Democracy

206 REPERTORIOAM ERICANO. de esta brega se ha salido indemne de las la honró trabajándola; alli, pues, el progreso Simple como todo esto es el georgismo.
cien acechanzas de los ricos, que ni ven fué suscitado formidable. Libertades públicas, La cosa se reduce a la verdadera abolición cieron la voluntad que pretendieran vencer, comercio libre, instrucción obligatoria y es. del régimen feudal y al verdadero triunfo ni compraron siquiera el silencio que deci píritu de iniciativa acabaron de hacer su de la democracia, mediante la socialización dieran comprar. Treinta y nueve años con grandeza.
del suelo y la absorción de su renta en un taba Henry George, y, era en verdad resit De este modo, la América del Norte, al impuesto exclusivo. La cosa es simple y no plandeciente su vida, cuando concibiera el tiempo en que surge George es un vas hay manera de iucurrir con respecto del plan de su obra célebre, Progress and Po to laboratorio humano. como la tierra, georgismo ni en obscuridad ni en confunverty.
acá y allá, está virgen aún, inocente y sión. Henry George fué de aquellos escogiPero es muy conveniente establecer algu desnuda; y como toda su historia es la sen dos en quienes la filosofia de la vida se nas coordinaciones entre las dos figuras cilla crónica de una impetuosa jornada, resume en una firme, honorable y tranquila que venimos considerando. Nace Rivadavia en que las causas y los efectos, atándose y confianza en el orden del mundo. Está sceu Buenos Aires, alli donde se da el grito anudándose con ajustada precisión, dejan guro de que no nos gobiernan los ciegos de la Revolución del Sur; nace George en una clarísima enseñanza de lógica; y como dioses de la fatalidad ni tampoco los del Filadelfia, allá donde se proclama la Inde en esta tierra de hombres fuertes, abolida azar y el capricho. Cree en la lumbre de pendencia del Norte. Rivadavia y George solemnemente la esclavitud y entregados e! la razón y en la fuerza de la virtud. Cree recorren mucho mundo; mas, en lo tocante a trabajo y la industria a una plenitud de en la libertad del hombre. Cree más. Cree la teoría comiin, Rivadavia procede integra libertad, no hay falacia social ninguna que en las leyes de la universal justicia: el mente de los libros, de la cultura, de la perturbe la visión de un hombre bueno y mundo no es una máquina fracasada. Al ciencia escrita; su gran mérito estriba en leal consigo mismo y con los otros; como contrario, el mundo está henchido de sabisaber distinguir el oro de la escoria en todos los conjuros, en fin, se han consuma duria y liberalidad. De seguro, el hombre tiempos tales que todos se quedaban con la ido, sin que falte uno solo, la tierra aquí, hallase rodeado de riquezas. No es cierto escoria despreciando el oro. George entre, en el vivo oráculo de una frase vulgar, naque por ley de necesidad deban ser los tanto como quien aporta la contraprueba cida de los labios de un rústico, revela a dueños de la vida unos cuantos eupátridas.
práctica de una hermosa verdad teórica, su elegido Henry George, la ley de las le Todos pueden señorear. Todos señorearán.
desentraña su sistema en inedio mismo de yes, y con ella, la única forma de romper La ciencia económica de George no habrá la tumultuosa, múltiple y aventurera socieel encadenamiento trágico del progreso de fundarse jamás en el triunfante materiadad del Oeste californiano. Falta señalar la miseria.
lismo de un siglo malthusiano. Cómo aduna correspondencia más. Frente a las aguas mitir que el hombre no halle su debido de nuestro querido Rio de la Plata es don La cosa fue muy sencilla. Regresando de sitio en la vida, o que la justicia no pueda de, como por extraño influjo del genio de California a Nueva York, no pudo menos regir el desenvolvimiento de las sociedades?
Rivadavia, se va decidir el destino trascen de producirle profunda impresión «el notar Existen y lo demuestra leyes sociales tan dental de Henry George.
un aumento de la miseria precisamente alli eficaces y de tan clara vigencia, ora en Frente a estas aguas, un suceso trágico en donde la industria mostrábase más flo favor, ora en desmedro del hombre, según (la muerte de un joven amigo, a quien arrereciente. Este extraño fenómeno era su las reconozca o las niegue, como las más bata la fiebre amarilla y cuyo cuerpo debe problema obsesivo. Lo era más que nunca soberanas leyes cósmicas. Decirlo ya era arrojarse al mar) decide la vocación litera cierto día en que había llegado a caballo mucho. Demostrarlo ha sido grandeza sin ria de aquel grumete sin nombre, que sode excursión a una altura próxima a la ciu igual.
ñando con la dorada California da toda la dad de Oakland. Viendo pues que venia en Alli están sus verdades vetas y absoluvuelta de América, ingenuo aventurero en la dirección opuesta un hombre de los camtas, verificables en lo estático y en lo diun buque de carga. Hecho escritor asi, pos, no dejó de dirigirse a él, interrogán námico de la vida colectiva. León, Tolstoi espor la fuerza del sentimiento, cumpliria de dole al acaso. timaba que revolución alguna lograria nunca la manera más genuina su misión extraor. Diga usted. qué precio se venden más trascendentales transformaciones. Yo diparia. Las ideas no serían en él una cosa aquellas tierras?. nu entraré aquí a su exposición. Seria jufria, corno frio nublado de altas nubes que le señalaba unas lejanas tierras en que gar con una explicación harto somera, la atraviesan, viajeras indiferentes, un indife abundaba el ganado.
suerte de una preclara doctrina en el ánimo rente cielo. El cielo de su alma seria visi De esas no sé exactamente el preciode los hombres honrados que me leen. Es tado, bien al contrario, por esas otras nubes repuso el labriego pero señalando otros preciso acudir a los libros fundamentales de los relámpagos, de los truenos, y de las campos allí hay un hombre concluyó que de Henry George; siquiera sea a Progreso lluvias fecundas: las únicas nubes capaces quiere vender tierra a un dólar el acre. y Miseria, Yo me limito a decirle a usted, de arco iris de que después de todo se ten Bastó. Alí estaban a la vista, miradas amigo de nuestra América y de su libertad, Ja noticia.
desde lo alto, las tierras de elevado precio que es mal amigo de la libertad continental y las de un dólar el acre. El por qué flotaba el que defiende el feudalismo de las instien el aire. La verdad, resplandecía por en tuciones romanas (la organización feudal Es hermoso ver al destino emplear las cima de las cosas. George se dijo. Aqui no comenzó en la Edad Media sino en mayores precauciones en el logro de una está la causa que encadena el progreso a Roma. como también le digo que mal se idea grandiosa. Desde luego, George, como la miseria. Si alli trabajaran más hombres opone a la avasalladora grandeza del Norte cra lo más conveniente, nace en una tierra ya no costaria la tierra un dolar el acre. el que no propende a la efectiva grandeza próspera y rica. La historia de aquella ri. Creciendo la población crecería el valor de del Centro y del Sur.
queza estaba a la vista. Allí la colonización la tierra, y los amos feudales de ella co bien a la inversa que en nuestra América menzarían a sacar ingentes multas a los hispánica había seguido el curso de los trabajadores en forma de alquileres. De De consiguiente, no es el georgismo nada rios y los rumbos, las señales y los derroeste modo, una síntesis nueva fué hecha que se aproxime a un embeleco intelectual teros de las fuerzas vivas de la naturaleza. delante mismo de la verdad. La voz de un ni a un ocio más de sobremesa; y en el La colonización inglesa no se permitió nin rústico, vuelta oráculo, había vibrado revecaso especial de nuestra América no es sino gún desvario en el mapa, ni la autocracia Jadora. Henry George, con súbita sugessu necesidad más urgente. Por lo demás, ningún capricho, ni fué la sed de oro la tión, lo había adivinado todo. La renta del es doctrina de enseñar en cualquier sitio y suprema razón de las estancias y de los suelo no puede ser de uno solo. Es por la en muy sencillos términos. Nada tiene que viajes, de las fundaciones y de los abandofuerza de las cosas una riqueza social. ver tampoco afortunadamente con los ilunos, de las ciudades y de los desiertos, minados. No se promete nada que no sea como en estas las tierras de mestra Annede este mundo. No hay el menor objeto de rica. Alli el hombre obedeció a la tierra y Algo menus de media hectárea.
blanquear los ojos ni de ahuecar la voz, No. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica