REPERTORIO AMERICANO 297 Lectura de Pablo Neruda Pablo Neruda, hermano mayor y profundo, labio ardiente de mis cordilleras: nada can saludable, nada tan precioso como tu pocsía de pueblos en la aurora y tu manzana de varón colmado.
Por Alfredo CARDONA PENA (En el Suplemento de El Nacional, México, 25 junio de 1950. Eres lo nuevo, traes el combate, er tu garganta duermen los corceles y cuando escribes empapas la tierra, llenas los puertos, abres las aldeas.
Aquí está el mineral, vientre de la luz, aquí los vegetales, csposos de la tierra, aquí los animalitos, aquí las bestias amorosas y castas.
Es mi deber estar contigo, Pablo Neruda, es mi deber asociarme a los libres, a los que ríen llenos de banderas, cantan la paz y mueven los caminos.
Atrás la lira enferma e impecable, los sueños vanos, las ojeras verdes.
Muera el discurso del mezosoprano y la melena impúdica y la ópera.
Ved los conquistadores, tiradles una piedra con sangre.
Ved a los héroes, besadles la frente de fuego.
Por aquí se comienza, oid el nacimiento, en este canto la estrella se bautiza, se ponen nombres a las mariposas.
y los ríos aprenden su monólogo errante.
Luego vienen los hombres del sudor. las santas manos. la tierra se llama Juan en todos ellosreconozco a mi paisano Calcro bajo la lluvia y oigo los pasos del drama en la noche.
También vienen los pulpos, las arañas, escarabajos y medusas grises, compañías del oro, presidentes de la tiniebla empusas con sortijas labradas en martirio.
Pero también el mar, el mar Océano. la clara y definitiva esperanza.
De tus palabras salían fogatas, aromas silvestres te rodeaban como el humo del fumadoi y tu barba enredabas en la punta de los socios evocando los brazos del Gran Archipiélago.
Vi a tu padre conduciendo convoyes, vi tu principio azul en la montaña y comprendí la música que envuelve como una madre antigua tu sonrisa.
Pablo Neruda X Luego me fui a tus libros y a tus lágrimas coleccioné tus piedras encendidas, y regresé a contarle a mi poesía lo que tú cras en la flor humana. Eras fervor y verdad transparente, eras el tiempo bajo la ceniza, Venga la flor de esbelta agricultura, venga el panal abierto en la mañana, la denuncia en el viento como un rojo granizo y la victoria del pan y del pueblo.
Es así como el Canto General, noble hermano, la más alta columna de mis tiempos, el canto de las patrias y los mares, llega a decir al mundo americano el gran tambor, la gran corneta que eres.
Voy a tu libro gigante, repaso su abeto sombrio, me pierdo en la selva encantada, leo tocando volcanes.
Oh caracol, oh temblor enrollado, nombre celeste, luna de las playas: tú recogiste el yodo, los centauros, las madres blancas, los abuelos rojos: tú nos diste la música de América sagrada en una gran orquesta de tritones dorados.
Pablo Neruda, Pablo, varón fuerte, voz empedrada de ágiles guerreros, porque mi libro ha cancado los lirios quiere finalizar en tu sembrado.
Canté a Virgilio rubio de colmenas, canté a Camoens como un barco ciego, canté los cantos de las razas mías y quiero terminar saludando tus rosas.
Cierro el pasado y abro los jardines.
Hijo del Sur, pequeño de los bosques, niño Eliezer en la ovcja mecido, América de poetas y soldados fué la nodriza de tus labios puros.
Santo misal, oh catedral escrita, libro augustó como las edades, los ojos de la noche velen tus aposentos y el hombre nuevo sea tu poderoso escudo.
Recuerdo cuando en México, una tarde, perseguido y crrante como Netzahualcóyotl, me contaste tu vida, hoja por hoja, como los pescadores cuentan la suya a la orilla del sol, junto a las olas apacibles.
vcnías habitado de tormentas a distribuir medallas en el pueblo, y tu nombre sono lleno de estrellas, herido por la uz, ciego de espuma, y tu apellido de cristal salvaje fué a golpear el secreto de las piedras.
Pequeños señoritos de alto cuello, que practican el arte y la corbata si algo vieron de ti, fueron los versos del amor juvenil, porque ellos daban ocasión a las líricas rituales.
Pablo Neruda en La Habana Por Nicolás GUILLEN (En Hoy. La Habana, julio 23 de 1950. Hace unos días tuvimos en la Habona a un Estoy por pensar que me gustaba mucho más visitante ilustre: el gran poeta chileno Pablo antes, cuando no era tan grande.
Neruda. Venía de México e iba. dónde La Habana se ha desbordado un poco, es iba Pablo? Habrá que contestar como en aquecierto, en estos diez últimos años, pero no pa.
llos versos escolares: ra que se le haya desfigurado el rostro, como Por el mundo caminando, si sufriera un súbito dolor de muelas. Además, en busca del ideal.
este crecimiento es por los alrededores, por la Su presencia aquí sólo duró un día y meespuma. El centro sigue igual que antes: al.
dio. Pero en ese tiempo ¡cómo lo husmeó to.
gún rascacielo más, algún callejón menos. En do, lo miro todo, lo recorrió rodo! Neruda es lo que si ha ganado no lo podía ver Pablo, un eterno ansioso de La Habana. Desde su pries decir, en sus salidas hacia las urbanizaciones niera mansión en ella, hace diez años, nuestra exteriores y en éstas mismas, pues antes era urbe lo deslumbró. Pero no es un queredor inuna ciudad bloqueada, una ratonera, de la que condicional, al modo de Miguel Otero Silva, resultaba un complicadísimo problema escapar.
que siente por La Habana un amor frenético de fauno en celo, sino un amante más demo Pablo Neruda luce más joven y fino que rado, más discernidor y cauteloso.
estos últimos años. En México, en noviembre Tan pronto se vió rodando en automóvil del año pasado, quedó muy enfermo, postrapor la Avenida del Puerto, nos dijo al nove do en cama, a causa de una dolencia de las lista Labrador Ruiz y a mí, que fuimos a re piernas. Recuerdo que el 18 de setiembre, dia cibirlo: de la fiesta nacional chilena, se vió impedido. Qué lástima! La Habana ha crecido. de asistir a la contra recepción organizada por No vieron al varón desesperado, no estuvieron contigo en el destierro, no supieron oir tu gran campana ni la voz que te corre y te recorre con un rumor de flechas incendiadas. callaron, sonrieron o murieron sin saber que debajo de los hermosos libros guardabas las espadas vengadoras. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica