REPERTORIO AMERICANO 93 En el décimo aniversario de la muerte de Rubén Darío Sr. García Monge.
su importancia la casualidad de que sidad literaria y cabría agregar su San José.
las dos ancianas, entonces mozas, descubrimiento a la deuda que las hubieran estado en la velada donde letras centroamericanas tienen conMuy estimado: se recitó y hubieran presenciado el tralda con la señora Isabel. Dario, y Tengo el gusto de enviarle una triunfo de los dos bardos amigos. En por más de un motivo en cuanto a poesía escrita en 1882 por Román el álbum la poesía está impresa, se Rubén.
Mayorga Rivas y Rubén Darío. me dijo; pero el afán de conservar La reciente desaparición de MaObtuve copia del Diálogo gracias. la copia con cierta explicable avari yorga Rivas y el cumplir en estos a la amabilidad de doña Isabel viuda cia, como el hecho de que la pieza mismos días, el de febrero, diez de Williams, antes Isabel Darío, en no sea encontrable en las obras de años de muerto Dario, le agrega cantadora viejecita cuya amistad me Dario, le da cierto prestigio que me nuevo encanto al poema; y, ya que es altamente honrosa y de quien me hace entregarla a Ud. para que la el destino hundió en la sombra a los prometo escribir pronto una página conozcan los admiradores de Dario dos poetas, conviene reproducir la para recordar algunos detalles de la y, para que si se encuentra en las otra poesía que me permito adjunjuventud del querido Rubén. La copia obras de Mayorga Riyas no las he tarle, en la que por cierto se habla que me sirvió para tomar el Diálogo, tenido a mano se pueda hacer la de una trinidad de ilustres, los tres manuscrita, fué hecha en León de debida comparación por si hay algo ya idos para siempre.
Nicaragua, y tomada de un álbum de que enmendar. pues yo tengo mis Soy del Sr. Garcia Monge afectifamilia, que pertenece a una señora dudas, ya que es posible que en simo amigo, pariente lejana de Darío. Doña Isabel tantos traslados manuscritos se haya ia obtuvo haciendo valer su paren alterado el texto. Caso de que la SALVADOR UMAÑA.
tesco con Rubén y para ser conser poesía no haya sido recogida antes Escuela Normal de Costa vada en la intimidad; también tuvo de ahora, sería una verdadera curioRica. Heredia.
Diálogo Escrito por Román Mayorga Rivas y Rubén Dario. recitado por sus Autores en la velada lirico literaria de la Academia La Juventud, León de Nicaragua, 15 de setiembre de 1882.
RUBÉN. Román, nuestros corazones ven de amor distintos lampos.
ROMÁN. Si tú el amor de los campos, yo el amor de los salones!
Es cierto que en el retiro de alguna selva callada goza el alma enamorada en exhalar un suspiro; pero en medio de la fiesta y al compás de alegre danza, se ve brillar la esperanza en una noche como ésta.
ROMÁN. No he de huir de la ciudad, porque también aquí habita aquella diosa bendita que llaman felicidad.
Aqui en fervientes excesos, en la inquietud se hallan calmas, y se confunden las almas con el calor de los besos.
Al fulgor de las bujías y al brillar de los espejos, se ven lucir, a lo lejos, misteriosas simpatias; y al acorde de los pianos las almas todas se engrien, mientras los labios sonrien y arrancan notas las manos.
Aquí en dulce devaneo a la belleza admiramos y estáticos contemplamos a una Julieta, a un Romeo; y en vagarosa ansiedad vivimos aquí sonriendo con la música, el estruendo de la ruidosa ciudad.
poblada su fantasia con mil sueños sonrosados.
Están sin penas ni agravios, entre timidos sonrojos, con la ternura en los ojos y la sonrisa en los labios.
En cada hoja que se mueve y del viento en cada giro, y en cada tenue suspiro del agua ondulante y leve creen oir blando rumor, misterioso, indefinido, que les murmura al oído todo un poema de amor.
ROMÁN. Amor? Amor tú verás traducido en cada nota que el arpa temblando brota con armonioso compás; su magia tú sentirás cuando en el baile, Rubén, recline en tu hombro la sien una mujer, indecisa, mostrándote en su sonrisa la poesía del Edén. Amor. Cuando en confusion de luces, ecos y flores, con sus prismas dan colores las arañas del salón, cuando la imaginación se confunde y se recrea al ver la gasa que ondea con abandono prendida, al ver la alfombra mullida y el pebetero que humea. RUBÉN. Concedo que en el salón.
el alma también suspire, y allí es propio que delire con locura el corazón; mas tú no me negarás lo que mi labio asegura: el salón, fuego y locura; el campo, contento y paz.
Aqui en suma plenitud el bardo goza y se inquieta, y allí el alma del poeta vive en plácida quietud.
RUBÉN. Pero el amor resplandece con un fulgor más sublime bajo el ramaje que gime de un naranjo que florece.
Pasan corriendo las horas apacibles y serenas, cual corren en las arenas las linfas murmuradoras.
Allá los enamorados viven en dulce alegria. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica