Violence

REPERTORIO AMERICANO 293 ras y de los dias; asistieron al despertar de las ciudades y de los pueblos en donde los hombres y las.
mujeres, inexpertos, se frotaban los ojos todavía húmedos de ensueño. para despojarlos, precisamente del tesoro que en sus retinas cansadas la noche generosa había depositado. todos interrogaron, nadie supo darles noticias del ser omnipotente que buscaban; los hombres sonreían desconfiados, las mujeres hacían una mueca que era de indiferencia y que, también, era de desencanto.
Sin esperanza ya, las hadas infatigables preparaban el viaje de retorno cuando, al visitar un edificio inmenso, se hallaron en medio de un coro de mujercitas pequeñas como ellas, aladas también, como ellas, porque la alegría y el entusiasmo parecia que hicieran nacer alas en aquellas. espaldas delicadas.
Jugaban, reían, cantaban felices: en sus cuerpecitos alentaba un alma que era de oro, del oro finisimo de los cuentos orientales, como afirmó en seguida una de las hadas misteriosas, aquella que más conocía esos cuentos ya que en uno de ellos se había mecido su cuna mágica.
Se agregaron a la ronda, bailaron felices ellas también, porque en su espíritu se había hecho la luz: convencidas estaban de que, al. fin, su deseo era una realidad, habían encontrado las verdaderas almas de oro; solamente les faltaba dar con el prodigioso artífice que había sabido transformarlas. sin preguntar más, observando cuanto las chiquillas hacían, escuchando sus frases ingenuas, tratando de adivinar lo que en aquellos cuerpos diminutos se escondía, comprendieron en dónde se encontraban y quien era el ser humano que podia obtener que las almas se hicieran de oro, del oro purisimo de la bondad y del amor. las chiquitinas les hablaron de la directora de su escuela, les contaron como aquel ángel de generosidad iba modelando sus almas, con una paciencia admirable, al fuego lento de una constancia sin limites; les dijeron de su voz melodiosa, de la sonrisa que continuamente embellecía sus labios, que ellas besaban con amor filial; de los consejos que sienpre les daba, de su ternura, del incomprensible milagro que en ella se realizaba a diario: todas sus compañeras deshojaban las flores de sus elogios cada vez que a ella tenían que referirse. las hadas comprendieron que habían encontrado, al fin, lo que durante tanto tiempo habían buscado: el ser que hacía de oro las almas: en seguida prepararon el viaje, llevándose, dormida en medio de una sonrisa, a aquella Directora buena para que, convertida en hada, viniera todos los amaneceres a despertar a sus chiquitinas adoradas, frotándoles los ojos, saturados de ensueño, con la esencia de sus generosidades, para que durante el día fueran de oro sus almas así como había sido de oro el alma de aquella sincera educadora. la abuelita blanca, blanca, concluyó así su cuento, mientras por sus mejillas, en donde la vida había cincelado hondos surcos, corrian lágrimas amargas. la nietecita rubia lloraba también pensando, con amor, en la Directora de su escuela que se había ido detrás del coro de hadas invisibles que buscaban al ser prodigioso que hacía de oro las almas.
José FABIO GARNIER San José, Costa Rica.
Mayo de 1927.
La Niña Vitalia Madrigal buenas a atisbar aquella sonrisa entre las flores, a la hora de los ponienDonde quiera que haya niños, ha mos qne se iba de la vida la Niña tes tranquilos, cuando la brisa llore escrito Novalis, existe una edad de Vitalia; con qué profunda desgarra suavemente en las liras de los sauces, oro; dichosos los que pudieron vivir esta dura en el corazón la dejamos en el cuando vuelen las leves mariposas edad toda la vida, haciendo de ella lugar del silencio, en su cuna de blancas de corola a corola, y caigan, un alegre paisaje sonriente iluminado tierra, bajo una montaña de flores y llovidas por los colajes del crepúsculo, todo el tiempo por las luces doradas de cariños perfumados. qué infinita rosas rojas, rosas blancas, rosas mulde una aurora sin fin; y más dichosos termura la del corazón al contemplar ticolores, y otras rosas como sin color, aún, los que fueron una sonrisa dulce las pequeñas de su escuela, rodeando indefinibles, rosas que sean como la como miel, miel que rebosaba desde el carro mortuorio donde, dentro de sonrisa dulce y tierna de la maestra el hondo del corazón, nido de la ter cuatro tablas, iba su maestra haciendo querida, de la maestra que se fué una nura. Dichosa cdad de oro la que el último camino. una bandada de noche hacia los cielos blancos de luna, vivió la Niña Vitalia cuyos restos pajaricos sueltos. así nos parecieron volviendo a cada paso la cabeza, para mortales fueron enterrados ayer a recordando el verso del poeta de Murcia.
sonreír a sus niños, a los que hicieron medio día en esta capital; dichosa El último camino de la Niña Vita. de su vida una edad de oro.
edad de oro la que ha de vivir eter lia, camino de flores, camino alumJOAQUÍN VARGAS Coto namente en los jardines de la inmor brado por las llamas del amor artal aurora, hacia donde voló şu alma, diente en los corazones de sus niñas, como el espíritu de un lirio, por la de sus compañeros de devoción luNuestra Vitalia escala de luz blanca que la luna le minosa, de sus amigos que nos acostendió desde lo alto la noche de su tumbramos a ver en ella la maestra ¡Era de oro fino!
muerte; ascendió por la escala de por excelencia: en ella, que hoy es en Brilló por sí misma; no por inalburas que Selene arrojó desde los el recuerdo como una Santa Vitalia, cidentales golpes de luz.
cielos, desde el mismo sitio de donde dueña de la sonrisa.
De la Gran Fuente de Sabiduría cayó, como un copo armiñado, su alma Tierra que recibiste su cuerpo, piensa trajo la suya; su honda sabiduría del que fué, diciéndolo en una figura jus que el corazón de la niñez vela sobre corazón. Porque esta mujer, que era ta, una sonrisa encantada; sonrisa de ese túmulo florido de maestra inol una elegida, pasó por el mundo como maestra, dulce sonrisa cordial; sonrisa vidable; florece en blancos lirios so una sonrisa, como una aura sedante, de madre que madre fué de cientos bre su cuerpo que en la vida fué vaso como un rayo de amor, y de miles de niñas dulce y honda de esencias y de fragancias; guarda No tuvo que hacerse violencia para sonrisa de cristalino amor.
tu tesoro de despojos, que hasta aqui ser consecuente y amable. Nació así.
Con qué tristeza más grande supi vendrán conmovidas muchas almitas nació buena, nació santa. Nació para Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica