Individualism

24 REPERTORIO AMERICANO Salvador Díaz Mirón En grupo de intelectuales prepara el hohacen grandes con las palabras de los granUM menaje nacional al poeta Díaz Mirón, des y su codicia empuerca la augusta altiel Victor Hugo americano. El gran poeta tud del pensamiento.
de la altivaz y de la soledad, que supo viY cumpli su promesa, pues he callado tres vir plenamente su vida y su carácter, con años.
el hosco entrecejo de los fuertes y la despectivez de los huraños, vive hace tiempo en el retiro, a orillas del mar, consagrado Los versos de Díaz Mirón, no sólo expoa esa contemplacióit melancólica de que nen al hombre, lo continúan. No es el instanto gustan los leones viejos. Veracruz pirado veleidoso, que olvida luego de cantar.
tiene, desde entonces, dos mares y dos Por el contrario, sus cantos ligar al pasafaros.
do; en su prodigiosa memoria todo está Los viajeros que llegan al puerto se de.
presente y ninguno de sus amores ha muertienen pocas horas y hacia el atardecer, to. Su sensualidad primitiva, realmente maricuando el tiempo refresca la brisa sopla, tima, se ha afinado con el tiempo. La critica dan su paseo por los malecones, entre el ha dicho que sus Lascas son obras de acaruido ensordecedor del oleaje y la calma bado perfecto, pero que revelan un enfriaazul del crepúsculo; pocos, poquísimos viamiento paulatino. Este enfriamiento, a nuesjeros vair a ver al poeta, por fortuna para tro ver, es más bien una tamización; no es el.
ya el cenit, es la hora quieta y sagrada en Hace cerca de tres años, durante un viaje que el recuerdo echa, sobre los carbones a Mérida, aproveché la ocasión y fui a videl ardor, una espiral de humo suave. En sitarlo. Vivia y vive aún en un primer su juventud, explosiva y radiante como un piso de la calle de. Me recibió friamente, Etna, los versos salen «locos de eternidad»
desde lo alto de la escalera, y envolviény ciegos de quimeras; sus pasiones huelen dome en una mirada inquisitiva, me dijo a bromo, y el bromo es el sudor de las con sequedad. Pase usted. Luego, recoplayas. Esto le hace menos asequible a la giendo con la siniestra mano su derecha, multitud, pero más caro a la sabiduría.
enferma y aletargada, me ofreció una meEl arte verdadero, el arte trascendental cedora de mimbre, ocupó él otra y espero es individualista. Esto explica por qué, en mis razones, sin dulcificar el rostro. Se baventisqueros llueve finamente sobre su conuestra época de colectivismo irascible, van razón, y de este combinado acuerdo de lanceaba ligeramente, como navío anclado, desapareciendo estos ejemplares magnánimos y al través de sus anteojos, algo opacos, fiebres y de contemplaciones brota la pridel hombre cuya inspiración descansa muchas la mirada brillaba sombriamente. Yo admimavera perpetua.
veces en su rebelión contra el medio. Díaz raba su «fronda» humana, el roble añoso de Con todo inconforme, Díaz Mirón busca Mirón ha vivido siempre, esta rebeldía, por los espacios inhabitables, el éter oscuro en sus espaldas terribles de Sísifo, por donde temperamento y por reflexión, por osadía y que reluce la estrella y piensa la noche.
los soplos potentes engendran la voluntad por exceso de vitalidad. Los poetas verday la tranquila soberanía. No me extrañaba Yo procuré seguirle jadeando como un pe deros. no han procedido asi siempre. Qué que en este hombre herculeo anidasen, rrillo, a lo largo de sus correrias estelares.
tienen que ver los poetas con las leyes, las como en un encinar, los más bellos pájaros Su percepción matemática, muy aguda, me costumbres y las imposiciones del Estado?
de la fauna espiritual. Tiene, como Ulises, reveló una vez más al poeta, al hombre que La moral ambiente no logra envolverlos, la cualidad de ser majestuoso cuando se gusta de los números, no por sumar y res puesto que no es ta túnica sino el pañal.
sienta, al revés de los hombres de espada, tar, más por ejercer, como en una venganza Por eso la combaten, desde Esquilo, que solitaria, la piedad del ritmo y la caridad que ganan cuando están de pie.
escribió el Prometeo, hasta Almafuerte, que Evité las excusas, por supuesto, y me de la forma. Después descendimos a las escribió El Misionero la piedad contra el acoracé de fría dignidad, como conviene cosas humanas: a las miseria, la traición y hombre.
a hombres que usan del gesto y de la pa. el dolor. De cuando en cuando, el poeta Estos hombres se van, o mejor dicho, noslabra con precisión y reserva. La salita, mecía su mano enferma con quejidos que otros nos alejamos de ellos. Por eso sus medio desvanecida en el atardecer, nada tenían algo de ullo y de rugido; la mano obras nos parecen frias, inalcanzables o tenía de notable, sino su extremada limcastigadora y violenta, parecia, metida entre inútiles: no son obras «bonitas. son cosas pieza, y un biombo raro que yo elogié lar.
el puño engomado de la camisa, un codilla «grandes» y lo grande no cabe ya en nuesgamente con la vista.
de águila «que despluma sus alas contra tro impresionismo degenerado.
Cinco minutos después yo había comprenlas tempestades. El homenaje que se prepara a Diaz Midido en plenitud a este hombre, que se ro. Me contó sordamente sus dolores, sus rón tiene los caracteres de una reacción dea en su grandeza con el áspero desafio victoriosas equivocaciones, en frases tro hacia lo grande. Ese grupo de intelectuales de sus hondonadas y de sus precipicios; a nantes que parecían cláusulas espondaicas cree sentir el vacío inmenso que el poeta medida que se penetra en él se sienten las y marejadas nocturnas; jamás descendió al deja en las letras mexicanas. Sólo por esto, sinuosidades ciclópeas, los sillares granilamento, sino para recordar sus amores. Díaz Mirón debiera de aceptar el aplauso ticos y los barbechos inextricables de las pensar que este hombre ha tronado asi del pueblo, la admiración de la Patria.
montañas ignoradas; pero es justo confesar cuarenta o más años de su vida. Por lo demás, estoy seguro, el poeta no se que no hallé fieras en él, ni suelos falsos, Adentro, en el cuarto contiguo, se oian preocupa. Genio bravio e irreductible, tiene ni aguas putrefactas. Tan luego como co dulces voces de mujer, ahogadas y ligeras. por compañera la soledad y bosques de laumenzáis la ascensión, el alpinismo intelec El vate dijo algo en alta voz, que no quise reles por jardines. Ningún ruego, ninguna tual, él mismo os ofrece las cuerdas de sus oir, y una sombra delgada y fina cruzó por imprecación seria capaz de moverle de su nervios y las gradientes de su palabra para el corredor. Fué todo. Me acompañó a la retiro, y a quien le increpase por él, conque penetréis en su corazón: un corazón escalera, completamente transformado, pa testaria tal vez con estos versos de Hugo: de fuego que todo lo abraza, y en donde ternal y dulcísimo. Arbol de corteza dura hay, sin embargo, vertederos de miel y pra me dije yo, que tienes corazón de hosFils, ai couture, en voyant la grandeur, oublier amertume, deras de flores. El aire frío de sus cimas tia, médula de miel. Me rogó afectuosa et est pourquoi je suis le voisin de la mer.
poéticas ahora cargadas de nieve y de si mente que no llevase al público nuestra lencio revierte hacia su vida sentimental conversación. Sus palabras han servido para RAFAEL CARDONA con gracia de cascada; el granizo de sus condecorar a más de un imbécil; muchos se (De Revistas de Revistas. México. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica