conducían en alto las grandes bandejas de y el peligro que había de que con tanto los azucarillos y su lado los cios en que plata con el chocolate para sus amas. Las rigor hubiera sediciones y tumultos en la bocaba una rodaja de limón y las reveren gentes perdian la piedad y recogida de iglesia y en la ciudad, teusores que se fundas bandejas colinadas de hojaldres, de voción en el templo por estar viendo las en lo que el buen fraile habis oido bizcochos encanelados, de soletas de puebas, compuestas charolas con las limpidas y decir a numerosas personas de calidad, pede amarillos mamones, de rosquetitos, he esbeltas copas del agua fresca, las Jeves rou pesar de este buenas razones, el pre. cbo todo ello por delicadas manos de mon jicarus de China o de Talavera laulo nautuvo su dicho y sus disposiciones ja que les comunicaban su fragancia y su tecomates y las salvillas con las. y no cedió a sus ruugos ni a ningunas súdelicada suavidad, asi como muellos mas exquisitas frutas de horno, las hojuelas, los plicas.
fachones, aquellos peteretes de leche y owo las damas vieran la tirmeza inconpiñón, Ryuellas aguanosas citaras, wquerodeos, los aureos panquesitos, las bolas de los ladrillados que trasudaban almibar y viento, los leves gaznates, las pilas de pi movible del Obispo y que no mulaba de catostes que resumaban mantequilla resolución, empezaron a barlarse de él con aqnellas yere:itas que amontonaban su oro El señor obispo, doctor don Bernardino finas e ingeniosas chirigotas, haciendo tiorna en platos de cristal y sobre deshi de Salazar y Frías, varón misericordioso, Sarcá tica mofa de la excomunión, volvie Indas servilletas con randas de encaje, sa upacible, lleno de celo y de bondad, exhor on a la Catedral y alli bebian nås cho COSA Lo ponian daban en la o los la brados Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica