REPERTORIO AMERICANO La magia de Liszt pájaros del parque vuelan hasta sus antenas y alli posados improvisan vivas escalas de trinos, que nos hacen pensar en dulces mensajes de armonía. Repentinamente, por algún golpe de viento, estos pájaros obs.
curos tienden el vuelo en largos zig zags, y nos dan la impresión de alados pensamientos lanzados hacia tierras desconocidas, Yo, admiro a estas dos torres frágiles que son como dos hermanas gemelas, como dos centinelas que se alzan sobre la ciudad, como dos faros que nos ponen en contacto con los hombres de otras tierras y nos traen noticias de otros mundos, y más las admiro porque imagino que tienen cierta superioridad sobre algunas almas herméticas y egoistas, que poseedoras de ideas y conocimientos útiles a la humanidad, guardan un silencio menguado que las hace despreciables.
Estas dos torres, al menos, son trasmisoras de pensamientos fraternales sobre el haz de la tierra. Si pudiéramos infundirles un soplo anímico, diríamos de ellas que tienen un espíritu apostólico, capaz de enlazar dos corazones al través del espacio.
BLANCA MILANES San José, Costa Rica, Junio de 1926 EL ESTUDIO Ay una obra de Beethoven, conocida con Con mucho gusto respondió LisztH el nombre de sonata en do sostenido pero apaguen totalmente la luz y tapen la menor, cuyo adagio es una de esas poe lumbre; que sea completa la obscuridad.
sias que el lenguaje humano no sabe cómo Entonces, en medio de aquellas tinieblas, designar. Sus medios de acción son bien tras un instante de recogimiento, la noble sencillos: la mano izquierda despliega sua elegia, la misma que en otro tiempo había vemente amplios acordes de carácter triste desfigurado de tan extraña manera, elevoy solemne y cuya duración permite a las se en toda su simplicidad sublime; no se vibraciones del piano extinguirse gradual anadió una sola nota ni un solo acento a mente sobre cada uno de ellos; arriba, los los acentos y notas del autor. Era aquello dedos inferiores de la mano derecha eje la sombra de Beethoven evocada por el cutan en arpegios un esbozo de acompaña virtuoso y cuya gran voz oíamos. Todos miento obstinado cuya forma casi no varía temblábamos en silencio, y después del uldesde el primero hasta el último compás, timo acorde seguimos callados. llorábamos.
en tanto que los demás dedos dejan oir como una lamentación, eflorescencia meló H. BERLIOZ.
dica de la sombria armonía. Un dia, treinta años ha, Liszt, que ejecutaba este adagio La música es el corazón de la vida. Por ante una pequeña reunión, de la que yo ella habla el amor; sin ella no hay bien posible, y con ella todo es bello. Liszt.
formaba parte, tuvo a bien desnaturalizarla, siguiendo la costumbre que había adopLa música habla la lengua más universal; tado para hacerse aplaudir del público ele gracias a ella se siente el alma libre y gante: en vez de esas largas suspensiones exitada de un modo indecible;. con ella se de los bajos, en vez de la severa uniforsiente siempre el alma como en su patria. midad de ritmo y de movimiento de que SCHUMANN.
acabo de hablar, intercaló vibraciones, tré. Las notas tienen un sentido por lo menos molos, avivó y. refrenó el compás, turbando tan determinado como las palabras aunque asi por acentos apasionados la calma de éstas no sean capaces de traducirlo. MENaquella tristeza y haciendo rugir el trueno DELSSHON.
en el cielo sin nubes que sólo fué ensom Estoy triste! para establecer entre nobrecido por la puesta del sol. Padeci cruel sotros una comunicación simpática deseo mente, lo confieso, más de cuanto nunca he que mañana a las once de la noche, toque padecido al oír a nuestras desdichadas can usted el Momento musical de Schubert; yo tantes bordar la gran aria de Freyschutz; tocaré a igual hora la misma pieza y penporque a esta tortura añadiase el disgusto saré en usted.
de ver a semejante artista caer en una re Si usted no hace lo que le digo, mañana lajación en que geneneralmente no caen habrá un corazón dolorosamente herido; sino las medianías. Pero ¿qué se podía ha ese corazón será el mío. SCHUMANN.
cer? la sazón era Liszt como los niños que, sin quejarse, se levantan por si solos (Envio de de una caída que fingimos no ver y que.
gritan si se les tiende la mano. Se ha levantado arrogantemente; por eso, años des Las torres del inalámbrico pués, ya no era el quien corría en pos del éxito, sino que éste le perseguía sin aliento: esta noche del trópico, tibia y fragante, habíanse trocado los papeles. Volvamos a la sonata. Ultimamente, uno de esos hom a Sur nos da una grata sensación de biebres de corazón y talento que tanto gusta nestar que hace que sintamos la vida sea los artistas encontrar, reunió a varios dante y amable.
amigos, a mí entre ellos. Llegó Liszt por Después de mirar largo rato las constelala noche, y viendo que se había entablado ciones rutilantes del Sur, volvemos la vista una discusión acerca de una pieza de Wé hacia las torres de un inalámbrico que se ber que el público, ora por lo mediocre de destacan contra el cielo cual una aguafuerte, la ejecución, ora por alguna otra causa, ha y su complicada armazón 110s hace figurar bía recibido tristemente en un concierto re una construcción hecha de encajes por las ciente, sentóse al piano para responder a sabias manos de alguna hada milagrosa. su manera a los antagonistas de Weber. El ratos, al pasar por detrás alguna caprichosa argumento fué convincente, y hubo que re nube viajadora, parece que oscilaran con conocer que no se había comprendido una cierto leve balanceo, con un ritmo que se obra genial. Al terminar Liszt, la lámpara acuerda con el de los luceros cintilantes.
que iluminaba el aposento pareció próxima las veces, estas frágiles torres son como a apagarse: uno de nosotros fué a reavi dos pescadoras de estrellas en noche varla.
ilimite. Las ideas de los hombres que ellas Déjela le dije esta semiobscuridad trasmiten, irán más allá, más allá de las reno perjudicará nada si quiere ejecutar el giones siderales?
adagio en do sostenido menor de Beethoven. En las mañanas claras y radiantes, los Revista mensual. Organo de la Sociedad de Estudios de Psicología Experimental.
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