25 REPERTORIO AMERICANO Elogio de los Elogios de Maragall NOM habéis experimentado alguna un mistico que alza los ojos al cielo vez, y si sois lectores asiduos, buscando en él la suprema hermono experimentáis con frecuencia la sura. Oh, no! La tierra es divina sed de un libro luminoso, pacificador, saludable, donde vuestro espara el poeta y divino el hombre.
Con sus limitados sentidos corpopíritu pueda beber como en los manantiales? Paseáis los ojos por rales se embriaga de la belleza de las cosas, y como lo dijera en vere: los anaqueles colmados de licores sos magnificos, y en su lengua exquisitos, complicados, deliciosavernácula, no espera de Dios más inante venenosos. con sólo verencantos en su paraíso: los sentís el vaho mareante, la pérfida seducción, la magia de los il món ja es tant formos Senyor is mira alcaloides retóricos. Pero vosotros am la pau vostra a dintre de ull nostre, deseáis un sorbo de agua fresca y cristalina. Dónde hallarlo?
qué mes ens poden dan en una altra vida?
Cuando yo siento la repugnancia Este apóstol de la belleza, del de la literatura, la intoxicación de bien, de la justicia, del amor, tan sus brebajes perversos, vuelvo a inflamado de religiosidad, no habla mi media docena de libros regenede otro mundo, no evangeliza para radores, Abro mi Homero, mi Marco otra existencia. Su corazón, como Aurelio; abro el Quijote y sigo, a la sus pies, está en la tierra. Lleva ventura, donde lo encuentre, adonlos ojos maravillados, pero de las de vaya, al buen caballero. Hoy maravillas cotidianas. Áspira a un he abierto mi ventana al Pirineo; estado de pureza, pero por el triunhe vuelto a los Elogios, de Juan fo de la luz sobre la sombra en Maragall.
el hombre mismo. Ni busca ni ama ¡Qué paz. Qué aire! Desde esta a Dios fuera de los propios límites altura ¡cuán pequeño y oscuro pahumanos. Oidle: rece todo aquello que dejamos en las hondonadas, en el apeñuscaAl Dios que es tú mismo, que vive en miento de las poblaciones, en la ti, a este digo que ames. Con sólo amar, Juan Maragall promiscuidad del rebaño! sin emya le aras a El; y no puedes amar que bargo, no es el aislamiento. El esno le ames a El. Ama a Dios, quiere, pacio está lleno de músicas que suben lumbrados. Porque no hay nombre, pues, decir ama la causa de tu amar, ama del valle, que bajan del cielo, que se por intima cosa que nos represente, el amor, y vivirás. Porque la vida en esto, entrecruzan y combinan en el éter. que no haya nacido en un instante un circulo vicioso del amor: ésta es aquella Voces múltiples que cantah en nues de inspiración, reflejando algo de la vida que vence a la muerte y pasa y va tro corazón, congregadas por una fra luz infinita que engendró el mundo. más allá. después, esto es, al mismo tiemternidad generosa, nunca más gene Este es el tono del libro. Maragall, po, en un mismo acto, ama a tu carne y a rosa que en este apartamiento donde que tuvo alma seráfica y gesto de tu sangre, a tu mujer, a tus hijos, a tus confluyen los ecos del mundo, ayer guía y que dió a toda su obra calor hermanos, al hermano que ves en todo honimperceptibles, mientras charlábamos de apostolado, habla, no escribe, o bre que vivo se acerca a ti. No se trata con nuestro vecino, allá abajo. Porque mejor dicho, canta, en estos elogios aqui de filantropia, ni de humanitarismo, ni estos Elogios tienen fervor de himno, del amor, de la palabra, de la poesia, de esas zarandajas automáticas, titeres del y pasa por ellos un soplo de selva, del pueblo, del teatro, de la danza, amor de los que andais tirando cordeles y recogen la sinfonía del universo del vivir, de la gracia, de una tarde para disimular o creyendo suplir la falta del como la caracola el rumor ecuoreo. inolvidable, con unción religiosa, casi amor. Se trata de amor; y sólo a lo vivo con reminiscencia paradisíaca. El hen se puede amar en vivo, y sólo amar en vivo.
Por eso hay que leerlos en voz alta, chido periodo alcanza plenitud de es amar. Decís que amáis a todos los hompara que nuestra propia voz devuelva su vibracion vital y recibir, con ella, ola oceánica, en ansia de crecer y, bres cuando tal vez no sabéis amar a uno; derramarse con cierto impetu oratorio con sólo cada uno amar bien a uno, todos la majestad de la palabra.
que lo conduce livianamente en vuelo; quedarían bien amados, y el anior mejor La palabra. Oh qué templo tiene un vasto ritmo que nace de la fe, servido.
aqui la palabra! después de penetrar y orar en él, icon qué vergüenza del sacerdocio activo del poeta, alienta y lo agilita todo, manteniendo como El amor del hombre: he ahí su culto.
de haberla profanado tanto, sin şaen suspenso la oración y nuestro es «El hombre es la tierra en su mayor berlo, nos alejanos de sus altares. La palabra es la maravilla mayor del piritu; los pensamientos y las imáge. sentido de la revelación de Dios a nes se aniilan en armoniosas ondas través de ella. esta es la gran dig.
mundo porque en ella se abrazan y confunden toda la maravilla corporal de lago, alrededor de una palabra nidad y la gran tragedia humana: sentirse tierra y Dios al mismo tiempo, y toda la maravilla espiritual de nues capital que acaba de ser dicha; y mientras vamos leyendo, parece que ro ser la cúspide anhelante. Somos la tra naturaleza. nos advierte el sacerzara las páginas la sombra del brazo eternidad en lo efímero, el mundo en dote. exclama luego, apenado del del predicador.
el átomo, la divinidad en una de sus inconsciente derroche que hacemos ¿Sabéis cuáles son las palabras que infinitas formas. qué buscar fuera de cosa tan sagrada. Con qué santo temor deberiamos hablar, pues! Ha dominan en cada página? Amor, belo que está en nosotros? Hijos de la lleza, vida, poesía, Dios. maravilla. tierra, tierra es nuestra carne, pero biendo en la palabra todo el misterio también espacio y luz. Contemplo y y toda la luz del mundo, deberíamos Porque el iluminado ve prodigio en me contemplo. dice el maestro hablar conio encantados, como des todo. Mas no creáis que se trata de. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica