Elías Jiménez Rojas

136 REPERTORIO AMERICANO Sarmiento, escritor. discurso a esta fecha conocido de toda gente culta, el Presidente de la confederación norteamericana, Mr.
Calvin Coolidge, inscribe al argentino Sarmiento entre varios hombres de letras pertenecientes a la América Latina. Según vemos en número reciente de La Tribuna, tal clasificación le ha chocado no poco a mi respetado amigo don Elías Jiménez Rojas y aun parecen chocarle más estas palabras de un anglo americano, que el Presidente Coolidge inserta como propias en el citado discurso. Con excepción de Emerson, es dudoso que ninguno de los paladines de nuestra edad de oro literaria sea superior a Sarmiento. Esto se le puede pasar a un Coolidge, a quien probablemente, lo que yo aventuro de mío, se le alcanza poco en achaque de letras españolas; pero lo que saca de quicio a nuestro eminente conterráneo es «oir a un distinguido representante de España hablar, en el Diario de Costa Rica, de la lengua de Mio Cid, Don Quijote Bolívar y Sarmiento. Su tesis es que Sarmiento. el indómito hijo de la pampa, encarnizado enemigo de las humanidades. no es un hombre de letras. Es bien conocida la agria actitud de Sarmiento en este particular; pero, como para que de ello no quede sombra de duda, el señor Jiménez Rojas pone al desnudo la aspereza de esa prevención al reproducir un trozo en que el escritor argentino arremete sin piedad contra don Andrés Bello, a quien, según dice, condenaria al ostracismo sólo por ser un gran literato. Incúlpalo duramente por haberles dado a gustar a los jóvenes «las exterioridades del pensamiento y de las formas, con menoscabo de las ideas y de la verdadera ilustración. Por esos tiempos se concedía importancia singular en nuestras sociedades al juego artificioso de la retórica; los estudios no se extendían muy mucho fuera del trivium clásico, en que la gramática y la retórica se regodean con la posesión de señorio que ningún otro ramo del saber les disputa.
Bello era un representante singularmente caracterizado de esa cultura, que, después de todo, no podía ser otra, porque era la que correspondía al momento caótico de una sociedad apenas en formación. En esa edad histórica, que es la edad de la adolescencia en los pueblos, prima la imaginación sobre las otras facultades: explícase de este modo el prurito de las sociedades noveles en cultivar las artes ligeras de la fantasía; al cabo, por entre los cármenes amenos de las letras han entrado siempre las civilizaciones en todos los paises; natural era, por consiguiente, que, como fór.
mula elemental de cultura, el gay saber preponderara en aquel periodo embrionario de la civilización chilena. Sarmiento parecía rebelarse, por lo visto, contra un orden intelectual que en aquel momento histórico tenia su razón de ser. Hay que pensar, şin embargo, en el temperamento y en la ideo logia del gran argentino.
las Humanidades Modernas, según se dijo después, o, más propiamente, entre aquellos que a las lenguas clásicas otorgan mi distinguido amigo el señor don ATILIO BARILARI. Ministro prioridad en los planes de estude la República Argentina.
dio y los que a las lenguas de a. uso corriente y a las ciencias asignan el lugar de honor otrora ocupado por el latín y el griego.
Vislumbrábase apenas la disputa y ya Sarmiento ocupaba en ella un extremo; el otro estaba ocupado por aquellos que en el estudio del latín contemplan la clave de todo saber; piensan estos tales que el estudio de las lenguas sabias capacita para alcanzar éxito satisfactorio en cuanto se emprende, así se trate de empeños en que no cabe la intervención de las letras. buen seguro que no desconocía Sarmiento el valor extraordinario de las lenguas sabias como agentes de cultura que ejercitan acción educadora sobre diferentes órganos espirituales; lo que no podía admitir era esa supuesta y fantasiosa virtualidad que, según todavía pretenden algunos, suple los efectos de disciplinas con las cuales el estudio del latín y del griego no tiene la más insignificante relación. Carecia el gran argentino de la pachorra necesaria para seguir paso a paso el lento curso de las evoluciones naturales; el aspiraba a incorporar la civilización en su país por un simple acto de conquista, y; en esta disposición de ánimo, natural era que echara la corriente impetuosa de sus preferencias hacia estudios por virtud de los cuales el hombre resulta capacitado para hacer en corto tiempo obra por paciente trabajo antes realizada en el trascurso de luengos años. Esto seguramente lo hacía ver en el Sarmiento fué hombre de una inteligencia estudio de las humanidades un pasatiempo impetuosa y desordenada, que nunca conoció que inutilizaba. facultades susceptibles de la disciplina del estudio metódico. Sarmiento hacer labor provechosa en dedicándose a se había forjado un plan de cultura que no menesteres más prácticos. Su hostilidad solamente había de hacer las necesarias adap. contra las humanidades tiene en esto una taciones de otros países al medio criollo, explicación. Sarmiento estadió el latín en sino que había de propender, mayormente, sus mocedades; consta el dato en Recuera echar por cauces de civilización las fuerdos de provincia; indigencia de tal conocizas desatadas, signos, sin embargo, de sana miento no pudo haber engendrado, por energía, en que, a raíz de la independencia, consiguiente, la fiera ojeriza que manifestaba contra tan noble estudio; menos podía hubo de descomponerse la vieja colonia.
Sarmiento se sentia vivamente aguijoneado haber engendrado ese prurito de hostilidad por esa noble impaciencia que lo impulsaba en quien, como él, poseía, de propio fuero, a combatir, con ruda exaltación, en ocasiovirtud para discernir y apreciar justamente nes, con elocuencia, a toda hora, por incor las bellezas de todo género en que rebosa porar en el régimen político de su patria la lengua del Lacio. La ideologia de Sarlos progesos de que toda nación culta se miento en lo que respecta a educación; de gloría. Anticiparse a los tiempos era para que hizo órgano, el más apropiado, sin duda, él una obsesión, que sintetizaba en esta para hacer vivir sus grandiosos planes de expresiva fórmula. Hay que actualizar el cultura, ofrece también asidero a la idea de aversión en el observada contra las porvenir. Sarmiento entendia que el cultivo de las humanidades constituía un entretehumanidades.
nimiento ocioso para la juventud hispanoAunque no lo enuncie de modo concreto, americana de entonces, la que, a su parecer, bien fácilmente se deja ver, al trasluz de debia entregarse, por consiguiente, a ejerci. consideraciones nada dudosas, que de colecios intelectuales menos platónicos o, sea, gio organizado por el quedaria necesariamás propicios a la realización de los progremente excluido el estudio de las humanidades.
sos sobre los cuales asienta hoy sus construcCon la ideologia avanzada y premiosa de ciones la vida civilizada. Era ese en cierto Sarmiento sólo podia conciliarse una orgamodo el prodromo de la disputa que pronto nización docente en que la juventud enconsurgiria entre las Humanidades Clásicas y (Pasa a la página 138. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica