244 REPERTORIO AMERICANO CUANDO trataba do encontrar asiento en fin.
con un. cindad, compras, sin sin importancia, El milagro que recogen los creyentes del fondo pastoreo de algún niño cuya madre de la gruta practicada al pie del alYUAN hace oficio, desyerba del empedrado tar. Traemos tainbién una botellita frontero a la puerta, barrido del pe rriatestado de pasajeros de toda clapara mí en el coche de ferrocacon agua de la fuente.
queño. patio, algún remiendo sencillo, La buena mujer remató la relación: se, lo que me iba resultando ya difícil. El patrón nos dejó dicho que En la estación del ferrocarril liay sentí que una mano me golpeaba con podíamos volver a la hacienda. pero una larga banca de madera que sirsuavidad en la espalda: el pobre, también tiene vergüenza.
ve de asiento a los que van allí a. Aquí cabemos los dos, si gusta, aunque necesite.
esperar el tren. Tomás Villalobos no patróni. Era un hombre ya viejo el que así El tren se detuvo algunos segundos es de esos; sin embargo, ha venido a en la estación inmediata y los dos sentarse junto a los demás, y hace se ofrecía a compartir su asiento conviajeros bajaron al andén.
como si él también estuviera esperan descalzo, recién rasurada la barba, el migo. Las manos callosas de jornalero, do la llegada del tren;. se ha coloca Bigote canoso y recortado; muy expreUn amigo do la mano sobre la frente en forma de visera, y se pone a mirar encontré muy alanado en el fingida impaciencia la prolongación brero de pita ordinario, recién lavado del servicio público en una de las estatura corta, camisa nueva y som oficio de barrer uno de los caſos del camino de hierro que se pierde a distancia: pero esto, sólo dura con cinta negra y ancha.
poblacionas cercanas a la ciudad.
momento. Tomás baja la No tenga miedo de que lo vaya Mc estoy ganando aquí un pumano y atiende a las exclamaciones de un a ensuciar. Levantó el brazo para mostrar con cierta satisfacción sonyoncito (colocó la escoba verticalmenantiguo conocido, viejo como él, al que desde hace muchos años no hariente la manga de la camisa limpia. te y la sostuvo del extremo con la Venimos de Cartago. Trepamos mano derecha, apoyó allí el codo de bía vuelto a encontrar.
esta mañana a pata; porque ésta tela izquierda en El conocido se vuelve todo pretanto que en esta nía ofrecida una promesa.
otra descansó la sien correspondiente. guntas, y Tomás Villalobos a todo Observé la persona ésta a que el soy el guarda de los tanques de la va contestando lentamente: viejo se refería. Era una mujer de cañería de aquí: como. Juana, Tomás?
me quedan Pues Juana se murió.
poco menos edad y de los mismos ratos libros en la mañana, me bato rasgos fisonómicos, con ligeras diferen a esto (estiró los labios como para. Miguel, qué se hizo. Ese vive en Juan Viñas, para cias. Al sentirse aludida confirmó con. indicar el caño en donde descansaba un movimiento de cabeza lo que el la escoba. Soy Solís, de unos que allá se fue.
otro acababa de decir, y continuó: les dicen tobobas. por mal nombre. Rosa. Esa se fue de la casa. Nuestra Señora les había hecho los conoce? Tengo familia en Tres. Manuela?
el milagro patente. Ellos hacía como Ríos, en Mata de Plátano y en Guaunos siete años trabajaban en Turrial. dalupe. Vivo solito y en cualquiera. Manuela vive todavía conmigo. ba, sin ofender a nadie; se desapareció parte la paso. Me tomo mis tragos y. Juan Antonio, qué se hizo? de la hacienda una novilla alazana me alegro cuando puedo, y a nadie. Ese también se murió. le dió y no encontraron otro a quien echarle ofendo. Porque yo, ni esto (hizo un una fiebre.
el muerto más que a ellos.
ademán muy vivo, como de quien va. Lupe?
Volví la vista a mi compañero de coger rápidamente algun objeto Lupe se fue de la casa un tiembanco. Con los ojos muy abiertos, con próximo. ni esto (sacó la punta de po, es la menor, ahora está otra vez la boca entreabierta, como extático, la lengua y la señaló con el índice. conmigo.
pendiente de la relación que hacía su Consejos de mi tata cuando se iba a La conversación languidece al fin, mujer. Lo interrogué y él siguió: morir. No te dejo herencia porque Como a los dos meses de estar ya vos ves que soy un tieso de nay los dos viejos que ahora están soen la cárcel ésta venía a verme to ción, mi tata a mí tampoco me dejó los en la banca, después de un largo dos los sábados resultó que me iban nada; pero eso sí, que no te viás silencio inclinan la cabeza y quedan a sentenciar. Entonces le avisaron al nunca en cuentos, ni en enredos, ni medio dormidos.
juez que ya habían parecido los güe cogiéndote lo ajeno. Beber, todos beDel cuello entreabierto y sucio de sos de la novilla en un despeñadero bemos, pero precurá no descandalila camisa de Tomás Villalobos, so del río; los hallaron al voltiar un zar. En los tanques ne gano veinquisarrá, todos juntos, y me soltaron. ticinco pesos al mes, bresale la punta de una cinta despal jaspe; y colorida y mugrienta, es Advertí que los ojos de mi vecino aquí por barrer estas cinco cuadras, una medida reliquia del Nazareno, de las que se nublaban ligeramente. Quedó como a los dos. laos, cuatro riales diarios, reflexionando durante un momento y pa la ropilla y algún regalo que havenden en las iglesias los días Juecontinuo: go. Antes, cuando tenía más juerzas, ves y Viernes Santos; sobre la oreja Es la primera vez que se mete me sacaba mis buenos fornales en del otro se sostiene un cabo de ta conmigo la justicia, porque ni por haciendas, hora ya me canso, tan baco húmedo. Una chicharra deteniguaro ni por bochinches.
viejillo. Me gusta que siamos amicercana canturrea La mujer concluyó: gos; uno debe tener siempre obstinadainente. El viejo indiecito. Primero Dios y la Virgen todo relaciones. Arrojó al caño una salien orvado contrae por momentos la salió bien.
va coloreada de tabaco y empuñó de boca y ya no es el canto de la chiRefirió que había ofrecido la pro nuevo la escoba. Sigo tirándole: ya charra lo que vibra en mi oído, son mesa, un exvoto, unos grillos diminu se está asomando la mujer de esa tos de plata vieja que, después de casa, que es lo que hay cavilosa y las voces de la humilde, de la extinsubir la iglesia de rodillas, él colo buena pa un cuento; no tiene marta orquesta de mi pueblo. En el caría en el altar de la milagrosa ima cao: que me paso curtiendo, quo el conjunto de instrumentos predominan gen. eso hàbían subido a Cartago. sueldo me lo regalan, así es las notas del alto de Tomás Villalo Repare. agregó, y desanudando la oficio tengo que hacerlo en dos mobos. ta, ta. ta, ta. monótonas punta de un pañuelo floreado de rojo, nazos, como toda la mañana tengo y porfiadas.
me mostró algunas piedrecillas de las encima la bandida.
a SUS da en una rama que el Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica