80 REPERTORIO AMERICANO que en él no cesa de repetir. Milicia es la vida del hombre sobre la tierra!
MIGUEL DE USANCNO Espain.
tanos. Temo ineterte en nuestra legía, lo sea que te derritas. Mejor harás ir al Limbo. Al Limbo!
Por primera vez se indignó Juan Manso al oir esto, pues no hay varón tan paciente y sufrido que aguante el que un ángel le trate de tonto de capirote.
Desesperado tomó camino del Infierno. No había en éste cola ni cosa que lo valga. Era un ancho portalón de donde salían bocanadas de humo espeso y negro y, estrépito infernal. En la puerta un pobre diablo tocaba un organillo y se desgañitaba gritando. Pasen ustedes, señores, pasen. Aquí verán usteles la comedia humana. Aquí entra el que quiere.
Juan Díanso, cerró los ojos. Eh, mocito, alto! le gritó el poble diablo. No dices que entra el que quiere. Sí, pero. ya ves. dijo el pobre diablo poniéndose serio y acariciándose el rabo. aún nos queda șina chispita de conciencia. y la verdad. tı. Bueno. Bueno. dijo Juan Manso volviéndose porque no podía aguantar el humo. oyó que el diablo decía para su capote: iPovrecillo. Pobrecillo! Hasta el diablo me compadece.
Desesperado, loco, empezó a recorrer, como tapón de corcho en medio del Océano, los inmensos baldíos de ultratumba, cruzándose de cuando en cuando con el alma de Garibay.
Un día que atraído por el apetitoso olorcillo que salía de la Gloria se acercó a las tapias de ésta a oler lo que guisaban dentro, vió que el Señor, a eso de la caida de la tarde, salía a tomar el fresco por los, jardines del Paraíso. Le esperó junto a la tapia.
y cuando vió su augusta cabeza, abrió sus brazos en ademán suplicante y con tono un tanto despechado le dijo. Señor, Señor. No prometiste a los unsos vuestro reino. Sí, pero a los que embistou, no a los embolados. le volvió la espalda.
La vida del gorila en libertad Zenker describe la vida del gorila en libertad, tan diferente de la de los iníseros ejemplares que vegetan en las jaulas ile nuestros parques zoológicos. El gorila maclo va acompañado de varias hembras y de sus pequeños. Cuando anda en busca de alimento por la selva, los pequeños marchan delante, las hembras detrás y cierra la comitiva el gorila macho, siempre vigilante, a menudo poniéndose de pie para cerciorarse de que no corran ningún peligro. Tiene la vista y el oído inuy finos y su olfato es perfecto. Si no advierte peligro alguno y tiene hambre, se sude a un árbol y las lembras le llevan frutas y. se sientan a su lado. veces el macho echa los brazos al cuello de sus compañeras y se divierte haciendo ruido con la boca. Esta descripción hará sonreír a inuchos de nuestros lectores, que, sin embargo, no poilrán menos de encontrar parecido entre la vida ilel gorila y la de algún hombre actual. El nombre orang uton quiere decir, en la lengua de los pobladores de Borneo, hombre de los bosques, y crtion que si no habla es sólo por temor de que le obliguen a trabajar. Vive también en los árboles, donde samtabrica un nido con las ramas. Estos grandes antropoides emplean a veces, como armas, troncos y piedras, pero su mejor defensa es aplastar al enemigo en estrecho abrazo sobre su ancho tórax. Todos sin embargo caminan apoyándose en sus cuatro extremidades, excepto el gibón, que anda casi derecho; viveri en grupos que, más bien que rebaños, podrían llamarse familias, pues sólo lay en cada uno un macho adulto. No conocen el modo de encender fuego. aunque gustan de calentarse si encuentran las cenizas de un liogar abandonado. Mucho se ha divagado acerca de las maneras de comunicarse entre sí los grandes monos llamados antropoides: el gorila tiene en cada mejilla una especie de bolsa y ya hemos dicho que las hincha a modo de tambor para producir ruido, batiéndolas. con las manos, avisando así a sus compañeros en caso de peligi. Otros emiten sonidos casi articulados: se ha llegado a fotografiar la sonrisa del chimpancé, y decimos fotografiar porque siempre queda la duda en esta clase de informació.
Jose P1. 10. 1X Una antiquísima tradición cuenta que el Señor, compadecido de Juan Manso, le permitió volver a este pícaro mundo; que de nuevo en él, empezó a embestir a diestro y siniestro con toda la intención de un pobrecito infeliz; que muerto de segunda vez atropelló la famosa cola y se cóló de rondón en el Paraíso. Iliniuria del mercado. Tonio Gacela En el potro divino que a las águilas reta, otra vez me aventuro por el sendero azul: en el arco tendido del amor, la saeta por ti sueña en un blanco de estrella o de bulbul.
Quiero mostrarte, al margen de nuestro propio abismo, en la cumbre del triunfo, la emoción del laurel: a ti, que ya presientes, en tu sed de idealismo, la embriaguez de la gloria, tras el hondo espejismo donde en golfos amargos juegan soles de miel.
La aloudra en tus reflejos de luz, canta la hora que para mi desfila ya asmática y oscura; por ser tu abril en gracia el huésped de la aurora, un huerto en flor parece temblar en tu cintura.
Con un cuento de amor de los orientes sabios, que luzca las viñetas de los ocasos rojos, quiero hechizar el ave del silencio en tus labios y volver más dorada la niebla de tus ojos, Cruzas, como ilusoria gacela, mi desierto: asi el oro sonámbulo de la luna en el mar; desde que te conozco, tengo el balcón abierto de mi última esperanza, para verfe pasar.
RAHAEI. LOPEZ. Revista dle Revistas. México. 13 Imprenta y Librería Alsina. San José de Costa Rica Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica