Kidnapping

54 REPERTORIO AMERICANO De Madero acá mudó la faz de los pocos pesos que el erario mexi Arguye imbecilidad el suponer que nuestra diplomacia con éxito tal, que cano dejará de percibir. qué valen nuestro franco abrazo de hermanos hoy nadie duda ya del desinterés de al lado de las inmensas ganancias de cosquillas de celos. al viejo. Tio México, digo, de su interés mera en el orden moral?
Samuel, que es serio y vive siemmente moral por estrechar su pecho Sólo así, hablando con hechos mag pre atareado en negocios más imporde guerrero, al pecho de poetisa, de nos, nuestra misión de fraternidad tantes.
Guatemala. Concluyó la conseja de dejará de ser literatura cursilona y Jamás (termina Vasconcelos) invilas intenciones conquistadoras, por falsete, en el festin diplomático, en taremos a Guatemala para federarse más que sea descarada la conquista la recepción oficial y en el dia de con nosotros: no tenemos nada que privada que aquí hacen la música, la rito patriótico. Demasiado nos hemos ofrecerle. Estas declaraciones habían comiedia y la poesía mexicanas; los mentido para llegar a comprender hecho falta. No que, nuestra actitud caballeros cultos que sustituyeron al que solamente la ingenuidad es ama fué, primero de raptor, en seguida, charro fanfarrón y todo lo demás que ble y que solamente la verdad edifica. de pretendiente; ahora, de primo que de México llega. todo, con excepGuatemala ha dado también un pide beşos. En vez de presentarnos ción del comercio, del libro la in paso en franco. Así como hubo tiem como deberemos ser, esto es, el herdustria aztecas, que siguen detenidos po en que México no aceptaba la mano robusto que enarca el brazo por la maldita aduana, como la adje amistad de El Salvador, si éste no diestro para que en él enganche el tivamos los socialistas.
despreciaba a Guatemala, ella a su suyo la hermanita que durante un Habrá, dice Vasconcelos, un go vez profesaba la superstición de que siglo, ocultó su afecto por el temor bierno audaz, que levante la aduana Norteamérica se ofendía, si externaba que le inspiraba nuestro rostro artiprohibitiva con Guatemala y deje en su cariño a México. De ahí, que la ficial de inaguantable perdonavidas.
su lugar el libre cambio por esa fron diplomacia fué antaño un embarazoso tera. añade: verifiquémoslo luego; guiñar y sonreír de pura coquetería FLAVIO GUILLÉN sin. esperar que Guatemala se ade cómica. Felizmente la comedia e filante, ni que siga nuestro ejemplo; nita. De El Imparcial, Guatemala. Cantos de fuerza He adquirido ya el valor de desafiar la tormenta; rema, rema marinero, y cuando te canses tiéndeme los remos: que es muy corta la vida y es muy ancha la mar.
El contraste de su blancura en medio de los descalabros de mis viejos, amores, me ha dado la dicha de saber perdonar.
El profundo misterio de mi vida me aterra, El fantasma del ideal se avecina y el mañana que tiene guardado el más allá. Ella no ha podido comprenderme cuando le he hablado de lo divina que sería su muerte. La canasta del pan está vacía, quedan en el florero muchas rosas muertas; la noche se va haciendo en todo, pero en mi alma surge una aurora!
Hace un cuarto de hora que una persona impertinente me saca a ratos de mi lectura; sin contestar una palabra asiento con la cabeza todo lo que se me dice; mientras mi vista se pasea una, dos, tres, cuatro veces sobre una misma línea.
Cierro el libro, y para mitigar mi disentimiento intimo e indagar sut causa, me miro hacia adentro.
Amar. Tiene algún objeto, amar?
Para qué ese apego a las cosas, si en la vida, nada es ni existe de todo lo que vemos y lo que palpamos en ella tampoco puede ser.
Hoy he notado algo diferente en todo lo que me rodea. Me tienes que hablar, dices, y me besas. Temes. Quieres probar mi voluntad?
Pues dime que todo lo que ha sido no ha sido; que no tendremos estrellas esta noche y el sol manana no volverá a salir, y verás como serenamente yo miro el cielo y contemplo el mar.
Una noche iluminó mi recinto un rayo de luz. la mañana siguiente me puse a indagar su procedencia.
Pero todavía estoy pensando si estaba yo despierto o si dormía.
Yo no sé lo que tengo en este corazón. veces me interrogo si está hecho de piedra.
Sin embargo, ayer y hoy. he secado mis lágrimas con su panuelito de lino perfumado de polvos de arroz.
La desgracia me ha ensenado quienes son mis amigos (que no llegan, quien sabe, si tal vez a ninguno)
Que amable es mi desgracia, que de noche me dice «no te fies de las soinbrass y a mi paso, de día, va diciendo. más luz. Nada?
Cada vez que la interrogo responde mi conciencia: unda.
Sin embargo, he aprovechado esa amarga lección filosófica y a su costa he aprendido: que también en las cumbres se recogen espinas y también a los albos plumajes mancillan los rayos del sol. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica