REPERTORIO AMERICANO 217 Com guro y aplausos no siempre entusiastas. Tanto en la Argentina como en Chile ha sido tambien linógrafo; pero por encima de todo no ha dejado de ser un escritor de raza, un buen poeta a quien no se le cerl aron en el pasado las puertas de la revista Los Diez, y un cuentista a quien actualmente se premia en certámeRAADI nes.
IID ox su primer libro, Manuel Rojas se ha colocado de golpe en la primera fila de nuestros escritores. El vigor de su estilo conciso, la claridad de su mirada de novelista nato, la notoria inaestría en el manejo de todos los resortes del interés en la labor literaria definen de manera precisa su obra. Hombres lel Sur es un volumen en que la crítica y el público han podido reconocer la estirpe de los grandes libros. Su autor, a pesar de su juventud, es ya un consagrado.
Ahora bien. quién es y que hace Manuel Rojas? El lector lo verá en las lineas que siguen.
Manuel Rojas nació en Buenos Aires el de enero de 1897; sus padres son chilenos, de modo que el autor de Hombres del Sur, por el sólo liecho de vivir en Chile, es también chileno. Cuando tenir cuatro años.
sus padres lo trajeron por primera vez a nuestro país.
Más tarde, cuando contaba dieciséis, volvió a vivir en Santiago ciudades chilenas durante algunos años.
Viajes posteriores por los dos países, errancias de ciudad en ciudad de oficio en oficio, han moldeado sui carácter y acostumbrado a la observación Seo en otras sus pupilas de novelador. Al. Una hora con Manuel Rojas Por su formación, es autodidacto: no ha frecuentado liceos ni universidades, sino apenas la escuela elemental en la cual le enseñaron a leer ya gariapatear con pretensiones de caligrafía. Como Gorki, ha vagabundeado en busca de trabajo, ha marchado a pie junto a trabajadores y mendigos.
No siempre ha podido dormir en una cama, ni al fin de cada jornada ha tenido seguro el pan que reparara sus fuerzas.
Hoy misino, debe trabajar ocho horas como un esclavo frente a la linotipia, para sostener a su madre y para vivir él mismo. En ratos perdidos, tratando lieroicamente de vencer el cansancio de la labor material, escribe sus sobrios, relatos en que la observación precisa se mezcla a la ironía regocijadora. Es, pues, su caso uno de los más interesantes que cuenta nuestra literatura y recuerda a los de Henry, Panait Istrati y tantos otros De El Jercurio. Santiago de Chile.
que se formaron en la dura tal vez porque en su modestia rostro y el nombre, no siempre lucha por el pan de cada día no entiende bien el ruido foi bien precisamente, pero cuyos y fueron luego amenísimos mado alrededor de su obra, caracteres, en lo que tienen escritores de aventuras, recios como de lo que piensa hacer: de propio y personal, cada vez noveladores Varias veces me ha tentapalpita con pulsos enérgicos se ine precisan más distintado la novela, pero no he tenila vida.
mente.
do hasta ahora oportunidad Nosotros pensamos que es. Cómo comenzó usteil a de dedicarle todo el tiempo el novelista el que hace subescribir. le pregunta inos. Estaba yo en Vendozaque se necesita para un traba conscientemente este trabajo jo de esa clase. Tengo varios de discriminación, y esperamos responde y no tenía más quo quince años. Allí conocí a un.
temas que creo pueden servir. leer algún día los relatos en joven, un poco mayor que yo, Pienso, por ejemplo, hacer la que Rojas cueạte las múltiples novela de un campamento, es peripecias de su vida libre y muy aficionado a la literatura y lector entusiasta. El me redecir, contar los hechos di errante. Porque este hombre comendo algunas obras literaversos de las vidas de unos de aire de luchador ha trabarias de mucha boga entonces, cuantos trabajadores reunidos jado en el Transandino, en que yo leí con interés. Este en un campamento ocasional. plena nieve, a tres mil metros me guiaba también. Si yo leía La novela termina cuando con de altura, y luego ha bajarlo alyún libro de Vargas Vila, cluye el trabajo y cada cual apie hasta el puerto de Valpor ejemplo, él no me lo prohiregresa al punto de donde saparaíso y allí, de lit lancha vía, sino que me decia que esa lió. Los personajes son todos al inuelle, ha transportado farera una mala literatura, por viejos conocidos míos. Son mis dos y sacos, vaciando las botales y cuales inotivos. Así se antiguos compañeros en degas de los buques, y más me formó un gusto literario 11 otra faena. medida que tarde ha echado a andar por más o menos cuerdo. Al nuisse alejan en el tiempo, sus fiel valle central en compañía tiempo ocurrió guras adquieren para mi made cómicos y ha compartido escribir y envié una colaboyor relieve. llay algunos de con ellos las jornadas bolie ración a un diario de Buenos los cuales apenas recuerdo cl mias con pan muy Aires, que se publicó. Vas en mismo tiempo, lecturas incesantes han ido afinando sus gustos literarios y le han dado los rudimentos de una cultura, vivida y personal.
Después de lanzar su libro, el autor huyó a Cartagena, en donde permaneció varios días gozando del sol y del aire marino, olvidado de literatura y de trabajos. Cuando volvió venía quemado, como si le hubieran untado con yodo el rostro enérgico, varonil siinpático.
Su altura de cigante y sus hombros de atleta lo hacen destacarse en la multitud. La graredad de sus gestos y la sonrisa frecuente ponen en su figura un rasgo de fina nobleza.
Cuanilo vamos a verlo, el antor nos cuenta inuchas cosas interesantes, de entre las cuales tenemos que hacer una selección rigurosii, para no llenar varias columnas. Yo nos habla tanto de lo ya hecho, cuyas obras.
Ina mo Se ne llombres alel Sur. Cuentos de XUEL ROJAS. Eclitorinl NASCIMENTO.
Santiago de Chile. 192 no se Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica