Carmen Lyra

360 REPERTORIO AMERICANO Con el álbum de Paco Amighetti Mro las primeras páginas.
Son de 1925. El dibujo es recargado: hay afan de foto grafiar, de ser exacto; las figuras pesan demasiado. Sin embargo, su gente del pueblo, viejecitas, campesinos y niños, revelan un gran poder de observación; recuerdan vagamente la técnica de Grozz, este artista sin piedad para la figura humana.
Viene luego la segunda época. El afán de ser exacto, de copiar la naturaleza, ha desaparecido. En cambio, las teorías modeitas de arte, encuentran franca hospitalidad en la inteligencia tan joven y privilegiada de Paco Amighetti; rebelde a lo viejo sin una razón de ser eterna, es decir, a lo viejo concebido por la hipocresia social que se respeta por viejo y no por verdadero. No se trata de una hospitalidad pasiva: recibe las ideas con las puertas de su inteligencia abiertas francamente, pero las discute y no deja pasar al santuario de su espírita para que lo eduquen, sino a aquéllas que juzga leales a sí mismas y a su concepto del arte.
Su yoz emocionada, de artista sincero, guía mi ignorancia a través de las páginas.
Parece interesarle más la forma que el color; no obstante, se complace largamente ante el verde veronés.
Son pocos los dibujos del álbum que a su propio juicio tienen valor: los mejores son el de la vieja sentada, el del campe.
sino pensativo, de miembros finos; el del coche y el del grupo de trabajadores en donde ha puesto unas palas como elemento decorativo. Se detiene complacido ante los dibujos constructivos, los arquitectónicos.
Me explica como, en éste del estudioso que me interesa, lo único que le ha importado es la realidad del movimiento. Me hace observar el equilibrio que existe en el grupo de les tres figuras de pie; los objetos agrupados deliberadamente en torno de sus figuras, como esta ventana inclinada, abierta como lin fruto de luz; él mismo ha escrito al pie del dibujo la frase de Apollinaire: Le beau fruit de la lumière Aqui están sus composiciones liricus: la metáfora modernista de la noche que fuma estrellas; el bello grupo mistico de la madre y el hijo que me recuerda a fra Angelico; carretón que pone en el suelo y en el ambiente los ruidos que él interpreta con azul y rojo; la ilustración del Omer Khagem que evoca la estrofa: Ah, with the Grape my fading Life proride.
And wash the Body, whence the Life has dind.
And lay me throuded in the living Leat.
Hy some not un frequented Garden wide. Según la trad. de Fitzgerald)
Cierra el álbum y siento como si se hubiese cerrado ante mi una ventana a través de la cual pasara la visión de un mundo de formas e ideas lleno de novedad para mi pensamiento.
CARMEN LYRA Diciembre de 1927. Amighetti Dibujo de Doreen Vanston Francisco Amighetti Son sólidas bases para levantar cualquier edificio, el taler to y el amor al trabajo; de ambas cualidades es dueño Francisco Amighetti, por creer que el arte no es don exclusivo de nadie, va en nuestra conveniencia, toda nueva personalidad que se presente, pues que ha de aportarnos fases de la sensibilidad aparte de los caminos que ya suficientemente han trillado otros.
Tiempo va siendo de que la juventud pueda mostrar sus aptitudes sin la necesidad de que se extinga la llama de los ya consagrados. Ese es el beneficio que a diario nos presta el Repertorio. Cuando se ha luchado contra los prejuicios que crea el pasado, cuando se conoce la venda que la historia pone ante los ojos, la ayuda del Repertorio Americano se aquilata en su elevado valor.
Grande ha sido mi sorpresa al ver los trabajos de Amighetti a la altura de los más avanzados esfuerzos europeos, y es porque sus inquietudes lo han llevado a las últimas manifestaciones del arte; no se ha quedado en los umbrales de la casa para juzgarla; la ha disfrutado viviendo en ella.
No resuelve Amighetti el arte recurriendo a tra fórmula, hablo de los amaneramientos, o sen de la degeDeración del arte en simple oficio; de ahí que sea altamente loable su tendencia renovarse, evitando verter el arte en un monótorno molde.
La renovación en el arte lleva en si algo de apostolado, y grande suerte fuera la suya si le tocara desde su juventud vestir humilde sayal.
No es el triunfo medida del arte, menos aún In popularidad; y asi con Amighetti estaré, laureado o no, y es fuerza que lo diga adelantándome al tiempo, del que he oido decir que resta glorias a la pléyade de Jos agraciados.
Max. Jiménez Saa Joud. Costa Rica Este documento propiedad de Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica