86 REPERTORIO AMERICANO Apreciación Señores: sea forzoso poner oido atento a los soliloConocíamos a Moisés Vincenzi como a quios de la mística, en cualquier escuela un cultivador de la Filosofía, rama de la filosófica escucharemos el zumbido musical ciencia cuyos frutos sólo parecen saborear que, al romper el aire de las alturas, procon fruición paladares privilegiados. Sin ducen las alas de la imaginación, aunque el embargo, si reflexionamos un poco, pronta ímpetu de su vuelo haya arrancado de consmente caeremos en la cuenta de que, con trucción solidamente afianzada en una pretodo y estar considerada como la más abs misa cierta.
trusa de las especulaciones mentales, es en El mismo filósofo de la razón pura y de verdad la Filosofía el ramo de la ciencia a la razón práctica ha necesitado el concurso cuyas caprichosas sugestiones con mayor inicial de la imaginación para construir su abandono, y con deleite más intimo, tal vez, maravilloso sistema; porque es sin duda esa se entrega la generalidad de las gentes. facultad mirifica la que a Kant le sugiere En puridad, no existe ser humano por aquellas concepciones que, combinadas en ventura exento de la predisposición, en to una fuerte unidad por naturales concatenados congénita, a indagar, con desenfado ciones de lógica, vienen a constituir la oratrevido, los misterios de que está rodeada ganización más perfecta de orden moral la vida o a romper torpemente los velos ideada por hombre, al interpretar, con la que a nuestras ansiedades encubren las te, penetración del genio, el plan divino dentro merosas representaciones del porvenir; de del cual se mueve el género humano, libre donde resulta que, como por gracia de la de torpes o humillantes esclavitudes.
Providencia, todos por igual practicamos «No hay figura. dice el insigne don Juan aquella deliciosa Filosofia que porie la dulce Montalvo. que no sea un recuerdo o un promesa de sus espejismos a cada jornada conjunto de recuerdos; de muchas reminisde nuestro viaje. Es la Filosofía de la ima cencias la imaginación pergeña un cuadro ginación. la loca de la casa. si no tan hermoso y nuevo. Sólo que el filósofo, secertera en sus adivinaciones y pronósticos gún el común sentir, trae sus reminiscencomo la ciencia de los primeros principios, cias de arriba, y esto lo acondiciona para más generosa en cuanto aúna las posibili pergeñar esos idearios, a veces sublimes, dades de la vida a los anhelos del corazón. que son como revelaciones en sus oidos ¿Pero es acaso que la imaginación ha benévolamente musitadas por el propio Creapermanecido extraña a las funciones de la dor. Habremos de reconocer, por consifacultad filosófica? No es de necesidad haguiente, en honor suyo, que los filósofos ber cultivado profesionalmente la Filosofía dan empleo muy elevado a sus poderosas para poder contestar a la interrogante: dé facultades imaginativas, y si esto tiene vamonos a recorrer con la memoria las plazas lor extraordinario en cuanto abre a nuestra y aledaños de Atenas, la diminuta ciudad avidez los paraísos de las tierras soñadas de Pericles; oigamos ahora a sus filósofos: en horas de angustia, no lo tiene menos la muchedumbre escucha en silencio que como mago a cuyo conjuro el arte acude a más bien parece deliquio: es que la armo poner sus tesoros más preciados a merced nía de la lengua ática ha cautivado su alma del pensamiento ansioso de noble atavío.
toda; pero es también que el entendimiento. Tal vez aparezca dudoso para algunos de los oyentes ha sido transportado por la que la Filosofía, faeña de lógica, necesite sutil retórica de los filósofos a las regiones el apoyo de la imaginación o que el filóen que la imaginación fantasea las más ausofo, para cumplir propiamente con su ofidaces, las más hermosas, pero también las cio, deba poseer en buena medida esa más fantásticas explicaciones a los miste preciosa facultad; un intento para hacer desrios más imperativos del mundo y de la aparecer esa duda estaria aquí fuera de vida. Pueblo dotado de vivaz imaginación, sitio; pero permitidme, señores, que traiga en la imaginación debía encontrar la fuente a cuento ahora el caso de Moisés Vincenzi, de sus poéticas ideaciones filosóficas.
el joven filósofo en cuyo honor se celebra El progreso de la ciencia ha aportado a esta interesante velada. Vincenzi es el único la vieja Filosofia el apoyo de los métodos intelectual que entre nosotros ha cultivado experimentales, los cuales excluyen, al pa la Filosofia a conciencia. profesionalmente, recer, los fantaseos de «la loca de la casa. diríamos, si por el empleo de esta palabra pero al retorno predominante de la imagino se llegase a entender lo que no hemos nación ha dado lugar un recrudecimiento pensado decir o, sea, que con el ejercicio de la suspicacia mística, agente curioso e de la Filosofia, como profesión, se gane la inquisitivo y, como tal, interesado en escla subsistencia: Para agenciarse el necesario recer las relaciones que nos unen con el sustento, Vincenzi labora en el departamundo de aquí abajo y con el mundo de mento de educación pública, que no siempre allende la tumba, descargando así nuestro se cuida de remunerar con esplendidez a corazón de las angustiosas preocupaciones sus servidores; pero, bien hallado con moque nos infunde lo desconocido. Sin que desto vivir, exento de toda concupiscencia, en esto mismo se muestra cabal filósofo. Leida la noche del jueves del mes en curso, Lo publicado por Vincenzi abarca diveren el Teatro Nacional, en la velada que algunos escritores y artistas organizaron a beneficio del sesidad de motivos, en algunos de los cuales, dor Vincenzi, en proyecto de viaje a España. sin embargo, no encontraréis, al pronto, el lazo de relación que establece o define su congruencia con los aspectos de la Filosofía. La crítica es también género en que Vincenzi ha ejercitado brillantemente sus facultades de pensador, y es precisamente la crítica una actividad del espíritu que en mayor suma ha menester contingentes filosóficos para extraer sus juicios de la entraña en que ideas y arte ocultan su razón de ser a los ojos profanos.
En verdad, Vincenzi no ha compuesto libro que rigurosamente pueda presentarse como un estudio de Filosofía sistemática; después de todo, no siempre son los mismos filósofos los que exponen sus ideas en libros o. textos al modo didáctico. No escribió Montaigne, por ejemplo, ningún libro en que con rigor lógico dejase preceptuada ja teoría concerniente a una escuela filosófica; no fué, pues, un tratadista propiamente; con todo esto, las escépticas ideaciones, simplemente las escépticas ideaciones de los Ensayos hacen de Montaigne, en cuyo semblante se dibuja el rictus irónico del gran señor satisfecho, el filósofo del desencanto, frío, indiferente, elegante. No ha necesitado tampoco nuestro compatriota reducir su Filosofía a los formulismos de un reglamento: ella resbala dulcemente, como una agua lustral, desde todos los manantiales abiertos en su espíritu, sobre las quemaduras que en muestra epidermis ha dejado el fuego de las pasiones; porque este filósofo es eminentemente optimista; ved, si no, con qué efusivo entusiasmo aplica su palabra fervorosa a sugerir las actitudes que el pensamiento indohispano debe asumir para convertirse en una fuerza continental que del cerebro trascienda al músculo. En esto mismo podemos admirar el poder de su imaginación soñadora.
Existe, sin embargo, una obra de Vincenzi en que de modo singular se manifiesta la exuberancia desbordante de su imaginación: es la novela titulada Atlante, poema de fantasia a lo Pedro Benoit, que él mismo con toda exactitud ha calificado de «novela fantástica. Este «boceto de novela. asi también lo designa modestamente, es, por otra parte, testimonio magnífico de que Vincenzi discurre con fortuna envidiable en otros dominios del arte literario. En hecho de ejecución, Atlante se ajusta a los principios generales de la novelistica; técnicamente es, según esto, una novela bien acabada, y en este particular el mérito sube de punto si se considera que los personajes son seres alados y que el suceso referido ocurre en «una isla misteriosa e ignorada, cuya condición telurica tenía que ser diferente de ésta que nos rodea.
En el cuadro surgen, ya lo dije, repre.
sentaciones ennoblecidas por las alas del ángel y que en verdad no son sino simbolos de ideas; su constitución corpórea tiene todas las proporciones y todas las armonías de los efebos clásicos; pero entre estos seres, que aun no han podido sacudir de sus plantas el polvo de la tierra, se rine con ira por el triunfo del bien o del mal; sólo que entre tales paladines la lucha Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica